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El cine según Hitchcock

Con motivo del aniversario No. 125 de su natalicio, se revisa a partir de su vida y obra el impacto, legado e influencia del director más importante de todos los tiempos.

agosto 20, 2024

UIP

Alfred Hitchcock no solo es reconocido por muchos como el mejor director de cine de todos los tiempos por haber conciliado al cine como expresión artística con el cine comercial dirigido a las masas, sino por ser el maestro de un género que prácticamente inventó y por desempeñarse como un brillante técnico al interior de la industria fílmica, que supo mezclar hábilmente el sexo y la violencia con el suspenso y el humor. “Si pudiera controlar las emociones del público mediante un aparato, para hacerlo llorar, reír o asustarse con tan solo oprimir una serie de botones, lo preferiría al cine.”

Hitchcock bebé / Cortesía de Wikipedia Commons

Los comienzos

Alfred Hitchcock nació en Leytonstone, Essex, hijo de Emma Jane Whelan y del pequeño comerciante William Hitchcock, ambos de ascendencia tanto inglesa como irlandesa. Tuvo dos hermanos mayores (William y Eileen) y, al igual que Luis Buñuel, un director que él admiraba, fue criado como católico y asistió a un colegio manejado por sacerdotes Jesuitas. Su vida infantil fue triste y solitaria, en gran parte debido a la ausencia de una figura paternal, ya que su padre trabajaba todo el tiempo y, al parecer, era una persona muy severa.  

Hitchcock le tenía un gran miedo a los huevos y a la policía. Se cree que estas fobias tienen su origen en su infancia, cuando su padre lo envió a la policía con una carta porque había maltratado a un gallinero. Al parecer, lo encerraron en una celda durante varios minutos en una comisaría, advirtiéndole que «esto es lo que le pasa a la gente que hace cosas malas». Como resultado, Hitchcock, como retaliación, cada vez que retrataba a los oficiales en sus películas les daba el papel de malas personas.

Desde niño, buscando quizás reconocimiento de su padre, trabajó en el negocio familiar, el cual era una tienda de abarrotes, atendiendola hasta 1915, cuando consigue un empleo para desprenderse de las presiones familiares y trabajar en lo que consideraba, iba a determinar su futuro. Es así como Alfred consiguió un trabajo como ingeniero en la compañía Henley Telegraph And Cables.

A finales de 1917, su gran habilidad para el dibujo le permitió su traslado al departamento de publicidad de Henley, donde ilustraba anuncios publicitarios de cables eléctricos. De acuerdo con él, ese «trabajo me acercó al cine». Es por esa época cuando el bicho del cine picó a Hitchcock de una manera irremediable. Su interés por el séptimo arte surgió mientras frecuentaba las salas de cine en sus ratos libres y leía sobre el tema en revistas y periódicos norteamericanos que su padre vendía en la tienda. Admirado por el trabajo de D.W. Griffith, Charles Chaplin, Buster Keaton y Fritz Lang, Hitchcock decide dejar a un lado sus sueños de convertirse en ingeniero y reemplazarlos por el sueño de convertirse en un director de cine. Su estrategia para acceder directamente a ese mundo lo llevó a realizar los trabajos más humildes para los estudios cinematográficos, con el ánimo de ser conocido y familiarizarse con ese contexto y poder ascender gradualmente a partir del trabajo arduo, la disciplina y la diligencia. “No barrí el estudio simplemente porque no me lo pidieron”, dijo alguna vez.

Algunos de esos trabajos consistieron en realizar los encabezamientos para las películas silentes, así como el diseño de escenarios y la escritura de intertítulos para Famous Players-Lasky, la subsidiaria de Paramount en Londres, y luego para los pequeños estudios Islington. La estrategia funcionó. Allí aprendería a ser guionista, a editar y a ser director de arte, para convertirse rápidamente en asistente de dirección en 1922, gracias a su talento y esfuerzo.

En ese entonces conocería a Alma Reville, su futura esposa. quien trabajaba como editora y supervisora de script. Sin embargo, escasamente se dirigían la palabra, ya que ambos eran extremadamente tímidos. Su oportunidad para ser director se presentó, primero en 1922, cuando casi logra dirigir una cinta de principio a fin, al ser contratado para asumir a Mrs. Peabody, una cinta referida fatídicamente por el director como Number 13, ya que su producción no pudo completarse debido a la falta de presupuesto que causó el cierre inminente de los estudios Islington. Solo se alcanzarían a filmar algunas escenas, pero el metraje actualmente se encuentra perdido. Hitchcock decía que la pérdida no era importante, ya que la película en cuestión “no era muy interesante”. 

