Este viernes, Arctic Monkeys ofreció la primera de dos presentaciones de su gira de promoción de The Car, su más reciente álbum, en la Ciudad de México. La banda repasó su discografía y -una vez más- emocionó al público del Foro Sol.
Sin artificios, la banda de Sheffield captura a las almas que presencian sus ondas sonoras. El talento de sus integrantes es suficiente para brindar un concierto que no le debe nada a las grandes producciones, cada vez más frecuentes. El escenario es sencillo, elegante, minimalista. No pretende tomar ningún protagonismo, es simplemente el recipiente perfecto para que la banda se luzca como sabe hacerlo. Turner es una figura divina sobre el escenario y lo sabe. Su voz emociona y su actitud cautiva. Helders es un monstruo de su instrumento y Cook y O’Malley no se quedan atrás.
La banda lleva a su público por una montaña rusa de intensidades y ritmos cambiantes. La nueva faceta más sobria de la agrupación pone una atmósfera de calma que contrasta a la euforia que llega minutos después cuando el público salta y grita emocionado al ritmo de canciones que nos han acompañado por muchos años. Aunque podrían mantener al público al 100% de vehemencia en cada segundo del show, deciden tener estos matices en los que se aparece la serenidad y elegancia que caracteriza a sus más recientes materiales.
El setlist repasa su discografía y es un viaje por su trayectoria. El concierto inició con ‘Sculptures Of Anything Goes’, de su más reciente disco, The Car. De ese material también tocaron ‘Perfect Sense’, ‘Body Paint’ y ‘There’d Better be a Mirrorball’, la última obviamente, acompañados de su icónica bola de espejos. De Whatever People Say I Am, That’s What I’m Not, la banda interpretó ‘From The Ritz to The Rubble’ y ‘I Bet You Look Good on the Dancefloor’.
De Favorite Worst Nightmare la banda tocó algunas de las más celebradas por el público: ‘Brianstorm’, ‘Fluorescent Adolescent’ y ‘505’. Mientras que de las canciones de Humbug en el setlist se aparecieron ‘Crying Lightning’ y ‘Pretty Visitors’. De Suck It and See repasaron ‘Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair’ y ‘Suck it and see’.
De Tranquility Base Hotel and Casino tocaron dos canciones: ‘Star Treatment’ y ‘Four out of five’. Pero del álbum que más canciones aparecen es del popular AM, del cual tocan temas como ‘Snap out of it’, ‘Why’d you only call me when you’re high’, ‘Arabella’, ‘Do I Wanna Know’, ‘I Wanna Be yours’, ‘Knee Socks’ y con la que cierran poderosamente, ‘R U Mine’.
Los afortunados que presenciaron la segunda noche pudieron escuchar ‘Mardy Bum’ en vivo.
Arctic Monkeys demuestra sobre la tarima por qué es una de las grandes bandas de sus tiempos. El talento de cada uno de ellos es innegable y refuerzan para su público la idea de que la música es suficiente para hacernos sentir cosas increíbles.
Al final sonó la alerta sísmica y los presentes sabíamos en el fondo que existía la posibilidad de que Arctic Monkeys hubiera movido con sus instrumentos y ondas sonoras el suelo capitalino, afortunadamente, solo lo hicieron figurativamente.