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Jeepers Creepers: la reencarnación del demonio

Si usted pensaba de Halloween: La noche final era la peor película de terror del año, es que todavía no ha visto la nueva entrega de Jeepers Creepers

Timo Vuorensola 

/ Sydney Craven, Imran Adams, Jarreau Benjamin

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Cineplex

Jeepers Creepers fue una efectiva cinta de terror estrenada en el 2001, que contó con la producción ejecutiva de Francis Ford Coppola, la actuación de Justin Long (quien ahora volvió a sus raíces con la estupenda Bárbaro) y la dirección de Victor Salva, un autor talentoso, pero marcado (fue acusado y sentenciado por cargos de pedofilia).

Salva llegaría a dirigir dos entregas más de Jeepers Creepers. La segunda, estrenada en el 2003, llega a acercarse mucho a la atmósfera macabra y salvaje de la cinta original. La tercera, estrenada en el 2017, es una intercuela (los eventos transcurren entre la parte 1 y 2) que, definitivamente, carece de la calidad y la energía de sus predecesoras.

Ahora, la historia acerca de un asesino sobrenatural conocido como The Creeper, que maneja un camión y al que le gusta perseguir, acosar y cazar a sus víctimas con saña, vuelve con una cuarta entrega, en la cual ya no se encuentra involucrado Salva, su polémico creador.

El director de la cuarta parte de Jeepers Creepers es el finlandés Timo Vuorensola, autor de Star Wreck, la muy poco graciosa trilogía que parodia a Viaje a las estrellas, y de Iron Sky, las dos terribles cintas de culto sobre un grupo de Nazis que viaja a la Luna y que se dispone a conquistar la Tierra.

Conocer ese curriculum vitae ya debe preparar al espectador para lo que se avecina. En este reboot con pretensiones de secuela, una pareja conformada por Laine (encarnada por la campeona de Taekwondo y actriz Sydney Craven) y Chase (un pésimo Imran Aadms), viajan por iniciativa del último, a una convención de amantes del terror.

¿Adivinen qué? The Creeper está vivo y va a perseguir a la pareja. Y en el camino vamos a ser testigos de diálogos imbéciles, secuencias que nos recuerdan más a Scooby-Doo que a las películas de Salva y un pésimo trabajo de maquillaje y efectos especiales.

¿Cómo fue que esta franquicia se degeneró tanto? ¡Por Dios! ¡Su productor fue el director de El Padrino!Aquí está la respuesta: Los estudios Myriad, encargados de la trilogía original, demandaron a Infinity Films Holdings, una de las compañías encargadas de este bodrio, acusándolos de producir la cinta sin el conocimiento de los dueños de los derechos, vendiendo los derechos de distribución a Screen Media Films de una manera ilegal y clandestina. Por lo tanto, esta cinta bien puede considerarse como una versión no oficial de la saga.

Lo único más o menos original en Jeepers Creepers: La reencarnación del demonio es la canción que le da título a las películas y que debutó en el musical de 1938 Going Places, siendo un éxito en la voz de Louis Armstrong (aunque aquí no se escucha la versión de Satchmo). Ojalá que el verdadero Creeper salga de su exilio y le de una verdadera lección a estos usurpadores.

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