Vale la pena decir que Hitchcock era extremadamente supersticioso. Creía firmemente en la numerología, por lo que siempre evitaba el número 13, tanto en su vida personal como en sus películas. Incluso, en Psycho, omitió deliberadamente la habitación número 13 en el Motel Bates.

El joven Alfred dirigiendo / Cortesía de UCLA

Luego vino una segunda oportunidad un año después, cuando Hugh Croise, el encargado de dirigir Always Tell Your Wife (1923) se enfermó y el joven fue convocado para terminar la cinta junto con el actor protagonista, Seymour Hicks, eso sí, sin aparecer en los créditos. Este momento marcaría el inicio de la colaboración cinematográfica entre Reville y Hitchcock. Tristemente, solo uno de los dos rollos que conforman la primera película dirigida por Hitchcock, sobreviven actualmente.

La tercera es la vencida. El joven Alfred seguiría entrenándose tanto en Inglaterra como en Alemania y pudo comenzar su carrera como director para los estudios Gainsborough con el drama The Pleasure Garden (1925), una producción anglo-alemana filmada en Múnich. La cinta le fue ofrecida a Hitchcock por el legendario productor Michael Balcon, cuando Graham Cutts, cofundador de Gainsborough y, en ese entonces jefe de Hitchcock, no lo dejó trabajar en la cinta The Rat por desconfiar de su juventud y experiencia. Erich Pommer financiaría el proyecto. 

Al año siguiente, Hitchcock, decidido a continuar trabajando como director, viaja a Alemania para asumir las riendas de Der Bergadler (La montaña del águila), un drama romántico plagado de problemas de producción y que hasta el día de hoy se encuentra perdido. Al igual que con Number 13, el director encontró alivio cuando se enteró de que no existían copias disponibles. De todas maneras, esta experiencia, además de su período en los estudios UFA de Alemania como asistente de dirección, ayuda a explicar el carácter expresionista de sus películas, tanto en sus esquemas visuales como en sus preocupaciones temáticas.  

The Lodger (1926), su película revelación sobre un asesino en serie similar a Jack El Destripador, fue la primera incursión de Hitchcock en el suspenso y un ejemplo prototípico de la trama clásica del director: un protagonista inocente es falsamente acusado de un crimen y se ve envuelto en una red de intriga. “Un buen filme de suspenso debe mantener al espectador al borde de su asiento, sin importar si le da miedo o no”, dijo el director. El productor Michael Balcon, que inicialmente confió en él, quedaría horrorizado con las insinuaciones de incesto y homosexualismo, contratando a un editor para censurar la película. Sin embargo, esta resultaría en todo un éxito tanto crítico como comercial. El diario Bioscope dijo al respecto: “Es posible que The Lodger sea la mejor producción británica hasta la fecha”.

Cuando Hitchcock necesitó a algunas personas “para llenar la pantalla” en The Lodger, se eligió a sí mismo como extra y así fue como se inauguraron los famosos “cameos de Hitchcock”, esas breves apariciones del director en la pantalla que se convirtieron en una especie de reto para sus seguidores (¿Dónde está Hitch?).

Un año más tarde, el promisorio director se casaría con Alma y tanto su matrimonio como su colaboración profesional duraría toda la vida, pese a los devaneos e infidelidades de este. De la unión surgió Patricia, su única hija, quien nació en 1928. Entre 1927 y 1928, Hitchcock dirigió otras seis cintas silentes, las cuales fueron The Ring (1927), Downhill (1927), The Farmer’s Wife (1928), Easy Virtue (1928), Champagne (1928) (la película que Hitchcock más odiaba de su filmografía) y The Manxman (1928). Para finales de los años 20, ya había dirigido diez películas, todas ellas silentes. “El cine es pura forma: son líneas que se mueven en una dirección determinada”, comentó el director sobre su oficio.

Un joven Alfred disfrutando de la playa / Cortesía ITV

La consagración en el cine británico

En 1929, Hitchcock dirige su primera cinta sonora (y la primera de Inglaterra) para la British International Pictures (BIP) titulada Blackmail, la cual, paradójicamente, se filmó en su mayoría como silente. Aquí encontramos un ejemplo temprano de la virtuosidad técnica de Hitchcock, el cual consistió en la creación de un “sonido subjetivo”. En la historia de una mujer que apuñala a un artista hasta matarlo cuando intenta seducirla, Hitchcock enfatizó la ansiedad de la joven distorsionando gradualmente todas las palabras excepto una: “cuchillo”, del diálogo de un vecino la mañana después del asesinato.

