De comer panchos en un tugurio de Once a decir “estoy re emocionado, soy un salchicha”, ante toda la industria de la música no pasó tanto tiempo para Facundo Yalve. Así puede definirse el recorrido de Evlay, que resumió con esa expresión su discurso luego de ser nombrado productor del año en los Premios Gardel por su trabajo en Oscuro éxtasis, el segundo disco de Wos.
Y ahora que sabe que se vienen entrevistas y notas que tratarán de explicar quién es, se ríe. “Ojalá siempre sea atrás de la mesa, que no me vea nadie”, le dice a Rolling Stone sentado en unas canchas de básquet en Villa Urquiza. “Pero también hay una cuestión de que son momentos artísticos, en unos tenés que frontear un poco más y en otros no, ahora que saco el disco me sirve aprovechar este momento, pero sé que es efímero, ahora tenes entrevistas pero otros años fueron años de mierda y no salís en ningún lado”.
Para Evlay, que reconoce su timidez pero también sabe que trabaja con artistas que están en el corazón de la industria, se trata de entender los ciclos. “2019 fue un añazo”, dice. Wos, Nicki Nicole, CA7RIEL y Paco Amoroso fueron algunos de los aritstas que sacaron material con su nombre en los créditos.
Evlay tiene un sello propio que se llama Caraza Records, tiene tatuado el 1824 en la frente, que es el código postal de Villa Caraza y dice que la mayor parte de su vida la vivió “del Riachuelo para allá”. El 1824, que también es el nombre de su primer EP, se convirtió en un guiño generacional para los nacidos allí. “Se lo vi a un amigo y cuando me contó el porqué, me fui a tatuármelo, de pronto en la calle te cruzás con gente que no conocés y también lo tienen tatuado, la escena skater lo adoptó. Caraza es Lanusfornia para nosotros”.
Allí hizo sus primeras armas en la música como sonidista de su padre, que organizaba eventos “para chupar birras con sus amigos”. Después se metió a tocar la guitarra y producir a las bandas de la iglesia evangélica a la que iba su padre. “Me enganché para jugar al fútbol con los pibes y ellos me dijeron que me sume a la banda”, cuenta Evlay. “Me acuerdo de que tenía una pedalera re barata con USB, y fue mi primera placa para demear ahí”. Al tiempo empezaron a caer sus amigos del barrio a su casa y los empezó a grabar también. En paralelo, tomaba clases de guitarra con Perlita, la profesora de guitarra del barrio que le recomendó su abuela. “Me enseñaba mucho folclore, cuando me empecé a ir para el lado de la disto cambié de profesor”, se ríe.
Entre los héroes locales 2 Minutos y los poshardcore A Day to Remember, Facundo Yalve empezó a desarrollar su gusto y formar sus bandas. Tuvo una que se llamó Sentencia Previa, “la más punky”, y Arcos y Flechas, “más ambient instrumental”. Pero el quiebre definitivo vino otra vez estando cerca de su padre. Se había anotado en Psicología en la Universidad Kennedy pero no se hallaba del todo. Un día, escuchando un disco producido por Quincey Jones le blanqueó a su papá: “Me re ceba esto de la producción”. La respuesta fue en consecuencia: “Averiguá a dónde podés estudiar eso y yo te ayudo”.
Ahí tuvo que amigarse con Capital. Se iba desde Lanús hasta Chacarita a estudiar en Tecson, así que al tiempo se mudó a Once con un amigo y consiguió trabajos en estudios como Romaphonic y 3Música. “Los primeros meses que trabajás en un estudio no te pagan, es como una regla que hay”, cuenta. “Así que mi amigo me ayudaba con el alquiler, vivíamos re tirados, no teníamos nada en casa y cenábamos panchos por el barrio todas las noches”.
