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El crecimiento personal de Sofía Reyes toma forma en Mal de amores

Conversamos con la artista mexicana sobre su segundo álbum de estudio, el aprender sobre sus raíces y un nuevo proyecto de baladas que le ha permitido reconectarse consigo misma

Por  MELISA PARADA BORDA

febrero 11, 2022

Sofía Reyes.

Warner Music

Ya casi se cumplen cuatro años desde que Sofía Reyes se unió a Jason Derulo y De La Guetto para el pegajoso hit de 2018 ‘1,2,3’, una canción que oficializaba el inicio de un camino de autoconocimiento, amores y corazones rotos. Ahora, aquel recorrido tanto personal como musical ha terminado por tomar forma en su segundo álbum de estudio, Mal de amores. “Ha sido de verdad mucho cambio en mí”, reflexiona sobre todo el trabajo que significó este LP. “Lo más bonito de todo es el descubrirme como persona y que el álbum es un proceso. Me llevo muchas cosas bien bonitas”.

Al reunir algunos de sus más grandes éxitos de los últimos años como ‘R.I.P.’ y ‘Casualidad’, este disco extenso de 17 canciones es en parte una antología musical complementada con nueve temas inéditos que evidencian su exploración musical. El resultado es un trabajo fresco, alegre y sobre todo versátil ya que en él se pueden encontrar sonoridades que van desde la bachata hasta la música norteña, todo con el toque personal de Sofía.

Mal de amores es la muestra de su crecimiento en más de un aspecto y no es para menos pues, como ella misma lo explica, el haber comenzado a trabajar en él desde los inicios de sus 20 le permitió reflejar un antes y un después en su vida. “Creo que el reto era cómo puedo lograr que este álbum se escuche como un mismo mundo”, cuenta. “Al final representa toda mi jornada de relaciones, de amor, de volverme a enamorar, de romperme el corazón y todo esto”.

El disco ya fue presentado ante el mundo y, mientras Sofía se prepara para tomar una nueva dirección hacia las baladas, en ROLLING STONE hablamos con ella sobre la experimentación, lo aprendido tras sus colaboraciones y la lucha contra el síndrome del impostor.

Al escuchar el disco completo noté que en general tiene sonidos muy mexicanos, ¿por qué decidiste tomar esta dirección para tu segundo álbum de estudio?

Tiene de todo un poquito, siento que quise balancear un poco con canciones que sean muy familiares a lo mío. Por ejemplo, una de mis favoritas ahorita es ‘24/7’, que es una canción muy pop, como un reggaetoncito [sic] balada. Es de mis favoritas porque me parece muy minimalista y de repente tienes una canción como ‘Gallina’ o ‘Palo santo’ que es lo opuesto. Quería encontrar ese balance donde pudiera permitirme experimentar todos estos ángulos, disfrutar sin pensar mucho qué iba a pasar y al mismo tiempo balancearlo con algo que también suene un poco familiar al oído.

¿Cómo te sentiste al reconectar con tus raíces mexicanas?

Muchas cosas, me di cuenta de que sabía muy poco y que hay tanto por aprender. Tengo que explorar y aprender mucho más de lo poquito que sé y seguir explorándolo en las siguientes canciones y en los álbumes, que hay muchos por hacer. Despertó en mí ganas de poder viajar a más partes, empezando por México, para conocer mejor mi cultura. Siento que eso es algo que tengo muy en mente y quiero empezar por ahí. Y fue divertido, era reconectar con mis raíces y al mismo tiempo jugar un poquito con raíces de diferentes lugares y simplemente entender que no hay reglas con la música.

Mal de amores tiene 17 canciones y la mayoría de ellas son colaboraciones, un tema en el que eres especialista. ¿Qué le ha aportado a tu carrera hacer tantas con artistas tan diferentes?