Al inicio de su carrera en el cine mudo, Hitchcock no le daba tanta importancia al sonido en sus películas, creyendo que la imagen era primordial. Sin embargo, desde Blackmail y con el tiempo, fue reconociendo la relevancia de los elementos sonoros y comenzó a contratar compositores para crear efectos de sonido. En The Birds contrató a Bernard Herrmann, el compositor de la música de Psycho, para crear los ruidos de las aves antes de atacar. Más adelante, en Rear Window, Hitchcock optó por introducir sonido diegético, utilizando exclusivamente ruidos naturales del entorno para hacer el escenario más auténtico. Hitchcock fue pionero en este método, que no se popularizaría sino hasta veinte años después.

Asimismo, en Blackmail, Hitchcock haría por primera vez explícito el vínculo entre sexo y violencia, (Eros y Tánatos en términos psicoanalíticos), que caracterizaría a toda su filmografía. El director utilizaba el sexo como un elemento clave para el desarrollo de sus personajes y la narrativa, pese a las restricciones de la época que limitaban la representación explícita de contenido sexual. Para ello empleaba insinuaciones, simbolismos y diálogos sugestivos para explorar la sexualidad. Del mismo modo, también fue pionero en la representación de la violencia, utilizando técnicas cinematográficas para sugerir brutalidad sin mostrarla explícitamente, lo que aumentaba el impacto psicológico en el espectador.

Los inicios de los años 30 también incluyen el cortometraje An Elastic Affair (1930), considerado perdido, la adaptación de la obra teatral Juno And The Peacock (1930) y Elstree Calling (1930), una revista musical colectiva (¡sí señores, Alfred Hitchcock llegó a dirigir musicales!). A esos trabajos le siguieron Murder! (1930), la versión sonora de una cinta silente llamada The Skin Game (1931), Mary (1931), que en realidad fue la versión alemana de Murder!, Rich And Strange (1931), Number Seventeen (1932) y el segundo y último musical de su carrera, conocido como Waltzes From Vienna (1934). Casi todas estas películas fueron bien recibidas en su época (Rich And Strange sería la excepción), pero no constituyen obras realmente importantes dentro de su filmografía. 

Después de Waltzes From Vienna, Hitchcock tomó la sabia decisión de trabajar la veta del suspenso, donde se sentía realmente cómodo dirigiendo. A los 16 años descubrió la obra de Edgar Allan Poe y afirmó que probablemente fue la impresión que le causaron sus historias lo que le llevó a dedicarse a rodar películas de suspenso. “El suspenso es como una planta en maceta. Necesita ser regado regularmente con pequeñas dosis de sorpresa y misterio para mantenerla viva”, dijo sobre el género que él mismo inauguró.

Hitchcock convirtiéndose en el maestro del suspenso / Cortesía de American Society of Cinematography

El resultado fue una serie de clásicos para el cine británico que lo consagrarían como el mejor director de su época. The Man Who Knew Too Much (1934), fue todo un éxito comercial y crítico, que estableció un patrón favorito: la exploración de las relaciones familiares dentro de una historia de suspenso. The 39 Steps (1935) nos muestra ya a un Hitchcock maduro en una película de persecución estilizada y contada con eficiencia, repleta de incidentes emocionantes y personajes memorables. Esta fue una de las películas favoritas de Hitchcock, ya que él consideraba que su ritmo era perfecto. The 39 Steps es conocida por su famosa edición de sonido, que combina la imagen del grito de la casera con el sonido del silbato de un tren, proporcionando una transición perfecta de una escena a la siguiente, y al mismo tiempo, el avance de la línea argumental.

El término McGuffin fue popularizado por Hitchcock en la década de 1930. Según cuenta la leyenda, el guionista Angus MacPhail, un colaborador de Hitchcock pudo haber sido el primero en acuñar el término. Hitchcock definió el McGuffin como el elemento que los personajes en la historia se esfuerzan por alcanzar, pero que en última instancia no tiene una gran relevancia para el espectador, pero que sirve como un dispositivo que impulsa la historia, motiva a los personajes y distrae al espectador como lo hace un mago experto.

A pesar de sus méritos, tanto Secret Agent (1936) como Sabotage (1936) exhibieron defectos que Hitchcock reconoció y de los que aprendió. “No me interesa el tema narrado sino la forma de tratarlo”, dijo alguna vez. Refiriéndose específicamente a Sabotage, comentó: “El público sabe que hay una bomba y que va a explotar en cualquier momento. Habiendo creado el suspense, la bomba nunca debe explotar y matar a nadie, de lo contrario, estarán extremadamente enojados”. Hitchcock aprendió esa lección en la secuencia con la bomba de tiempo en Sabotage. “Fue un error aumentar el suspenso del público y no aliviarlo…estaban enojados no tanto porque la bomba explotara, sino por matar al niño y a las personas en el autobús.”