Una noche de 2018, Facundo Yalve, que ya había adoptado Evlay como nombre artístico, fue a Club Severino, la fiesta que se realiza los lunes en la zona del Abasto. Como trabajaba de martes a domingo en 3Música (estudio que alberga a Lali Espósito, por ejemplo), ese era el único día de la semana en el que podía salir. Se encontró con Dak1llah y le contó que tenía unos beats que quería mostrarle. Dak1llah se cebó. “Yo tenía llave de 3Música, no la podía llevar a casa, era un rancho”, cuenta. Entonces se metieron de madrugada en el estudio, sin permiso. “Había una foto de Lali en la pared, cualquiera. Ahí grabamos ‘Actitud’ [N. del R.: Aún hoy es el tema más escuchado de Dak1llah en Spotify], con unos beats que hacía en el rancho”.
Evlay pasó a ser el DJ de Dak1llah y gracias a su manager, Peter Ehrlich, entró en contacto con Louta, Ángela Torres y Wos. También con Vic Bernardi, con quien teloneó a Paul McCartney en su última visita al país. “Lo conocimos al chabón, tenemos una foto con él”, cuenta.
Entonces llegó ese 2019 que fue un “añazo”. Cocinaron bien rápido Caravana, el primer disco de Wos y todas las fichas empezaron a caer. “Teníamos que tener material para tocar en vivo, lo pensamos como un EP primero y después terminó siendo un disco corto”. Wos venía de la máxima exposición con las batallas, había ganado la Internacional Red Bull el año anterior y la expectativa era altísima. Como CA7RIEL, que le hacía de guitarrista, empezó a tener éxito con su proyecto junto a Paco Amoroso, Evlay se hizo cargo de las guitarras también y allí consolidó su sociedad musical con Wos.
Entre aquel 2019 agitado y este 2022 que lo tuvo a cargo del disco más premiado por los Gardel (incluido álbum del año), Evlay siguió perfeccionando su búsqueda y definiendo sus prioridades. “Quiero que un disco cuente una historia de principio a fin”, dice. “Empecé a consumir vinilos y hay dos cosas que me terminaron de cambiar lo que pensaba. Una es la competencia por el volumen. Somos todos manija de poner todo al palo y cuando escuchás un vinilo te comés el viaje, subís una perilla y no comparás con otro vinilo. Y la otra es el desarrollo, entender la historia del disco y qué cosas faltan. Si viene todo re manija voy a pedir una balada o si falta algo más mala onda… analizar lo que quiere mostrar el artista, pasarlo a la música y desarrollarlo”.
Con esa idea en mente, Wos y Evlay se fueron al sur con unos instrumentos y una placa de sonido. “Nos mirábamos las caras todas las mañanas y lo único que había para hacer era música”, cuenta. “Conceptualmente estaba todo más claro que en Caravana, y además somos más amigos. Somos dos amigos haciendo música y el resto nos vale verga. Toda la esencia está ahí, después, de última, te replanteás cuando mirás para atrás”.
El proceso es todo para Evlay. Trata de no llevar nada armado y empezar a trabajar desde cero “porque si no es muy frío”. Al tratarse el hip hop de un género tan impulsivo e improvisado, asegura que un flow va a salir mejor si el rapero en cuestión estuvo involucrado en el beat desde el arranque. “Si ellos hacen el pattern de bombo y redo, el flow les va a salir natural porque está pensado desde ese momento. Yo después me encargo de hacer que todo suene más real”.
Aprovechando el éxtasis nada oscuro de la exposición, Evlay ya tiene casi listo su disco solista. El sonido partirá de un “techno más volador” que descubrió en sus últimos viajes a Berlín y que le interesa ver como responde en vivo acá en Argentina donde no está tan desarrollado. “Me pareció interesante ese ambient techno de bunker y cosas deformes que nunca quedaron para ningún artista. Va a tener vientos, cuerdas, invitados… la idea es comerse esos viajes. Hay presupuesto así que se puede gastar. Lo quiero hacer en estudios chetos y va a salir por el sello Caraza”.