Atrás de cada lengua hay una re historia. Eso dice Cecita Videla, desde Alicante. Esta tatuadora argentina, especializada en iconografía stone, lleva tatuadas más de 500. De todo tipo. El feed de su cuenta de Instagram (@cecita_v) es una galería de arte rollinga sobre la piel. “Los fanáticos de los Rolling somos un poco especiales, tenemos algo en nuestro ADN que va más allá del fanatismo. Nadie está del todo bien”.
El primer tatuaje que se hizo, a los 14 años, fue, por supuesto, una lengua. Pero pasó mucho tiempo hasta que se convirtió en tatuadora. Antes, estudió artes plásticas y diseño gráfico, hasta que decidió incursionar, como autodidacta, en el arte de las agujas sobre la piel. En 2015 armó su propio estudio casero y pronto el dueño del bar temático 40 x 5 le propuso sortear un tatuaje stone. A partir de ahí, no paró. “A un amigo le hice la tapa de Tattoo You, con las caras de Jagger y Richards en las costillas. Fue el más complicado”, recuerda.
A mediados de 2021 se instaló en Ibiza para hacer la temporada como tatuadora. Pero en el verano pasó por Buenos Aires y fue un boom. “Avisé en el Instagram que iba a tatuar por allá y dejé el celular para hacerme un café. Al rato, tenía 68 mensajes pidiendo turnos. Estuve 20 días e hice casi cien tatuajes”.
A los Stones los vio por primera vez en los míticos shows de River en 1995, y en cada visita posterior. También vio conciertos en Montevideo, Santiago de Chile, La Habana, Las Vegas, Londres, Twickenham, Barcelona, Ámsterdam, Praga, Varsovia y Marsella. “Vi bastantes, pero nunca son suficientes”, confiesa. Por eso, para esta gira ya tiene tickets para Madrid, Lyon y Milán. “Conocí lugares a los que, si no hubieran tocado ellos, nunca hubiese ido”.
En 2019, conoció a Charlotte, nieta de Charlie Watts, y le mostró su trabajo. “Me empezó a seguir en Instagram y dijo que vendría a Argentina para hacerse la lengua de pinches. Y a otro amigo le hice la cara de Ron Wood y pudo mostrársela. Por lo menos, uno de los Rolling Stones vio en vivo y en directo un tatuaje hecho por mí. Y eso es más que satisfactorio”.