Según su teoría, el suspenso se desarrolla proporcionando al público información que se niega a los personajes en peligro. Pero para ser más efectivo y catártico, no debe suceder ningún daño a los inocentes, como ocurre en ambas películas. The Lady Vanishes (1938), por otro lado, evidencia a un Hitchcock elegante y ejemplar: rápido, ingenioso y magníficamente entretenido.

A menudo se le juzga a Hitchcock como un director que gradualmente fue perdiendo vigencia por su gradual desconexión con los públicos de las nuevas generaciones, pero lo cierto es que siempre fue un autor vanguardista que experimentó con cosas muy adelantadas a su tiempo. Para la muestra está este ejemplo. A través de sus largas carreras, los guionistas Frank Launder y Sidney Gilliat serían conocidos por sus peculiares personajes británicos creados por ellos como Charters y Caldicott, una pareja de excéntricos obsesionados por el cricket e interpretados por Naunton Wayne y Basil Radford y quienes aparecerían como personajes secundarios tanto en The Lady Vanishes como en Night Train To Munich (1940) de Carol Reed y Crook’s Tour (1941) de John Baxter, así como en programas de radio y en una serie de televisión, generando una especie de universo compartido y adelantándose a la era del contenido transmedia caracterizado por sus crossovers y spin-offs.

La última película británica de Hitchcock, Jamaica Inn (1939), fue una obra bellamente montada, basada en la novela de Daphne du Maurier, la misma autora de Rebecca y The Birds e hija de Alfred du Maurier, amigo del director y autor de Murder! “El verdadero secreto del éxito en el cine es tener una buena historia que contar y saber cómo contarla de forma emocionante y visualmente impactante”, dijo.

Hitchcock en Hollywood / Cortesía de American Society of Cinematography

La consagración en Hollywood

Inaugurando la década del 40, Hitchcock viaja a Estados Unidos y firma un contrato con el afamado productor David O. Selznick. Su primera película en Hollywood fue Rebecca (1940), otra de las obras maestras del director, la cual obtuvo 11 nominaciones al Óscar, ganando en las categorías de Mejor Película y Mejor Fotografía. De acuerdo con el director Peter Bogdanovich, otro de sus fervientes admiradores, O. Selznick quería agregar un toque personal al final de Rebecca. Mientras la casa se incendiaba, él quería que la cámara se alejara para mostrar el humo del edificio en llamas formando la letra “R” en el cielo. “El cine es una forma de arte colaborativa. Todos los elementos deben trabajar juntos para crear una experiencia única y emocionante”, afirmó Hitchcock.

A pesar de su narrativa algo confusa, Foreign Correspondent (1940) fue la primera película de Hollywood en evidenciar su estilo reconocible, especialmente en la escena donde el asesino escapa a través de un campo de paraguas balanceándose, y en otra toma que fue tan inusual que casi pasa desapercibida por los técnicos. ¿Cómo haces que un avión se estrelle en el océano, que el agua atraviese la ventana de la cabina y ahogue a los pilotos en una sola toma, sin cortes? Vemos todo desde dentro de la cabina, con la cámara justo detrás de los hombros de los pilotos mientras intentan sacar el avión de la caída. Hitchcock hizo construir una pantalla de proyección transparente de papel y detrás de ella había un enorme tanque de agua. El “océano” en movimiento se proyectaba en la pantalla y, en el momento justo, presionó un botón, el agua rompió el papel y ahí tenemos la magia del cine.

Foreign Correspondent fue nominada al Óscar como Mejor Película, entre otras 6 nominaciones, pero no ganó ninguno. Durante toda su carrera, Hitchcock recibió 5 nominaciones a los Premios de la Academia como Mejor Director, pero nunca se llevó el Óscar a casa. No obstante, y al igual que Chaplin, la Academia decidió honrarlo con un premio especial por su trayectoria en 1968. El director daría el discurso de aceptación más corto en la historia de los Óscar diciendo “Gracias, muchas gracias”.

Mr. & Mrs. Smith (1941), la primera cinta del director para los estudios RKO (los mismos de Citizen Kane), marcaría el regreso de Hitchcock a las comedias románticas de enredos, pero esta sería la última realizada por el director y la única dirigida por él en los Estados Unidos.

