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Diamante Eléctrico quiere que te incomodes con Malhablado

La agrupación bogotana habló con ROLLING STONE en Español sobre su nuevo álbum y los cambios que ha notado en los públicos y la industria en sus 12 años de carrera.

julio 11, 2024

Juan Galeano y Daniel Álvarez de Diamante Eléctrico.

Karim Estefan (@karimiztan)

Diamante Eléctrico es una de esas grandes bandas colombianas que nació en los 2010 y que ha sabido cómo mantener un ritmo constante lanzamiento tras lanzamiento. Esta vez, este ritmo se aceleró un poco más, permitiendo que Juan Galeano y Daniel Álvarez –ahora en compañía de Andrés Kenguan– publicaran dos álbumes de larga duración en menos de dos años.

Luego de un análogo Leche de tigre, la agrupación bogotana presentó Malhablado, un disco en donde el desamor, los sonidos electrónicos y su aura capitalina son predominantes. El LP, que fue lanzado en junio, nació en medio de dos países pues Galeano decidió regresar a Colombia luego de vivir seis años en México. “Leche de Tigre es un poco esa dualidad de vivir en México y ser colombiano; Malhablado es un poco el regreso a la oscuridad de chapinero, volver otra vez a la calle”, explica el músico.

En una tarde con el clima bipolar y el caos usual de Bogotá, Álvarez y Galeano se sentaron a hablar con ROLLING STONE en Español sobre su nuevo trabajo discográfico, la evolución de la industria musical de Colombia y la razón de ser de Diamante Eléctrico.

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¿Cómo fue trabajar este disco? ¿Lo hicieron a distancia?

Juan Galeano: Sí y no. Este fue el último disco que hice en mi estudio, antes de cerrarlo, antes de venir para Colombia. Tuvimos encuentros de vernos y escribir. Hacíamos cosas a distancia, pero cuando volví, ya íbamos a terminar de hacer el disco y meter la mano. Ahí Dani llegó e hicimos cosas juntos. Después vine a Bogotá y grabamos las guitarras acá.

Fue un proceso más de laboratorio. Daniel en los últimos años se ha vuelto un compositor increíble y poderme retroalimentar de su cabeza musical es una parte importantísima porque como productor a veces también me ahogo en mis propias canciones y en mi propio sonido. Eso a veces es jodido y Dani trae un poco de brisa fresca al parche y ayuda mucho; eso fue lo que pasó en Malhablado. Sí había una dirección mía desde el principio que yo le di y siempre es una chimba porque Dani respeta mucho esa primera visión que es donde empieza todo. Ya después uno lo va puliendo y va tallando el mármol, pero esa primera visión siempre se respeta y ahí creo que es donde empieza la magia. Creo que el resultado final habla muy bien de la sinergia que tenemos.

Sí se siente una diferencia. Este disco se siente más electrónico, más sintético en el buen sentido.

Daniel Álvarez: Absolutamente. Este disco es muy incómodo, es para incomodar. Yo creo que cualquier ingeniero nos raja con el volumen de las guitarras, que siempre ha sido demasiado fuerte en Diamante, pero acá es una cosa concebida desde el lugar de incomodar. Eso me encanta porque yo soy un tipo muy complaciente, empático, y a veces hasta medio cobarde. Me gusta que el ecosistema no se altere y yo creo que este disco viene con mucho raye, viene con mucho terremoto y así suena. En Leche de Tigre todo suena lindo; este disco no se trata de sonar lindo, se trata de ponerte un puño en la cara todo el tiempo.

Sí, se transmite esa temática del desamor pero no melancólico, sino como una cachetada. ¿Cómo llegaron a abordarlo desde este punto de vista?

J.G: Yo creo que el amor, el desamor y el dolor son los temas más recurrentes en la lírica de Diamante, en estas casi 100 canciones que tenemos. Lo pensamos originalmente así, es un disco muy melancólico pero no es un disco lastimero, es de que el dolor está presente y está presente en la vida de todos. Todos nos hemos tenido que dar en la jeta en algún momento de la vida, algunas personas mucho más que otras, pero es como todas las experiencias que, especialmente en el amor, nos hacen ser las personas que somos hoy en día. Como en ‘LVRBOY’ que es un poco este tema recurrente de causa y efecto. Desde el primer disco de Diamante siempre ha estado esa frase presente y en este caso, como es tan oscuro, no es un lugar donde uno se quede dando vueltas en el dolor, sino que lo sientes, lo sacas y vuelve, es como cíclico.