Siempre me ha gustado mucho. Pero para mí, aparte de las relaciones que creo con todos estos artistas con los que he colaborado, le da dinamismo a las canciones y siento que se pueden mezclar muchas culturas y estilos completamente diferentes. Me ha tocado que la canción sin colaboración es una, y luego entran los artistas y la llevan a otro mundo. Me gusta mucho eso, es algo que disfruto. Creo que hay increíbles artistas en todos lados del mundo y me parece algo muy bonito el poder compartir y crear con otras personas, también es un tema de trabajo en equipo. Son muchas cosas, me gusta mucho y creo que lo voy a seguir haciendo bastante, todo el tiempo estoy escuchando música nueva y descubriendo varios artistas, y siempre estoy en búsqueda de con quienes podría colaborar. Me encanta.

El mensaje de ‘Mujer’, la canción que abre el disco, me hizo recordar que en 2020 dijiste que en ocasiones sentías que no te merecías los reconocimientos que has obtenido. ¿Cómo has luchado contra este síndrome del impostor?

La verdad, con terapia con mi psicóloga. También tomé un coaching sobre el amor propio, que fue intensivo de dos meses, y justo traté ese tema y entendí de dónde venía ese sentimiento de que no merecía todo lo que me pasaba. Fui celebrando mis sacrificios, mi trabajo y me fui acordando [porque] sentí que ya había olvidado ese sacrificio que había hecho. A veces creo que el problema es compararnos con otras personas y al final del día simplemente son vidas distintas, el sacrificio es otro dependiendo de cada uno, entonces para mí fue acordarme de mi proceso y de que no todo fue de un día para otro, de hecho tuvo bastantes años. Todavía de repente eso despierta en mí y es como, “No, a ver, tengo estas herramientas, vamos a regresar a esto y lo sigo trabajando”. Y sentí que ‘Mujer’ era la canción para que empezara el álbum porque a veces uno se cuestiona si está bien o si está mal, pero no, esto es lo que soy y no por hacer esto soy mala.

Palo Santo’ es una de mis favoritas de Mal de amores porque aparte de su sonido norteño, el palo santo es algo muy latinoamericano. ¿Crees en la brujería?

La verdad que sí. Creo en todo esto, no soy tan de la brujería, sí creo que existe pero sí soy muy fan de todo lo que es meditación, de prender el palo santo, las plantas naturales… Todo eso me encanta y de hecho estoy leyendo mucho sobre eso, me llama mucho la atención. Y escribí ‘Palo Santo’ porque esta persona con la que estaba prendía mucho palo santo, era muy espiritual y es un poco como una burla de eso también.

Durante estos últimos dos años has experimentado con la balada, tanto que has dicho que publicarás un álbum de baladas, ¿esta idea sigue en marcha?

100%, era importante para mí concretar Mal de amores, que es un álbum que me fascina. De verdad ha sido muy divertido, pero hace como un año y medio o dos despertó esta parte en mí y comencé a escribir muchísimas baladas. Me llevó mucho al principio de Sofía Reyes y me di cuenta de que era una parte de mí y una necesidad de quererlo hablar, de quererlo cantar y estoy trabajando en otro álbum nuevamente. Lo voy a retomar en marzo, empecé a trabajarlo unos meses desde el año pasado pero luego mi foco fue terminar Mal de amores. Ya en un mes retomaré este álbum que me tiene muy emocionada, es ahorita mi enfoque.

Va a ser diferente de lo que has hecho hasta ahora, ¿qué fue eso tan especial que encontraste en las baladas que te impulsó a crear un disco solo de este género?

Yo empecé a tener este despertar espiritual hace dos años… A veces me cuesta mucho platicarlo porque hay gente que me dice, “Está loca”, y es gente que no entiende de lo que estoy hablando pero por ahí empieza la cosa. Entonces empecé a vivir esto muy bonito, y era como una necesidad de escribir lo que sentía. Tuve experiencias en donde en un avión escribía una canción como en una hora, pero yo no sentía que yo era la que la escribía. Es un álbum súper vulnerable, super honesto. Es como volver a conectar con quien yo soy y lo que siento, es un álbum más serio y tal vez la letra es hasta más profunda, más poética y a mí me gusta mucho eso, tenía mucho tiempo de no hacerlo, entonces lo siento más como una necesidad o como un llamado de que por ahí va la cosa.