Suspicion (1941), la historia de una mujer que cree que su marido es un asesino y que planea hacerla su próxima víctima, marcaría la primera colaboración entre Hitchcock y el actor Cary Grant. Joan Fontaine ganaría el Oscar como Mejor Actriz por esta cinta (el único Óscar que una actriz ganaría en una película de Hitchcock). Cuando Cary Grant sube las escaleras con el sospechoso vaso de leche para Joan Fontaine, Hitchcock colocó una bombilla dentro del vaso, para que se viera peculiar. ¿Cary Grant un asesino? “¡Nunca!” dijeron los ejecutivos de RKO, así que decidieron arreglarlo, añadiendo un final feliz. Hitchcock, por supuesto, hubiera preferido el final original. En él, Fontaine sucumbe a la leche envenenada, pero antes escribe una carta presentando todas las pruebas y explicando exactamente cómo lo hizo. “No olvides beber tu leche”, dice Johnny al salir de la habitación. “Por supuesto”, dice Lina débilmente. “Oh, querido, ¿podrías enviar esta carta a mi madre?” La última escena muestra un primer plano del buzón, mientras Johnny cumple el último deseo de su difunta esposa. Esto es Hitchcock en su máxima expresión.

Suspicion fue una exploración de las dinámicas familiares y su introducción del mal en el ámbito doméstico que presagiaba a Shadow Of A Doubt (1943), una de las primeras obras maestras tempranas de Hitchcock en Hollywood y la película favorita del director, así como una de las más inquietantes (fue un fracaso de taquilla en el momento de su estreno). El tío Charlie (Joseph Cotton) fue el primer psicópata en una película de Hitchcock y el precursor de Norman Bates. “Nuestro mal y nuestro bien se están acercando más,” comentó Hitchcock. “El héroe ya no es alto, con un perfil perfecto o cabello rubio platino… El villano ya no patea al perro… Es encantador. De hecho, hemos llegado al punto en que nos hemos vuelto tan sofisticados que apenas se puede distinguir uno del otro.”

Shadow es, en apariencia, la historia de una joven que descubre que su tío favorito es un asesino, pero en el fondo es una mirada sombría a los oscuros cimientos de la vida de la clase media estadounidense. Tan horroroso como los intentos del tío Charlie de asesinar a su sobrina fue el reconocimiento lloroso de su madre de su pérdida de identidad al convertirse en esposa y madre. “Sabes cómo es”, dice, “te olvidas de que eres tú. Eres la esposa de tu marido”. En el cine de Hitchcock, el mal se manifiesta no solo en actos de violencia física, sino también en forma de crueldad psicológica, institucionalizada y sistemática. “Estoy seguro de que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima”, dijo.

Antes de Shadow, Hitchcock dirigió Saboteur (1942), la primera cinta del director con un elenco totalmente norteamericano. Hitchcock confesaría que esta película fue muy cercana a las cintas de espías que dirigió en Gran Bretaña. Saboteur presenta destacadas escenas, incluyendo la caída de Norman Lloyd desde la Estatua de la Libertad.

Por otra parte, Spellbound (1945) es un thriller que hace evidente la filiación del director con la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud y que incluye una secuencia onírica a cargo de Salvador Dalí. Aunque la cinta fue filmada completamente en blanco y negro, hay un disparo que momentáneamente vuelve la pantalla de color rojo sangre. Las copias teatrales originales tenían dos fotogramas pintados a mano. Con solo 2/24 partes de segundo, el público no llegó a ver realmente el estallido animado a mano, pero subliminalmente sintieron el impacto. Spellbound estuvo nominada a 6 premios Óscar, incluyendo Mejor Película. Obtuvo solamente el premio a la mejor música.  

Otros dramas psicológicos de finales de los años 40 fueron The Paradine Case (1948) y Under Capricorn (1949). La primera fue un drama judicial con un elenco de lujo que originalmente iba a tener una duración de tres horas y que marcó el final del contrato por siete años con O. Selznick. Terminó siendo un enorme fracaso de taquilla, algo terrible para una cinta con un presupuesto tan alto como el de Gone With The Wind (1939). La segunda fue un experimento de bajísimo presupuesto filmado en tan solo diez tomas, que también fue un rotundo fracaso comercial, debido a que los espectadores esperaban que fuera una cinta de suspenso, cuando en realidad era un drama romántico. Sin embargo, la revista Cahiers Du Cinema catalogó a Under Capricorn como una de las mejores de todos los tiempos.

