El cine como acto de fe

A 100 años del nacimiento del séptimo arte en nuestro país, hablamos con el autor de El álbum del Sagrado Corazón del cine colombiano

Por  IGNACIO MAYORGA ALZATE

octubre 16, 2016

Cortesía

No es desatinado afirmar que, hoy por hoy, el cine colombiano se encuentra en su mejor momento. El posicionamiento de realizadores como Ciro Guerra, César Acevedo o Franco Lolli ha puesto al país en el mapa cinematográfico y, cada vez más, nos encontramos con que directores, compositores y guionistas nacionales reciben reconocimientos alrededor del globo. Sin embargo, este proceso no ha sido fácil. El recorrido del cine nacional recuerda la historia de tanta gente que —con una mano adelante y la otra atrás— se va abriendo trocha por entre la maleza y la adversidad para emprender la ardua tarea de realizar películas. De la misma manera en que, al revisar un álbum familiar, nos encontramos con esos antepasados que superaron toda suerte de obstáculos y forjaron el camino para ayudarnos a ser quienes hoy somos, también hay un pasado y un álbum que conmemora la espinosa historia del desarrollo de la industria fílmica en el país. Se llama El álbum del Sagrado Corazón del cine colombiano y su autor es Hugo Chaparro Valderrama, un juicioso escritor y crítico de cine que se dio a la tarea de recopilar todo cuanto pudiera sobre la historia del séptimo arte en este territorio. 

“[La idea] surgió a finales de los años 90 como un proyecto editorial tan laberíntico y desconcertante como puede ser el cine colombiano”, dijo Chaparro para ROLLING STONE. “El manuscrito sucumbió a una larga pesadilla de oscuridad burocrática, que sepultó en el sarcófago de los inéditos la primera versión del texto”. A pesar de este contratiempo, el proyecto reviviría 16 años después, gracias “al entusiasmo de Claudia Triana, directora del Fondo Mixto de Promoción Cinematográfica Proimágenes en Movimiento, por el aniversario de los cien años del largometraje en Colombia”. 

En 2015, un siglo después de que los hermanos Di Domenico fracasaran con su drama sobre el general Rafael Uribe Uribe (El drama del 15 de octubre), Chaparro volvió sobre la monumental empresa de revisar y elegir las piezas fundamentales de la filmografía nacional. “La palabra ‘álbum’ quiere recordar una idea frecuente: el cine es el álbum familiar de un país”, explica Chaparro sobre la razón del título del libro. “A través de las imágenes que enseña la pantalla nos descubrimos en los aspectos grotescos, violentos, cómicos, políticos y trágicos que definen a la familia representada por una palabra insólita, Colombia, resumiendo en ocho letras la realidad inverosímil que se vive en nuestra geografía. Las películas seleccionadas ofrecen un panorama acerca de lo que es ‘ser colombiano’ según nuestro repertorio visual”. En este sentido, el ejercicio de Chaparro es necesario en la medida en que la memoria histórica de un país es también la memoria de sus producciones culturales: a través de la lectura del Álbum es posible entrever cómo los diversos fenómenos sociales y políticos que atravesaron esta geografía, se tradujeron, de alguna u otra manera, dentro de la producción audiovisual del territorio. “La razón del título del libro, Álbum del Sagrado Corazón del cine colombiano, obedece entonces al simbolismo de la imagen ardiente que enseña el Sagrado Corazón —donde el cine existe y se realiza como si fuera un milagro–, además de vincular con su imagen a las distintas regiones del país como un representante de su historia en claves política y religiosa”.

El carácter tedioso de la enciclopedia se ve reemplazado en el Álbum con un texto divertido y de amena lectura que sienta las bases para ahondar en el estudio de la disciplina fílmica colombiana. Quizás la mayor virtud del libro, según Chaparro, sea “hacer de la historia un collage de películas, proponiendo otra forma de repasar el tiempo transcurrido y comprender que el presente cinematográfico de los nuevos héroes culturales se debe al sentido de la aventura y el riesgo de los que abrieron el camino desde principios del siglo XX”. Así como hoy somos lo que somos por las historias de nuestros ancestros, así también el cine colombiano ha venido abriéndose un camino, de manera casi milagrosa, en medio de la incertidumbre y las circunstancias.