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Crítica: Yo Capitán (Io Capitano)

El infierno de la migración ilegal es contado desde el punto de vista de un joven senegalés de 16 años en la nueva cinta del director de Gomorra.

Matteo Garrone 

/ Seydou Sarr, Moustapha Fall, Issaka Sawadogo

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Cineplex

El director italiano Matteo Garrone es conocido por su habilidad para explorar el lado oscuro de la condición humana. Comenzó su carrera en el cine con los largometrajes Verano en Roma (2000), El embalsamador (2002) y Primer amor (2004), pero fue con su película Gomorra (2008) que alcanzó el reconocimiento internacional y consolidó su posición como uno de los directores más destacados de Italia. Basada en el libro de Roberto Saviano, Gomorra es una mirada cruda y de corte neorrealista al mundo de la mafia napolitana que recibió los más grandes elogios de su colega Martin Scorsese. 

Además de Gomorra, Garrone ha dirigido una variedad de películas que abarcan diferentes géneros y estilos. Por ejemplo, Reality (2012), es una sátira social sobre la obsesión por la fama y la televisión, que recibió el Gran Premio del Jurado en Cannes. Luego, Tale Of Tales (2015), su primera cinta en inglés, es una adaptación basada en las historias de la colección de cuentos de hadas del siglo XVII compilados por Giambattista Basile, que marcó su incursión en el cine fantástico y recibió elogios por su imaginativa dirección y diseño visual. Luego llegaría Dogman (2018), una cruenta fábula sobre un cuidador de perros envuelto en negocios con la mafia y Pinocho (2019), una hermosa adaptación del cuento de Carlo Collodi, que terminaría siendo opacada por la obra maestra de Guillermo del Toro.  

La alternancia entre lo surrealista y lo hiperrealista de su filmografía continúa con Yo capitán, una historia cruda y salvaje, pero no por ello carente de esperanza, que intenta visibilizar el verdadero infierno que viven miles de inmigrantes ilegales que parten de África para buscar un futuro promisorio en Europa, ya que los noticieros nos acostumbraron a ver los numerosos barcos que llegan, pero no a las personas que los tripulan. 

Garrone nos cuenta esta historia desde el punto de vista de Seydou (un estupendo Seydou Sarr), un joven senegalés amante de la música que sueña junto a su primo Moussa (un maravilloso Moustapha Fall), con viajar a Italia para poder triunfar como artistas y brindarle una vida mejor a su madre (Khady Sy). El director y guionista construye a estos dos personajes a partir de testimonios de inmigrantes reales para confeccionar una odisea que nos recuerda a la estremecedora Expreso de medianoche, pero sin esa violencia casi insostenible del trabajo de Alan Parker.

Vamos a ver a este par de chicos embarcarse en un bus, llenos de esperanza, sueños y algo de dinero, para ver cómo su travesía a través del desierto del Sahara rodeado de muertos, su estancia como prisioneros y luego como esclavos y, al final, su viaje en un barco destartalado y colmado de personas como ellos (mujeres, niños, ancianos, bebés), los lleva a dejar atrás su inocencia y borrar las sonrisas de sus caras, ahora llenas de cicatrices. 

Pero no todo es pesimismo en la cinta de Garrone. También hay solidaridad, heroísmo y esperanza, así como unas hermosas secuencias oníricas que sirven como escapismo para Seydou y nos recuerdan el cine de corte fantástico del director. Los actores secundarios en Yo capitán son personas que vivieron la odisea de Seydou y Moussa y colaboraron con el director para darle autenticidad a la historia. Sin embargo, de acuerdo con Garrone, las historias que documentó por más de dos años son mucho más terribles que lo que se ve en la pantalla.

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