Hitchcock volvería al tema del sacrificio de la identidad femenina varias veces, más inmediatamente con la magistral Notorious (1946), la adaptación de la película silente Convoy de 1927 y una historia de amor perversa sobre un agente del FBI que debe enviar a la mujer que ama a los brazos de un Nazi para descubrir una red de espionaje. En ese entonces, estaba prohibido que los besos en la boca ejecutados por los actores en la pantalla duraran más de tres segundos. Hitchcock, desafiando a los censores, incluyó una famosa escena de beso intermitente entre Cary Grant e Ingrid Bergman que llegó a durar 2 minutos y que posee una alta dosis de erotismo.

Hitchcock dirigiendo Rope / Cortesía de American Society Of Cinematographers

Tanto Lifeboat (1944), escrita por John Steinbeck y la única que dirigiría para los estudios 20th Century Fox, como Rope (1948), fueron unos ejercicios técnicos y formales muy interesantes. En la primera, el objetivo era contar una historia cinematográfica dentro de los confines de un pequeño bote; en la segunda, la primera película en color para Hitchcock, este buscó que pareciera ser de una sola toma sin editar. El director intentó filmar Rope en tiempo real, como si se tratara de un espectáculo teatral. Comienza por la tarde y media hora después vemos la puesta de sol. 

Aparentemente, no hay cortes en esta película (esa es la diversión al verla, intentar encontrarlos). En total, hay diez cortes, cada uno con una duración promedio de siete a diez minutos. La cámara se mueve de una habitación a otra con ayudantes de escena invisibles moviendo paredes y muebles a lo largo del camino. El público nunca consideró la imposibilidad técnica. Las escenas de la puesta de sol presentaron un problema imprevisto y tuvieron que ser grabadas de nuevo debido a lo que Hitchcock llamó “el gusto artístico del camarógrafo”. “Obviamente, no había visto una puesta de sol en mucho tiempo, si es que alguna vez la había visto”, dijo. “Lo que hizo el fotógrafo fue completamente inaceptable; era como una postal escandalosa”. Otra escena de ocho minutos tuvo que ser regrabada cuando, en los últimos segundos, apareció un electricista en la ventana. Asimismo, Rope compartía con la más efectiva Strangers On A Train (1951) a un personaje perverso que intentaba cometer el asesinato perfecto, así como unos fuertes subtextos homoeróticos.

Dos titanes del cine: Hitchcock/Truffaut / Cortesía de Contracorriente

El afamado director francés François Truffaut, admirador furibundo del director británico, escribió uno de los mejores libros sobre cine, a partir de una larga conversación de cincuenta horas con Hitchcock, preparada a partir de 500 preguntas (existe un documental al respecto dirigido por Kent Jones). En su prólogo, dice al respecto: “Si el trabajo de Hitchcock me parece tan completo, es porque veo en él búsquedas y hallazgos, el sentido de lo concreto y de lo abstracto, el drama casi siempre intenso y, a veces, el humor más fino: Su obra es a la vez comercial y experimental, universal como Ben-Hur de William Wyler y confidencial como Fireworks de Kenneth Anger”.

Amante de la preproducción y de los actores experimentados, durante su período más inspirado, de 1950 a 1960, Hitchcock produjo un ciclo de películas memorables que incluyen obras menores como Stage Fright (1950), una cinta de misterio en la que el director le dio un gran control creativo a su protagonista Marlene Dietrich, para luego arrepentirse y que incluye la participación de Patricia Hitchcock en un papel secundario. I Confess (1953), protagonizada por Montgomery Clift, fue una cinta que tomó ocho años en prepararse y que tuvo una recepción tibia por parte del público, a lo cual Hitchcock culpó a la falta de humor negro y al trato “pesado” de la historia. “El cine es el único arte que puede reducirte a lágrimas y al mismo tiempo dejarte sin aliento”, dijo.

El sofisticado thriller Dial M For Murder (1954), fue filmado en 3-D ante la insistencia de los estudios Warner y fue la primera colaboración entre el director y su actriz fetiche, Grace Kelly. Por su parte, To Catch A Thief (1955) con un tono cercano a la comedia romántica, fue la primera película de Hitchcock en utilizar el sistema de pantalla panorámica VistaVision.

Este período también fue el de la adaptación para Hollywood de su propia película The Man Who Knew Too Much (1956), todo un éxito comercial que incluyó el éxito musical Qué Será Será de Doris Day, la protagonista de la cinta, adelantándose a la era de los Original Soundtracks. La comedia negra The Trouble With Harry (1955), fue un inmerecido fracaso comercial en el que debutó la actriz Shirley MacLaine y donde Hitchcock colaboró por primera vez con el compositor Bernard Hermann (esta cinta fue una de las favoritas del director).

