La preferencia o aversión por ciertas personas, ciertas comidas, cierto tipo de música o cierto tipo de películas, hace parte de fenómenos complejos influenciados por una combinación de factores biológicos, culturales, psicológicos y personales. Las experiencias durante la infancia pueden tener un impacto duradero en las preferencias y aversiones. Si alguien tiene experiencias negativas en su niñez, es posible que desarrolle una aversión en el futuro. Por otra parte, los hábitos están fuertemente influenciados por la cultura y el entorno en el que crecemos. Lo que es común y aceptado en una cultura, puede ser percibido como extraño o desagradable en otra.
Las asociaciones mentales y emocionales también pueden influir en las preferencias y aversiones, y estas pueden cambiar con el tiempo debido a los cambios y experiencias que sufrimos a lo largo de la vida. Las personas pueden volverse más receptivas a medida que envejecen y ser más prejuiciosas cuando son jóvenes. La influencia de amigos, familiares y otros miembros de la sociedad también puede afectar las preferencias, ya que las personas tienden a adoptar los gustos y las aversiones de quienes les rodean.
En un momento donde la música se caracteriza por su pobreza formal y su artificialidad, hacer una cinta sobre un gran director de orquesta es un riesgo enorme. Más aún cuando las nuevas generaciones, desde su narcisismo e inmadurez, suelen rechazar todo lo que sea diferente a lo que están acostumbrados a consumir.
Este es el principal problema con Maestro, la segunda cinta como director del actor Bradley Cooper, luego de su magnífica versión de Nace una estrella. Su nuevo trabajo se enfoca en la vida y obra de Leonard Bernstein, el destacado compositor, director de orquesta y pianista estadounidense, ampliamente conocido por ser una de las figuras más influyentes y versátiles en la música del siglo XX y cuya contribución abarcó desde la música clásica hasta la composición de obras para Broadway.
Entre los logros más destacados de Bernstein se encuentra su papel como director musical de la Filarmónica de Nueva York desde 1958 hasta 1969, donde fue reconocido por su inmenso carisma y enfoque apasionado en el escenario. Como compositor, Bernstein dejó un legado duradero con obras como la Sinfonía No. 1: Jeremiah y la Sinfonía No. 2: The Age of Anxiety. Sin embargo, su contribución más popular West Side Story, el musical que interpretó el drama de Romeo y Julieta en el contexto urbano de la ciudad de Nueva York y que se convirtió en todo un fenómeno cultural y cinematográfico, gracias al clásico dirigido en 1961 por Robert Wise y Jerome Robbins (Steven Spielberg realizó una hermosa versión en 2021).
Maestro es una cinta que muchos odiarán, pero que probablemente será amada por aquellos que crecimos escuchando música clásica y que tenemos a los musicales de Broadway cerca de nuestro corazón. Quienes la encontraremos cautivadora, seremos tildados de elitistas, pretenciosos, esnobs y aburridos. Pero lo cierto es que la música clásica y los amantes de esta, hemos sufrido estos ataques por décadas. Más ahora en una época sobrecargada de auto tune y estética pobre.
La cinta de Cooper es una recopilación de momentos en la vida de Bernstein, capturada en unos bellos segmentos filmados a blanco y negro y en color saturado, así como en encuadres diferentes, que incluyen sus logros profesionales y sus problemas personales, contrapunteando unos con otros y generando así un retrato complejo del artista ilustre y el hombre contradictorio que jamás pudo quedarse quieto en su vida.
En una especie de apuesta de “todo o nada”, el director Cooper aborda este biopic de una manera innovadora y osada, centrándose en la lucha interna de Bernstein, especialmente en lo referente a su orientación sexual. Como actor, su potente interpretación está llena de fuerza y pasión, y más allá de una nariz prostética, logra equiparar de una manera impresionante al personaje real que encarna. Basta con ver la increíble y audaz secuencia extendida en la que el Bernstein de Cooper dirige la Sinfonía No. 2 de Gustav Mahler. En ella, el actor y el director de orquesta se funden en uno solo y nos damos cuenta de que la música es uno de los dones más bellos y sublimes que posee el ser humano.
Junto a Cooper encontramos a una estupenda Carey Mulligan interpretando a la actriz Felicia Montealegre, la compañera y guía de Bernstein, una mujer que se diluye como persona dejando en un segundo plano su amor por él, para dedicarse a sacar a su pareja de sus impulsos oscuros y autodestructivos para ayudarle a brillar como artista.
Bernstein ama a su esposa, pero sus impulsos sexuales están dirigidos hacia hombres jóvenes y bellos, como el clarinetista David Oppenheim (Matt Bomer), a quien vemos como se le parte el corazón en una conmovedora escena cuando Leonard le presenta a Felicia. Como si se tratara de una pieza de música clásica, Cooper deja que los espectadores infieran sobre lo presentado. En su cinta se muestra a un hombre vanidoso y egocéntrico que disfruta de ser adorado por su audiencia, pero también a un talentoso artista que adora la música y que produce su arte aislado de toda la parafernalia proveniente del mundo del glamour y el espectáculo.
En Maestro, Bernstein es mostrado como un hombre de contradicciones, tan carismático y extrovertido, como extremadamente cerrado en sí mismo e incapaz de ser sincero. Y en medio de esta contradicción, está la mujer que lo acompañó durante veinticinco años y que lo conoció y lo admiró realmente, permitiéndole la libertad que necesitaba para poder producir, pero sufriendo un inmenso daño en el camino. Todo esto es contado en una serie de imágenes de una gran belleza y elocuencia, como un álbum de recortes o el mejor cine de antaño solía hacerlo.
En su ensayo “El cuerpo de la música”, el semiólogo Roland Barthes examina cómo la experiencia musical está intrínsecamente vinculada al cuerpo del oyente. Plantea que la música no solo se percibe a través del oído, sino que también involucra al cuerpo en su totalidad. Barthes se sumerge en la idea de la corporeidad de la música, explorando cómo la música afecta y se conecta con diferentes partes del cuerpo, provocando respuestas sensoriales y emocionales. La idea de cómo la música logra penetrar en la experiencia corporal y emocional del oyente cuando nos liberamos de los prejuicios, es la misma que se debe aplicar para poder apreciar la película de Cooper.