Crítica: X

Un grupo se interna en la zona rural de Texas de los años 70 para filmar una película porno y termina siendo víctima de una masacre.

Ti West 

/ Mia Goth, Jenna Ortega, Brittany Snow, Martin Henderson, Scott Mescudi

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Cine Colombia

Entre otras cosas, los estudios A24 son considerados como la meca del cine de “terror elevado”, término utilizado en la “recuela” de Scream para referirse a cintas del género con un alto valor artístico y que apelan a una élite intelectual, como lo son los trabajos de Robert Eggers (The Witch, The Lighthouse) o Ari Aster (Hereditary, Midsommar).

Junto a las estupendas películas de terror de Eggers y Aster (considerados como los nuevos maestros del género), A24 también ha estado detrás de delirantes títulos como Under The Skin de Jonathan Glazer, Tusk de Kevin Smith, The Monster de Bryan Bentino, It Comes At Night de Trey Edward Shultz, The Killing Of A Sacred Deer de Yorgos Lanthimos y Lamb de Valdimar Jóhannsson. Ahora se une a este selecto y escalofriante grupo el director Ti West con su cinta X.

West no es nuevo en el negocio. De hecho, X es su octava cinta de terror (The Roost, The House Of The Devil, Cabin Fever 2 y The Innkeepers son algunos de sus trabajos anteriores). Pero definitivamente, esta es una mejor película que sus predecesoras. Tomando como principal referente al clásico The Texas Chain Saw Massacre de Tobe Hooper, West confecciona una película cruda, burda y salvaje, plena de sexo y violencia y con más texto que subtexto, que cumple a cabalidad con la misión de asustar, repugnar y hacer reír por partes iguales.  

Siguiendo la estructura fija del slasher (Masacre en Texas fue una de las primeras), la cinta de West comienza con un grupo de jóvenes degenerados quienes, a finales de la década del setenta (una época sin dispositivos celulares o GPS), se dirigen a una cabaña rural ubicada en Texas (y alejada de lo urbano), para filmar una película porno con el sugestivo título de Las hijas del granjero.

El grupo es liderado por el jovial y emprendedor Wayne Gilroy (Martin Henderson de la serie Virgin River), el productor de Las hijas del granjero (como dato curioso, sí existe una película pornográfica setentera con este título y es reconocida por contar con el legendario actor, escritor y comediante Spalding Gray).  

Los otros integrantes son Maxine (Mia Goth de las alocadas Nymphomaniac y A Cure For Wellness), la novia pecosa y cocainómana de Wayne, y quien aspira en convertirse en una superestrella como Lynda Carter. La coprotagonista de Las hijas del granjero es Bobby-Lynne (Brittany Snow de la saga Pitch Perfect), quien, a su vez, es la novia de Jackson (interpretado por el rapero Kid Cudi), un veterano de Vietnam y protagonista masculino de la cinta. Los acompañan RJ (Owen Campbell de Super Dark Times), un director pretencioso empecinado en hacer una “buena película sucia”; y Lorraine (Jenna Ortega de las series Jane The Virgin, Wednesday y de la recuela de Scream), la introvertida novia de RJ y la encargada del sonido. 

La casa de huéspedes donde van a filmar es la propiedad de una pareja de ancianos excéntricos conocidos como Howard (Stephen Ure), un veterano de las dos guerras mundiales; y Pearl, una exbailarina con demencia senil (Mia Goth bajo toneladas de maquillaje encarnando a su propia antagonista). Los amantes de los slashers sabrán de antemano que realizar una película porno en una casa de campo va a tener unas consecuencias desastrosas y que la pareja de ancianos no va a ser para nada pacífica o apacible. 

Los referentes cinematográficos usados por West no se agotan con Masacre en Texas. Vamos a encontrar guiños a cintas como Psycho, Easy Rider, Alligator y Hardcore, por no hablar de “clásicos del porno” como Debbie Does Dallas.  El director profundiza en la historia de la bailarina desquiciada de antaño con Pearl, la precuela de X, una cinta mucho más aterradora y perturbadora que esta divertida cinta colmada de sangre, sudor y otros fluidos.   

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