Alfred Hitchcock incursiona en la televisión / Cortesía de MUBI

Hitchcock admiraba a Walt Disney y quería filmar The Blind Man, en Disneylandia. No obstante, Walt Disney le negó permitirle filmar allí después de haber visto Psycho y sentirse disgustado por él. Hitchcock terminó eliminando el proyecto junto con su amistad. Pero al igual que Disney, Hitchcock entendió rápidamente que la televisión y el cine no podían verse como medios y lenguajes separados y eso lo llevó a la conformación de Alfred Hitchcock Presents (1955-1962) una serie antológica de suspenso que tuvo 10 temporadas y más de 300 episodios, de los cuales dirigió 17. La serie se adelantó por muchos años a lo que hoy llamamos “Televisión de autor” con series como Twin Peaks, Los Sopranos, Mad Men,  Breaking Bad o Black Mirror.

En los años cincuenta, Hitchcock dirigió varias de sus películas de primera categoría como Strangers On A Train (1951), basada en la novela homónima de Patricia Highsmith, que cuenta con dos versiones (la norteamericana y la británica) que cambian sutilmente en el final y que significó el primer éxito de taquilla para el director luego de cuatro fracasos previos. Protagonizada por Robert Walker y Farley Granger, esta es una cinta de opuesto, ya que lo divertido de la película es que las diferencias entre estos dos hombres son evidentes incluso antes de ver sus rostros. Los primeros momentos nos muestran solo sus zapatos. Aun así, rápidamente podemos percibir que uno es vacilante y el otro osado; uno es extravagante y el otro conservador; un introvertido y un extrovertido. Hitchcock logra transmitir todo esto en el primer minuto solo con los zapatos.

Esa perspectiva única vuelve a aparecer con un asesinato que ocurre más tarde. En la lucha, los anteojos de la víctima caen al suelo. La cámara se inclina hacia abajo y vemos el asesinato desde un ángulo extraño, a través del reflejo en los anteojos. Una sensación inquietante recorre al público, una respuesta silenciosa en contraste con la sacudida de la violencia gráfica. Otro contraste ocurre cuando Farley Granger juega un partido de tenis. Mientras la multitud observa desde las gradas, vemos cientos de cabezas moviéndose de un lado a otro, en perfecta sincronía, excepto una. La cámara se acerca a Robert Walker, vestido con un traje de negocios, a diferencia de todos los demás.

Otra obra maravillosa es el inquietante docudrama The Wrong Man (1957), una crítica ardiente del sistema de justicia estadounidense protagonizada por Henry Fonda, basada en hechos reales y en un artículo periodístico que cuenta la historia de un hombre acusado de un crimen que no cometió. Esta sería la última cinta que el director realizó para la Warner Bros sobre la cual Jean-Luc Godard escribió un extenso ensayo y es una de las películas favoritas de Hitchcock para Martin Scorsese.

Sus tres obras maestras puras del período fueron investigaciones sobre la misma naturaleza de ver cine. Rear Window (1954) convirtió a los espectadores en voyeuristas y luego los hizo pagar por su placer. En su historia de un fotógrafo inspirado en Robert Capa (alguna vez amante de Grace Kelly) el cual presencia un asesinato, Hitchcock investigó provocativamente la relación entre el observador y el observado, involucrando, por extensión, al espectador de la película.

En Vertigo (1958), la mejor obra de toda su filmografía, una de las mejores películas (si no la mejor) de todos los tiempos y una de las más inquietantes que Hollywood haya producido, el director retomó el tema de la identidad femenina perdida de Shadow Of A Doubt y Notorious y de un modo claramente psicoanalítico, lo equiparó con el fetichismo masculino. En Vertigo, Hitchcock hace una apuesta enfermiza: En lugar de definir el amor como libertad, lo define como posesión.  

North By Northwest (1959) es quizás la película más cercana al cine de acción realizada por Hitchcock. Con un guion de Ernest Lehman, una banda sonora (como de costumbre) de Bernard Herrmann y protagonizada por Cary Grant y Eva Marie Saint, esta película de persecución por excelencia está llena de todas las cosas por las que recordamos del director: Tomas ingeniosas, sutiles relaciones entre el hombre y la mujer, música dramática, el refulgente tecnicolor, chistes privados, simbolismo ingenioso y, sobre todo, un suspenso magistralmente orquestado. Fue la única que dirigió para los estudios MGM.