D.A: Yo creo que los videos de este disco terminan siendo muy fieles a la actitud, y es que hay veces que tú puedes oír música para contemplar un momento y hay veces que te toca seguir, y este es un disco para seguir y para caminar. Me encanta que en los videos todo el tiempo nos estamos moviendo y caminando. Al ser humano normal le toca caminarse la tusa y andar con ella para arriba y para abajo. Claro, se pueden tener momentos de borrachera de Juan Gabriel y Ana Gabriel, y tomar una pausa pero al otro día toca levantarse y seguir.

Este disco, primero, se hizo caminando porque Juan estaba viajando mucho; segundo, es muy fiel al concepto de que nosotros por rotos, malheridos, por enamorados o desenamorados, siempre caminamos. Honra esto, caminar y moverse, a la gente le toca así.

Algo característico de ustedes es que su música es muy rola (bogotana). ¿Cuál es el papel e importancia de Bogotá en Diamante Eléctrico?

J.G: Bogotá es absolutamente vital en lo que hacemos. Nos inventamos, sin querer, un himno moderno de Bogotá porque antes a la gente le daba miedo hablar de Bogotá. [La ciudad] tiene un espacio muy importante y aquí es donde se cocina la música pesada, de aquí es donde es la movida. Claramente es caótica y oscura, te patea en los dientes y al día siguiente te abraza. De alguna manera, y sin querer, la música sale así, incluso estando en México, como que el duende camina con uno todo el tiempo y ese duende es Bogotá que está presente, no sólo en la parte lírica, sino en el sonido.

Creo que Bogotá necesita encontrar su espacio dentro de la música colombiana internacionalmente conocida, o sea chimba Karol G, chimba Maluma y chimba J Balvin pero, ¿dónde están los exponentes de música de Bogotá? Creo que el representante más grande en este momento de la música de Bogotá es Morat, que es bacano. Puede que para mucha gente sea una cagada pero ellos ahí están y me parece interesante, necesitamos que más gente haga eso para que Bogotá se ponga en el mapa a nivel internacional.

Cuando ustedes iniciaron hace más de 10 años, ¿cómo era la industria musical nacional en ese entonces a comparación de como lo es ahora? ¿Creen que hoy es más amable con las bandas?

D.A: Yo creo que ya está claro que ya hay una liga. Ya se sabe lo que significa ser una banda, ya se sabe cuál es el ejercicio. Cuando nosotros arrancamos éramos unos loquitos, como al comienzo de esas películas de cualquier liga deportiva del mundo que son tres con un balón, así éramos nosotros en la esquina completamente desarticulados. Nunca nos sentamos a conversar, nos encontramos en el camino y ahí fue cuando se fue configurando, todo el mundo trabajando a espaldas de todo el mundo porque si no, no seríamos rolos.

Hoy en día ya hay una liga, un lugar donde tú sabes más o menos qué debes de hacer y cuándo lo debes de hacer. A nosotros nos tocó inventarnos. Nosotros teníamos antecesores muy importantes pero no podíamos volver a preguntar cómo se hacen las cosas porque ya no hay disqueras, ya no hay radio y ya no hay MTV. Sí nos tocó ser muy tercos y muy obstinados en el sentido en que nadie estaba jugando esto. No sólo fue en el 2012, de ahí para atrás éramos unos locos rarísimos, ya hoy en día es súper normal, todo el mundo tiene una banda. A nosotros nos tocó volver a inventar el deporte que llevamos jugando desde hace 50 años en esta ciudad pero no teníamos la data.

Karim Estefan (@karimiztan)

¿En qué han cambiado los públicos? Hace no muchos años el público colombiano era muy de despreciar lo nacional.

