EXTRAÍDO DE RS137, OCTUBRE 2014
Según Denzel Washington, no hubo egos en juego en la realización de la versión cinematográfica de El Justiciero, popular serie de televisión de la década de los ochenta que fuese protagonizada por Edward Woodward, quien caracterizaba a ese vigilante de noche que protegía a los desamparados en una sociedad repleta de violencia y atropellos.
“Hubo largos días y noches complejas. Fue un rodaje en donde, no sé por qué situación, repetimos muchas cosas. Supongo que el director quería asegurarse que tuviéramos lo que necesitábamos. Así que el aspecto físico fue arduo, pero no me puedo quejar porque tuve una excelente experiencia al trabajar en El Justiciero. Fue un rodaje un tanto difícil pero también muy satisfactorio”, asegura Washington en entrevista exclusiva realizada en Toronto, Canadá, justo en la conmemoración del Festival de Cine que año con año se celebra en la ciudad, evento al que El Justiciero fue invitado a manera de gala.
Probablemente la película poco tenga que ver con esa dramática serie producida hace más de tres décadas para la pantalla chica. Como es práctica, el concepto se ha adaptado a nuestros tiempos, por lo que la historia se transporta a nuevos territorios –mucho más oscuros y prácticos– de la mano de Antoine Fuqua, con quien Washington había trabajado en Día de entrenamiento, la cinta que le valió al actor un premio Oscar.
“Obviamente, con Antoine tuvimos un gran éxito con Día de entrenamiento, por ello pensé que sería cosa del destino reunirnos de nuevo en el momento correcto, cuando las estrellas se alinearan. Sentí que Antoine pasaba por una buena circunstancia en su vida, y era más que claro que sabría cómo contar una historia con estas características», revela el actor..
En El Justiciero, Washington da vida a Robert McCall, un hombre que es letal, aunque no parece serlo. De acuerdo a la lectura del actor, se trata de alguien silencioso, reservado y metódico, alguien que se sienta en la misma mesa para tomar la misma merienda prácticamente todos los días, alguien que trata de no hablar con extraños, pero que encuentra en Elina (caracterizada por Chloe Grace Moretz), lo cual fracciona sus límites.
“La estructura de la historia permite que empieces a preocuparte por el tipo; esto te ayuda a entender su conexión con la muchacha. Son dos almas solitarias, dos almas rotas y no sabemos la razón por la que él vive de esa forma; en realidad no deseamos quedar abrumados por detalles, pero, como dije, es obvio que él es más que simplemente un vigilante”, manifiesta el actor.
Sin duda, parte del gran atractivo de El Justiciero es que se asocia con el deseo del público de ver a un héroe modesto, sigiloso y urbano que defiende lo que considera correcto. Digamos que representa la fantasía que día a día tienen los habitantes de una gran metrópolis, un sueño realizado. “Creo que todos deseamos sentirnos importantes, como si fuéramos el número uno en relevancia para los demás, lo cual es cada vez más difícil de lograr. Nos agrada sentirnos protegidos, saber que le importamos a alguien. Queremos que la gente nos cuide y nos proteja”, finaliza el histrión al referirse al propósito primordial de este héroe urbano.
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