En una galaxia muy lejana: cómo fue el primer show de la “residencia” de Coldplay en Buenos Aires

La banda británica inició, con impactante despliegue escénico, su serie de diez conciertos en el estadio de River

Por  JOAQUÍN VISMARA

octubre 26, 2022

Agustín Dusserre

Hay un fino hilo conductor entre el Coldplay de los comienzos y el actual, construido a escala de grandes estadios. Aquella banda que cantaba “Mirá a las estrellas, mirá cómo brillan para vos”, en su primer single, mantiene una extraña línea creativa con la que más dedos décadas después monta un espectáculo hi tech en el que planetas, galaxias y alienígenas son el correlato para un discurso pacifista y con conciencia ambiental.

El cielo parece no ser el límite para Chris Martin, sino el modelo de referencia para construir un espectáculo de sus mismas dimensiones.

Foto: Agustín Dusserre

En el primero de sus diez shows en River, Coldplay presentó un espectáculo de alto impacto, que pegó fuerte desde el vamos. Para muestra, el comienzo con “Higher Power” y “Adventure of a Lifetime”, con pirotecnia, ráfagas de papeles y humo de colores, el público convertido en protagonista a través de unas pulseras led controladas de manera remota y con una extensa pasarela que se adentraba en el campo y que Chris Martin recorrió de punta a punta, a modo de prueba de su apto físico, después la neumonía que lo obligó a cancelar shows en Brasil.

Poco después, “Paradise” develó parte de la fórmula secreta del cantante para su expansión interplanetaria: estribillos sostenidos por el coreo de una única vocal, convertida en una suerte de grito de guerra pero, con bandera blanca en alto. Y entre tanto estímulo visual, “The Scientist” pareció tomarse de manera literal el “volvamos al principio” de su estribillo, con una economía de recursos que fue también simbólica.

Foto: Agustín Dusserre

Nada en la gira actual de Coldplay parece contemplar la discreción. Incluso cuando la banda se mudó a un segundo escenario en el medio del campo, lo que le siguió fue el expansionismo sonoro de “Viva la Vida”, primero, e “Hymn for the Weekend” después, un hip hop con los pies fuera del ghetto y con el guitarrista Jonny Buckland al frente de un piano con tachuelas. La excepción a la grandilocuencia llegó de la mano de la frágil “Let Somebody Go”, interpretada por Martin junto a H.E.R., los dos ubicados en el círculo central del estadio.

La discreción duró poco. De regreso en el tablado principal, Coldplay volvió a versionar “De música ligera”, de Soda Stereo, y lejos de mitigar la intensidad redobló la apuesta con “Yellow”, con las plateas bañadas en luces amarillas por una bola de espejos gigante que asomó detrás de la pantalla
principal.

Foto: Agustín Dusserre

La fábula espacial interestelar de Martin tomó envión en “Human Heart”, donde el vocalista cantó con la voz modulada para sonar como un coro de alienígenas y compartió protagonismo con Angel Moon, que en el universo de Music of the Spheres comenzó como una heroína salida de League of Legends y hoy es una marioneta que podría haber formado parte del elenco de los Muppets… en Tatooine.

Antes y después de “Clocks”, el futuro como hilo narrativo. Primero, “People of the Pride” y sus visuales cyberpunk de pueblos oprimidos por máquinas, o como serían las pesadillas de Matt Bellamy si fueran ATP. Después, la rave galáctica de “Infinity Sign” con los cuatro músicos usando máscaras de alienígenas, una escena que tuvo continuidad en el microdancing de “Just Like This”, su tema junto a The Chainsmokers. Como corolario de esa secuencia, “My Universe”, su tema junto a BTS (presentes de manera virtual en las pantallas), un esbozo de K-pop ensamblado en Occidente. Y si bien a lo largo de su hora y media central el show estuvo pensado como un constante estímulo visual, al momento del cierre con “A Head Full of Stars”, Martin y sus compañeros ensayaron una frenada en seco (que en rigor
ocurre todas las noches en la gira) para instar al público que, al menos por un tema, dejasen sus teléfonos celulares de lado y se dedicaran a vivir el momento por los siguientes cinco minutos, con un grado de adhesión notable por parte de sus seguidores.

Foto: Agustín Dusserre

Los bises encontraron a Coldplay en un tercer escenario, ubicado a los pies de la platea Centenario, para un momento acústico, con “Sparks”, de su primer disco, e “In My Place”, cantada por el baterista Will Champion. En continuado, “Fix You” brilló por oposición, con su aire de balada devocional coronada por más fuegos de artificio y el estadio entero convertido en una gran marquesina LED. Y ahí donde la mayoría de los artistas apostarían a una despedida sobre terreno seguro, Coldplay puso fin a la noche con “Humankind” y “Biutyful”, ambas de su último disco. Entre globos inflables con forma de planetas inventados más marionetas, Chris Martin dejó en claro que el límite para sus aspiraciones está en una galaxia muy, muy lejana.