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Fito Páez: Obscenamente libre

Fito Páez sigue revolucionando vidas

Por  ROLLING STONE

marzo 13, 2021

Óscar Villanueva

EXTRAÍDO DE RS179, MAYO 2018

“Las personas somos una mezcla de nuestro genoma y la cultura: del amor que te han dado, la comida que has probado, el lugar en donde naciste, la coyuntura y las cosas que traes en la sangre”, explicó Fito Páez con convicción. El cantante argentino recuerda como si fuera hoy dos hechos determinantes en su vida: el concierto de Charly García, el 7 de agosto de 1976 en el Teatro Astengo y dos semanas después, el show de Luis Alberto Spinetta. “Me acuerdo que salí diciendo: ¡Quiero ser músico! Lo mío es generar esa energía, quiero intentar crear eso y acercarme a ese sentimiento que despierta esta persona en mí”. Ahí comenzó todo.

Para Fito en su recorrido hubo una entremezcla de varios elementos: deseo, suerte y voluntad. “Primero el deseo animal que tiene cualquier adolescente de salir a gritar que está vivo”, expresó el músico, “después comienza la búsqueda profunda del lenguaje musical, que es un océano infinito, que al día de hoy no terminé ni siquiera de llegar a la orilla”. Con el deseo de hacerlo y oportunidades, Páez ha logrado una trayectoria de más de tres décadas que suma 23 álbumes de estudio, “si tenés esas tres cosas, te diría que el camino está marcado y aseguras casi una felicidad”.

Hay tres pilares fundamentales en la forma de hacer música del argentino: el instante, el paso del tiempo y la pasión. La inspiración viene de todo, para él, los artistas tienen una antena para captar lo que está sucediendo a su alrededor, “hay que encontrar la sensualidad y la pasión de ese momento, si no, es un problema. Los conciertos son momentos en los que se da esta celebración y hay que entregar todo allí”, manifestó el compositor antes de ejemplificar con la presentación que dio en el Festival Vive Latino de este año en la Ciudad de México, “fue un show muy rabioso, ¡ameritaba la situación!”.

A pesar de que el artista cree que es importante estar conscientes de nuestra propia finitud y de vivir cada instante apasionadamente, también cree que es esencial arriesgar y tomar todas las oportunidades. “Hay una historia hermosa”, narró el cantante, “me acuerdo que en 1998 grabamos una música con una métrica diabólica. Yo no tenía nada, sólo partecitas de música”. Pasaron años y en un viaje en una montaña a la que fueron a hacer un disco apostaron a que algo se les iba a ocurrir. En el medio de esa vivencia de no saber que iba a pasar aparece un álbum que se llama Confiá. “La letra surge en el intento de ir a un lugar y confiar de que las cosas iban a suceder. Ese texto necesitó atravesar una experiencia específica para tener forma dentro de una música compuesta hace 10 años. Es el vínculo de lo que vos hacés con el paso del tiempo y cómo las cosas que uno piensa que no pueden estar en escena en este momento, en el futuro van a cumplir un papel central”.

Fito Páez relató otra anécdota más actual para demostrar que las cosas no hay que darlas por sentado. En este caso la historia involucra La ciudad liberada, su más reciente disco. Ya tenían el álbum mezclado y la banda estaba satisfecha con el resultado, pero a él le pareció que le faltaba algo. “Todos se voltearon enojados a verme, tragaron saliva y les dije: ‘Abrí la batería, poné el ambiente y volvemos a mezclar’, y apareció otro álbum. Fueron 21 días más, ¡pero tuvimos este disco y al final me dieron la razón!”, dijo entre risas.

La música ecléctica de Páez viene de la rigurosidad al momento de producirla, pero también de la inspiración. “El caos es muy estimulante”, aseveró el músico, “tenés que concentrarte sobre el hueso, encontrar aquello que no sabés de qué se trata pero que cuando lo encontrás, es extraordinario y tenés que transmitirlo. Sentís un deseo”, testificó el argentino, “plasmar algo siempre es sensual, es hermoso, por más que estés contando una tragedia. Como la Ciudad de pobres corazones, que sale después de que es asesinada mi familia. Hacer el álbum fue alucinante, porque yo tenía que conectarme con un mundo muy oscuro y tenía que sacar belleza de ahí”.

“Islamabad” es un tema de su más reciente disco en el que también converge el caos: como la guerra siria, la matanza en Argelia y los desaparecidos argentinos. Es una denuncia y un grito triunfal que expresa que lo más fuerte es lo que vive en tu corazón. “Si es el conservadurismo o si es la búsqueda de la libertad total y anárquica, va a ser feroz esa lucha”, explicó Fito, “la canción trata de que hay un intento de comprender que el diferente, el otro, tiene su forma y eso no lo vas a cambiar”.

Las particularidades de Fito Páez son inamovibles. Cree que la globalización está aplanando las especificidades, que para él son todo: “Son tu manera de mirar, cantar, ser… hay que defender quien uno es con uñas y dientes. Lo que quiere el mundo es que tú seas un numerito nada más, venderte veneno y transformarte en una persona horrible”.

Por eso en su más reciente álbum se describe con muchas especificidades: hijo, comediante, amante, padre, hombre, trans, pareja, ateo y judío, entre muchos otros. Fito Páez, quien en la portada de La ciudad liberada aparece con cuerpo de mujer, expresó que las mujeres en Occidente están generando una revolución impresionante. “¡Bienvenidas y bienvenidos sean! Cualquier persona que peleé por un derecho que considere que le pertenece, yo voy a estar ahí para apoyarlo, ¡porque los artistas nos dedicamos a buscar la libertad! Estás con cualquiera que quiera liberarse [risas] ¡esa es nuestra condición! He tenido la suerte y la voluntad de poder decir que soy obscenamente libre y corroborarlo con mi vida”. La libertad le permite crear el poder que tiene su música, aunque no cree que con ella puede transformar al planeta.  “A veces vienen ciertos jóvenes progresistas a intentar contarme cómo hay que cambiar el mundo. En ese momento pienso en Charly García, como él esa noche en ese concierto en esa ciudad de Rosario en el medio de una dictadura, liberó a un pibe que vivía a cinco cuadras del teatro: le abrió la cabeza y el corazón. Creo que la música y el arte pueden ayudar a liberar aunque sea a una persona y así revolucionar una vida”, concluyó Fito Páez.

Escucha La ciudad liberada:

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