Hitchcock promociona The Birds / Cortesía UIP

Un autor que se renueva

Psycho (1960), una cinta de escaso presupuesto y la última que realizó para Paramount, es una de las más famosas de Hitchcock, especialmente por su secuencia de asesinato en la ducha, un modelo clásico de selección y edición de tomas que fue sorprendente por la desnudez parcial de la víctima, la violencia gráfica y la violación de la convención narrativa que hacía invulnerable al protagonista. Además, las tomas progresivas de ojos, comenzando con un primer plano extremo del ojo fisgón del asesino y terminando con el ojo abierto de la víctima, implican sutilmente la presencia de un tercer ojo, el del espectador.

Las películas posteriores ofrecieron amplificaciones intrigantes de sus temas principales. The Birds (1963) presentó el mal como un fenómeno ambiental, fundando las bases del horror naturalista de Jaws y Cujo. Marnie (1964), fue otro thriller psicoanalítico en la línea de Spellbound y Vertigo, que mostró cómo un episodio violento y teñido de sexualidad en la infancia convierte a una mujer en ladrona, asociando una vez más la criminalidad con la violencia y el sexo.

Lo más notable de Torn Curtain (1966), una historia de espionaje ambientada en el contexto de la Guerra Fría fue su escena extendida de lucha a muerte entre el protagonista y un agente comunista en la cocina de una granja. En ella, Hitchcock invirtió la convención cinematográfica de muertes rápidas y fáciles y mostró lo difícil y lento que es realmente el acto de matar. Esta sería la última colaboración entre Bernard Herrmann y el director.

Wes Anderson: un amante declarado del cine de Hitchcock / Cortesía de MUBI

La influencia en otros directores

Martin Scorsese ha hablado extensamente sobre la influencia de Hitchcock en su trabajo. admirando su maestría técnica y habilidad para explorar la psicología de sus personajes. Películas como Taxi Driver, Cape Fear y Shutter Island muestran cómo Scorsese ha adoptado y adaptado técnicas hitchcockianas para sus propias narrativas. Brian De Palma es quizás el director más directamente asociado con el estilo de Hitchcock. Películas como Dressed to Kill, Blow Out y Body Double muestran claramente su influencia de Hitchcock en el uso del suspenso, la construcción de escenas de tensión y el uso de la cámara subjetiva. De Palma a menudo empleó técnicas muy similares a las de Hitchcock, como el uso de la música para intensificar el suspenso y la manipulación del punto de vista del espectador. 

Steven Spielberg ha mencionado en varias ocasiones la influencia de Hitchcock en su trabajo. Películas como Jaws y Munich muestran una clara inspiración hitchcockiana en la forma en que se construye el suspenso y se manipula la anticipación del espectador. Guillermo del Toro, el aclamado director de El laberinto del fauno, ha citado a Hitchcock como una influencia clave en su enfoque del suspenso y el uso del color y la luz para crear atmósferas específicas. Del Toro admira la habilidad de Hitchcock para mezclar lo macabro con lo bello y para explorar los miedos internos de sus personajes. 

Por su parte, David Fincher, conocido por Se7en, Fight Club y Zodiac, comparte con Hitchcock una fascinación por la oscuridad psicológica y los aspectos más siniestros de la naturaleza humana. Su meticulosa atención al detalle y su habilidad para crear atmósferas tensas son características que reflejan la influencia de Hitchcock. Y Christopher Nolan, el autor de Memento, ha mencionado a Hitchcock como una de sus influencias principales, especialmente en términos de narrativa y estructura. Nolan aprecia la forma en que Hitchcock juega con la percepción del tiempo y la realidad, y ha adoptado algunas de estas técnicas en sus propias películas para mantener a los espectadores al borde de sus asientos.

Hitchcock se mantuvo vital hasta el final / Cortesía de MUBI

El final

La adaptación de Topaz (1969) a partir del libro de León Uris, constituyó una cinta decepcionante y desenfocada ambientada durante la crisis de los misiles cubanos, que carecía de la economía narrativa y el ingenio típicos de Hitchcock, el cual quedó muy insatisfecho con los resultados. El director volvería a Inglaterra para producir la infravalorada Frenzy (1972), una historia mucho más en la línea de Hitchcock, sobre un hombre inocente sospechoso de ser un asesino en serie, que posee la característica de ser la única película del director en incluir una escena de desnudo. Su última película, Family Plot (1976), enfrentó a dos parejas entre sí: un par de ladrones profesionales contra una vidente y su amante de clase trabajadora. Fue un final adecuado para una obra que demostró la eterna simetría del bien y el mal.

Hitchcock se encontraba preparando The Short Night, su película No. 54, pero enfermó y nunca llegaría a realizarla. Murió el 28 de abril de 1980, a los 80 años.  The End.

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