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Free Chol Soo Lee

Un joven coreano es condenado en Estados Unidos por un crimen que no cometió. Esta es su historia

Julie Ha, Eugene Yi 

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de MUBI

En 1979 se publicó un sencillo llamado The Ballad of Chol Soo Lee que narra la historia de un joven inmigrante coreano que en 1973 fue arrestado por un crimen que no cometió. Yip Yee Tak, el líder de una banda de mafiosos radicada en Chinatown fue abaleado en plena calle y Chol Soo Lee fue condenado a cadena perpetua por el asesinato. Pero eso no es todo. Mientras el joven estaba en prisión, fue sentenciado a pena de muerte por asesinar a Morrison Needham, otro prisionero que pertenecía a una pandilla neo-nazi. 

El reportero K.W. Lee, también de origen coreano, encontró muchas inconsistencias en el caso (la principal fue que Chol Soo Lee fue identificado por las autoridades como un individuo de origen chino y no coreano) y publicó un artículo denunciando la injusticia cometida con el joven, lo que llevó a la formación del Free Chol Soo Lee Defense Committee, la cual generó todo un movimiento social en contra del racismo inherente al sistema policiaco y judicial de los Estados Unidos.

En 1989, una película llamada True Believer, protagonizada por James Woods, Robert Downey Jr. y Yuji Okumoto (Cobra Kai), se basó libremente en el caso de Chol Soo Lee y nos mostró a un abogado blanco y a su aprendiz, salvando a un joven oriental de una condena injusta.

Ahora, los directores Julie Ha y Eugene Yi, nos cuentan la verdadera historia, sin ocultar los aspectos oscuros de la misma. Para ello, el documental Free Chol Soo Lee (que se presenta en la plataforma MUBI), utiliza imágenes de archivo y los testimonios verbales de su protagonista (con la voz de Sebastian Yoon), quien desde los veinte años de edad alcanzó a servir diez años en prisión por un crimen que no cometió, cuatro de ellos esperando ser ejecutado.

El trabajo de Ha y Yi nos muestra a un joven apuesto y carismático que nunca logró entender cuál era el sentido de su vida y su lugar en el mundo. Fue el producto de una violación, recogía basura cuando niño en su nativa Corea, era maltratado y despreciado por su madre, fue recluido en un reformatorio y por jugar con un revólver, fue confundido con un sicario de origen chino y encarcelado. Y en prisión, mató a un hombre mientras intentaba defenderse.

No todo fue una tragedia para Chol Soo Lee. El documental también nos muestra como él se convirtió en un símbolo de la injusticia y sería liberado gracias al apoyo del periodista K.W. Lee, del abogado Tony Serra e inclusive de su madre. Pero luego de salir de prisión, nunca supo cómo adaptarse, se convirtió en drogadicto y terminó sufriendo de graves quemaduras mientras cometía un delito, quedando con un rostro deformado. Finalmente murió en el 2014 a los sesenta y dos años de edad, olvidado y en la ruina.

Los existencialistas como Martin Heidegger, Jean Paul Sartre y Albert Camus nos hablaban de cómo somos arrojados al mundo en circunstancias azarosas, lo que hace que la vida, en últimas, sea un absurdo. La respuesta al absurdo bien puede ser el compromiso ante la vida misma. Pero este documental, más allá de registrar la historia de vida de un individuo y su importancia para los movimientos sociales en contra del racismo en Norteamérica, nos muestra la historia de una persona con mala suerte, como muchas que han vivido, viven y vivirán en este mundo tan absurdo como la vida misma.

Chol Soo Lee era una persona como cualquiera de nosotros, con sus defectos y sus cualidades. Como todos nosotros, quería ser amado, tener una vida digna y gozar de su libertad. Pero sucumbió a las terribles circunstancias de su vida, marcadas por la soledad, la incomunicación, el maltrato, el racismo, la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades. En esta historia profundamente triste, los espectadores llegaremos a la conclusión de que es muy fácil convertirnos en un nuevo Chol Soo Lee. Todo depende del azar y las malas decisiones.    

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