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El nuevo modelo de regalías de Spotify disminuye los pagos a artistas

La plataforma ha anunciado un incremento en su suscripción premium que supondría una disminución de 150 millones de dólares en el pago a artistas durante el primer año.

mayo 10, 2024

EFE

Recientemente, Spotify ha anunciado algunos cambios en su servicio de suscripción premium, reavivando, una vez más, el debate entre artistas y la remuneración de su trabajo en la era de las plataformas de streaming. Aparentemente, el servicio aumentará su tarifa mensual tras la inclusión de audiolibros al nivel premium. 

Sin embargo, esto se traduce en nuevas ramificaciones financieras significativas, provocando una disminución prevista de aproximadamente 150 millones de dólares en derechos mecánicos en Estados Unidos para los compositores y editores en el transcurso del primer año.

Inicialmente, el ajuste parecía beneficiar potencialmente a los compositores y editores debido al mayor precio de suscripción, que normalmente se correlaciona con el aumento de los derechos mecánicos. Sin embargo, la inclusión por parte de Spotify de audiolibros en su oferta premium permitió al gigante del streaming beneficiarse de tarifas reducidas para servicios combinados, desviando cualquier posible beneficio para los creadores musicales.

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Las ramificaciones de este cambio fueron investigadas por Billboard, que utilizó datos de las hojas de tarifas de Spotify del Mechanical Licensing Collective para 2023 para proyectar el impacto en los derechos de autor. El análisis reveló una reducción significativa de los ingresos previstos, con los compositores y editores frente a un déficit considerable en comparación con lo que habrían ganado si las suscripciones no se hubieran agrupado.

La dinámica de distribución de ingresos de Spotify agrava aún más las consecuencias financieras para los artistas. La decisión de la empresa de clasificar las suscripciones premium como servicios agrupados altera el cálculo de los porcentajes de derechos, lo que se traduce en un pago menor para los creadores musicales. 

Budrul Chukrut/SOPA Images/LightRocket/Getty Images

Es posible que a futuro, las tasas mensuales incrementen para los usuarios y, como consecuencia, agudice aún más esta diferencia. Aunque los cambios afectan actualmente sólo al mercado estadounidense, existe el riesgo de que se apliquen estos ajustes a nivel mundial, sobre todo en los mercados en los que los audiolibros también se incluyen en las suscripciones premium de Spotify. 

La respuesta de las organizaciones del sector ha sido casi que inmediata, y la National Music Publishers’ Association (NMPA) ha expresado su intención de explorar todas las vías disponibles para hacer frente a los cambios de Spotify. El presidente y director ejecutivo de la NMPA, David Israelite, calificó las acciones de Spotify como un ataque a los compositores y un incumplimiento del acuerdo alcanzado en 2022.

“Parece que Spotify ha vuelto a atacar a los propios compositores que hacen posible su negocio”, comentó Israelite cuando se anunció por primera vez estos nuevos cambios. “El intento de Spotify de reducir radicalmente los pagos a los compositores reclasificando su servicio de música como un paquete de audiolibros es un movimiento cínico y potencialmente ilegal que pone fin a nuestro periodo de relativa paz. No toleraremos su perversión del acuerdo que pactamos en 2022”.

Los orígenes de esta disputa se remontan al Copyright Royalty Board (CRB), que fija las tarifas de los derechos mecánicos de streaming en Estados Unidos cada cinco años, donde las partes interesadas se reúnen para negociar las tarifas del periodo siguiente. El reciente acuerdo, conocido como Phonorecords IV (Phono IV), se anunció inicialmente como un paso adelante en la colaboración del sector. Sin embargo, la decisión de Spotify de reclasificar las suscripciones premium ha reavivado las tensiones entre los servicios de streaming y los creadores musicales.

La agrupación de servicios de Spotify altera el cálculo de los derechos mecánicos, reduciendo el pago total a los artistas, que en su gran mayoría dependen de los derechos de autor como fuente principal de ingresos. Mientras tanto, organizaciones interesadas en proteger los intereses de los compositores y editores ya se han desplegado para dar paso a las negociaciones sobre una problemática que sólo parece haber empeorado a través de los años. El resultado de esta disputa podría tener consecuencias de gran alcance para el futuro de la música en streaming y los medios de subsistencia de quienes contribuyen a su creación.

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