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El evangelio según Spoon

Esta gran banda de indie rock lleva las cosas a un nuevo nivel

Por  JON DOLAN

Oliver Halfin

Spoon

Lucifer on the Sofa

Spoon es la banda de rock estadounidense más confiable de los últimos 25 años. Eso dice más del rock estadounidense que de Spoon, pero es un hecho. Activos desde la mitad de los 90, nunca han hecho un disco aburrido gracias a la magnífica composición del líder Britt Daniel y a una habilidad especial para matizar su indie rock tejano. Hacen temazos con guitarras fuertes, le ponen un poco de soul, experimentan con la electrónica, y evocan a Prince, The Kinks, Motown y Wire. Pero siempre suenan a Spoon: casualmente elegante y asombrosamente pegadizo, oscuro pero sincero, rebosante con la emoción de su ingeniosa innovación.

A través de los años, el trabajo de la banda ha sido tan consistente que casi lo puedes dar por sentado. Por eso su décimo álbum, Lucifer on the Sofa, es tan bien recibido. Es el mejor disco que han hecho, superando con creces su cuota habitual de guitarras geniales, coros matadores y hábiles innovaciones para la historia del rock. Ya sea el fuerte glam de ‘The Hardest Cut’, la sordidez setentera en ‘The Devil & Mister Jones’ y ‘Lucifer on the Sofa’, o la determinación de ‘Held’, Spoon jamás había sido tan Spoon como ahora.

Definitivamente aquí hay una sensación de urgencia postpandémica; después de un par de álbumes que se inclinaron hacia la digitalización, They Want My Soul de 2014 y Hot Thoughts de 2017, este parece un regreso al brío de discos como el clásico de 2002, Kill the Moonlight. “Canto con el corazón, golpea mi pecho”, canta Daniel en ‘My Babe’.

Ilustración por Sonia Kretschmar

Títulos orgullosamente sencillos como ‘Wild’, ‘Feels Alright’ y ‘My Babe’ resumen la emoción de volver al rock & roll de la vieja escuela. En ‘Wild’, Daniel hace un feroz homenaje a Neil Diamond; el cantante dice que pasó gran parte del tiempo en cuarentena escuchando a sus amigos tejanos de ZZ Top, y se puede notar en la forma en que las guitarras arremeten en el hipnótico cierre del baterista Jim Eno en casi todas las canciones. Y para un poco de belleza lánguida, está la fantasía al estilo de Ray Davies [The Kinks], ‘Astral Jacket’.

Incluso tienen una canción llamada ‘On the Radio’ que suena exactamente a lo que sugiere: un tipo con gusto por el indie rock de los 90 canalizando sus recuerdos de David Bowie y ELO en una oda a la salvación a través de la frecuencia FM. Es un sentimiento bastante absurdo hoy en día, casi como oír a la Little River Band cantando sobre bailar al ritmo de Glenn Miller en ‘Reminiscing’, de 1978. Pero Daniel ofrece su evangelio con la intensidad espiritual de un fanático religioso pentecostés. Lucifer on the Sofa es ese tipo de disco, es el sonido de viejos sueños renacidos.

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