Cyrano de Bergerac fue un poeta y dramaturgo francés que, aunque se le considera como un gran autor y uno de los pioneros de la ciencia ficción, es más conocido como el protagonista de la célebre obra de teatro de Edmond Rostand.
Aunque la obra de Rostand contiene algunos elementos biográficos de la vida de Cyrano, lo cierto es que constituye un relato de ficción. En dicho relato se cuenta el gran amor que el poeta sentía por la bella e intelectual Roxanne, el cual no era capaz de confesar debido a que el poeta poseía una nariz descomunal que lo hacía sentirse muy poco atractivo. El Conde de Guiche quiere casarse con Roxanne, pero ella no lo ama. Su corazón le pertenece al apuesto y joven cadete Christian de Neuvillette, el cual no posee el don de la palabra que tanto admira la mujer. Es así que Cyrano renuncia a su amor por Roxanne y decide ayudar a Christian a conquistar a su amada, recurriendo al talento que este tiene para la poesía.
Esta historia bien conocida, se ha llevado al cine en numerosas ocasiones. Las versiones más conocidas son la de 1950 que, aunque fue un rotundo fracaso comercial, le dio al actor José Ferrer un merecido premio Óscar. Roxanne, la versión contemporánea de 1987, protagonizada por Steve Martin, es tremendamente divertida e incluye un final feliz. Pero la mejor adaptación hasta la fecha, es sin duda la belísima cinta dirigida por Jean-Paul Rappeneau y protagonizada por Gérard Depardieu de 1990. Tampoco podemos olvidar a Edmond, la majestuosa cinta de Alexis Michalik, que cuenta la vida del autor de Cyrano.
La obra de Rostand también se ha convertido en varias óperas y musicales. Dos de los musicales más recientes fueron el confeccionado por Leslie Brucusse y Frank Wildhorn en el 2009, en el que estuvo involucrado el legendario cantante español Raphael, y el del 2018, compuesto por Erica Schmidt, la esposa del actor Peter Dinklage, famoso por su papel de Tyrion Lannister en la serie Juego de tronos. El director británico Joe Wright, reconocido por sus películas de corte clásico como Orgullo y prejuicio, Expiación y Anna Karenina, adapta al cine el musical de Schmidt y pone a Dinklage en el papel del personaje principal, eliminando, eso sí, su enorme nariz.
En la versión cinematográfica de Wright, Cyrano es un valiente soldado y un talentoso poeta, enamorado perdidamente de Roxanne (una ensoñadora Haley Bennett, desbordando sensualidad por todos sus poros). Cyrano también es una persona que se considera muy poco atractiva como para ganarse el amor de la bella mujer. Pero aquí es su pequeña estatura y no una nariz descomunal, lo que hace que Cyrano reprima su amor y termine ayudando al guapo, pero poco brillante Christian (interpretado por el actor de origen afroamericano Kelvin Harrison Jr.).
Dinklage se luce transmitiendo la valentía (en un momento se enfrenta de una manera muy convincente a diez hombres con su espada, en una elaborada secuencia de acción) así como la inteligencia e irreverencia de Cyrano. Pero también logra, gracias a sus grandes dotes actorales, expresar su tormentoso conflicto interno, el cual tiene que ver con su orgullo y sus complejos.
La música, compuesta por los hermanos gemelos Aaron y Bryce Dessner, junto con Matt Berninger (integrantes de la agrupación The National), en colaboración con Carin Besser, es delicada, sutil y de una gran belleza, logrando comunicar con elocuencia los estados internos de los personajes (los actores cantaron en vivo sobre el escenario, al mejor estilo de la cinta Los miserables de Tom Hooper). Y las coreografías, bellamente fotografiadas por Seamus McGarvey (colaborador recurrente de Wright) resaltan sobre el despampanante diseño de producción de Sarah Greenwood (otra colaboradora constante del director).
Sabiamente, Wright decide dejar el triste final de la obra original de Rostand (y del musical de Schmidt) para su Cyrano. Puede que la cinta de Rappeneau siga siendo la mejor adaptación cinematográfica de la obra inmortal del siglo XIX, pero definitivamente, esta se encuentra dentro de las mejores.