No cabe duda de que Fatih Akin es uno de los directores más interesantes del cine contemporáneo. Este autor alemán de ascendencia turca siempre ha hecho películas muy personales, y su intenso compromiso es más que evidente en sus obras. Akin debutó en el año 1998 con Kurz und schmerzlos, una cinta inspirada en Mean Streets de Martin Scorsese, y que explora el bajo mundo y la cultura marginal de la juventud en Alemania.
Luego llegaría En julio, una particular road movie protagonizada por Moritz Bleibtreu (Corre Lola corre, El experimento), un constante colaborador de Akin, que se estrenó en el 2000. Pero la película que lo daría a conocer en el escenario internacional es la desgarradora Contra la pared, la ganadora del Oso de Oro en la Berlinale que cuenta la historia de dos personajes descontentos con su propia cultura: un alemán alcohólico y una mujer turca cansada de las relaciones abusivas.
Cruzando el puente es un fascinante documental sobre la música popular de Estambul y su interacción con occidente; y Al otro lado es un melancólico estudio sobre la muerte, protagonizado por un anciano turco y una prostituta, que explora la difícil situación de los inmigrantes en Alemania. Por su parte, Soul Kitchen, es una de sus mejores y más reconocidas obras, así como una deliciosa comedia colmada de música y comida, acerca de un pintoresco restaurante, basada en las experiencias personales de su director como cliente habitual.
Akin aborda por primera vez en la historia del cine al genocidio armenio y sus repercusiones, en la controversial El padre; mientras que Goodbye Berlin es un regreso a las road movies, protagonizada por dos jóvenes que se roban un auto para viajar a través de Alemania oriental.
En la penumbra nos muestra la mejor actuación en la carrera de Diane Kruger, encarnando a una mujer que debe encarar la trágica muerte de su esposo e hijo, en un acto terrorista llevado a cabo por neonazis; y en El monstruo de St. Pauli, la película más oscura y brutal de su filmografía, se aproxima al infame asesino de mujeres Fritz Honka.
El director regresa al campo del musical con su nueva cinta Oro puro, inspirada en la vida y obra del rapero Giwar Hajabi, mejor conocido como Xatar y encarnado por Emilio Sakaraya. Al respecto dice Akin: “Xatar y yo tenemos muchos amigos y conocidos en común, así que hemos estado en la órbita del otro durante mucho tiempo… Era cuestión de tiempo que nos conociéramos. Cuando finalmente lo hicimos, quise saber más sobre él. Así que leí su biografía. Mientras la leía, iba viendo el potencial de una película épica”.
Sobre la razón de escoger la vida de Xatar como el eje central de su nueva película, Akin responde: “La historia de su vida combina muchos géneros: película bélica, drama de inmigrantes, historia de madurez, película de gánsteres, película musical. Me gusta cuando las películas no se pueden encasillar. Empieza la película y piensas: “¡Oh, es este tipo de película!”. Y al final aterrizas en un lugar totalmente diferente. Me gusta cuando las películas son desafiantes… La historia también tiene que funcionar para un público que no sepa nada de Xatar, o al que le importe una mierda el hip-hop alemán. La película está pensada para sostenerse por sí misma, sin saber en qué se basa. Al mismo tiempo, no quiero alienar a sus fans. Ese es el quid, el reto, el enfoque narrativo”.
Xatar nació en Irán, fue víctima del régimen de Saddam Hussein y estuvo retenido en una prisión en Bagdag, y a mediados de los 80 llegó con su familia a Alemania. Allí vivió toda suerte de tropiezos l involucrarse en el bajo mundo, llegando a ser partícipe del robo a un camión que transportaba oro avaluado en más de un millón y medio de euros. Eso lo llevaría nuevamente a prisión, y desde allí empezaría a consolidar su carrera como rapero y empresario musical.
Oro Puro cuenta la vida de Xatar y, al ser narrada por uno de los directores europeos más relevantes de la actualidad, se convierte en una película imperdible para esta temporada.
