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En One More Time…, Blink-182 encapsula la juventud en un cuerpo adulto

La formación original del trío de pop punk está de regreso con canciones pegadizas y problemas de la vida real

Por  MAYA GEORGI

CORTESÍA COLUMBIA RECORDS

Blink-182

One More Time…

En su noveno álbum de estudio, Blink-182 continúa intentando resolver el interrogante alrededor del cual ha girado su carrera: “What’s My Age Again?”, o en español, “¿qué edad tengo?”. Esta vez, la respuesta es bastante clara: es mayor, pero aún posee un espíritu joven. Las canciones de One More Time… están creadas desde la perspectiva crítica de unos adultos que han pasado por mucho y todavía se preguntan cómo carajos han llegado hasta donde están. Después de todo, han pasado 12 años desde que la banda publicó un álbum con su formación clásica con el bajista Mark Hoppus, el baterista Travis Barker y el guitarrista y vocalista Tom DeLonge.

La agrupación californiana de pop punk retomó el sonido de sus álbumes más aclamados, Enema of the State (1999) y Take Off Your Pants and Jacket (2000), para hablar sobre la muerte, las crisis existenciales y el regreso de DeLonge tras su partida en 2015. Este disco era la oportunidad ideal para dar una última probada de la actitud pretenciosa, la música insigne y los sueños de unos rockstars.

Justo al principio, ‘Anthem Part 3’ abre haciendo un guiño nostálgico a ‘Anthem Part Two’, tema que Blink publicó en 2001. Sobre acordes constantes de guitarra y los redobles de la batería de Barker, DeLonge y Hoppus proclaman rabiosamente, ‘Estoy de racha’, antes de gritar, ‘Los problemas del pasado terminan esta noche’; una declaración madura sobre dejar atrás el drama y los dolores del pasado.

La reciente batalla que Hoppus libró contra el cáncer es omnipresente en One More Time…, ya que el bajista, al igual que sus compañeros, tuvo que enfrentar sus propios demonios. La canción que titula al trabajo toca las fibras más sensibles al plantear duros interrogantes: “¿Tengo que morir para que me digas que me extrañas?¿Tengo que morir para que me digas adiós?”, pregunta DeLonge con un timbre nasal que resultará familiar para quienes han sido sus fans desde el inicio. En la misma línea, en la conmovedora ‘You Don’t Know What You Got’ los músicos hablan sobre sentirse agradecidos porque su amigo aún sigue con vida: “Largas semanas de incertidumbre/Atascados en la sala de espera de la vida”. Y en el punto más álgido del corte, Hoppus brama, “Los di por sentados/Ustedes pueden escribir mi siguiente capítulo”.

Como siempre, Blink-182 es la mejor cuando canaliza su energía punk rock y entona versos audaces sobre guitarras impetuosas y el ritmo palpitante de su baterista. La agitada ‘Turpentine’ da justo en el blanco y aprovecha el humor inmaduro del grupo para abordar las temáticas más oscuras del LP. A medida que Barker golpea su batería impetuosamente, la canción detalla la depresión que sufrió Hoppus durante su tratamiento contra el cáncer y termina con metáforas crudas que hacen referencia a tirar la toalla.

Sus fans más millennials se teletransportarán a su adolescencia en ‘When We Were Young’, un himno que comparte nombre con el festival de música emo que Blink-182 encabeza este año. Aquí se toparán frente a frente con sus mayores miedos al escuchar líneas como, “Todo apesta ahora que estoy por mi cuenta”. Pero el consuelo llega en ese tipo de coro que es tan típico de la agrupación, el cual seguramente será cantado al unísono.

En el último corte del álbum, ‘Childhood’, la banda se detiene un poco para repasar sus últimos años. Allí, Hoppus se lamenta, “Quiero saber, ¿a dónde se fue nuestra niñez”. Duele toparse con la realidad: nuestros bromistas favoritos del punk rock por fin están listos para admitir no solo que están viejos, sino también que son más sabios.

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