J.G: Yo siempre he hablado del público. Como teníamos la oportunidad de tocar en toda Latinoamérica y en muchos lugares del mundo, y hemos visto a los fans de diferentes lados, creía que no estábamos a la altura. ¿Por qué carajos el público de Colombia no compra una boleta? ¿Por qué es tan hater? Pero siento que eso ha ido cambiando en los últimos cinco años. Para Diamante, algo increíble que pasó en la pandemia fue que el público cambió con Mira lo que me hiciste hacer y llegaron nuevas audiencias, entonces las cosas cambiaron para bien, pero por mucho tiempo nos tocó aguantar el hate de los conciertos de The Rolling Stones o de algún festival. Los chinos hoy en día entre 18 y 28 años no creen mucho en los géneros, eso del rock es para los “pongan Caifanes” del mundo, los chinos hoy en día les vale huevo, escuchan Morat, Bad Bunny y Diamante. Les vale huevo porque les gustan las canciones.

Sí siento que ha habido un crecimiento, también lo veo no sólo en los tickets y en la venta de bandas pioneras de nuestro género, sino que también lo veo en el reggaetón. J Balvin nunca llenó aquí jamás, pero ahora Karol G y Feid llenan demasiado, la gente realmente va por las canciones y les gusta, eso no se veía. Shakira sufría por vender boletos en Colombia y es un fact, nunca pudo hacer un estadio porque el público no le daba. Hemos mejorado pero nos falta camino.

El cambio es muy reciente. Ahora la industria es muy acelerada y exige sacar sencillos porque si no ya “no se está presente”, ¿cómo se han ido adaptando a esos modelos de la industria?

D.A: Nosotros somos muy de buenas porque creo que la industria está para la gente que puede salir de su casa con un master hecho. Para mí hoy en día, en estos juegos del hambre tan berracos, nosotros llegamos a mezcla y ahí masterizamos por fuera, pero ese es un privilegio cabrón, entonces puedes estar al día con poner música allá afuera más rápido que muchos otros. Grabarnos nuestras voces, grabar nuestros instrumentos y producir, eso nos pone en una dinámica en donde tenemos un volumen de lanzamientos para competir, pero no es porque estemos jugando juegos, sino porque así trabajamos de rápido. Esto sería voraz si tuviéramos que ir a gigantescos estudios a hacer discos.

J.G: Y a tratar de recuperar la plata de un productor que por barato vale cinco mil dólares por canción y un man que te mezcle una canción que vale mil dólares. Estaríamos absolutamente en la ruina porque, ¿cómo putas vas a recuperar eso con los centavos que te da el streaming?

D.A: Por un lado somos muy de buenas y por otro lado no me parece que Diamante sea un buen ejemplo para la gente que está haciendo música allá afuera porque nos volvimos demasiado buenos en demasiadas cosas que no debimos de habernos vuelto buenos: el liderazgo que tenemos desde el punto de vista de management porque yo soy socio de M3, el punto de vista de productor porque uno de nuestros dos miembros fundadores es uno de los mejores productores de Latinoamérica, que sepamos editar contenido y que, además, sepamos grabar guitarras y grabar voces. Ese mensaje es difícil de masticar.

Sí. Chicos, ¿cuál es la razón de ser de Diamante Eléctrico?

J.G: La música, absolutamente vivimos y respiramos por la música, nosotros no tenemos ninguna otra agenda ajena a la música. No nos importa la fama, no nos importa el dinero porque si no, no estaríamos acá. Claro que el dinero es importante para poder vivir y comer, pero nosotros no hacemos nada por otra cosa diferente a nuestro amor por la música. Todo esto es lo más vital para la banda, por eso estamos donde estamos. Siempre hemos respetado y entendido que la música va por encima, incluso, de nosotros como personas. Siento que si seguimos así, finalmente podemos llegar a dejar un granito de arena dentro de la historia de la música en Latinoamérica, que es lo que queremos hacer.

D.A: Si tú te das cuenta, toda la gente en su día a día está buscando algo especial, sea lo que sea, esto es un instrumento hacia lo excepcional, todo mundo lo busca, lo grita y lo necesita en su vida. Nosotros como una varita mágica que es Diamante Eléctrico que hace nuestras vidas excepcionales y más allá. Todo esto se trata de la música, pero si no fuera eso, estaríamos jugando billar semi profesionalmente y rogando sentirnos diferentes. Esto es como un vehículo a lo excepcional. Eso es lo que más agradezco, la capacidad de sentirse tan increíblemente único dentro de este mundo. Esto para mí es lo que lo hace único, es como un cohete al cielo.