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Crítica: Exhuma: La tumba del diablo (Pamyo)

¡Abran paso Frank Black, Mulder y Scully! Que aquí llegan los expedientes secretos de la exhumación.

Jang Jae-hyun 

/ Choi Min-sik, Do-hyun Lee, Kim Go-eun, Jae-cheol Kim, Hae-jin Yoo

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Cinetopia

Exhuma (Pamyo en coreano, que significa “desenterrar”) es una cinta que mezcla el horror sobrenatural con la historia y la cultura coreanas, llevándonos a un viaje inquietante y misterioso. Bajo la dirección de Jang Jae-hyun, conocido por sus trabajos previos en el género como Exorcistas (2015) y Svaha: The Sixth Finger (2019), la película no se conforma con ser otro típico relato de exorcismo, sino que busca explorar las profundas grietas culturales e históricas que dividen a Corea.

Hwa-rim (interpretada por Kim Go-eun de la serie Las hermanas), es una chamán joven pero experimentada, quien junto con su asistente Bong-gil (Do-hyun Lee de la serie La buena mala madre), son convocados por el acaudalado Ji-yong Park (Jae-cheol Kim) para romper una maldición ancestral que afecta a los primogénitos de su familia, incluido su propio hijo recién nacido. 

A medida que la historia avanza, Hwa-rim y su equipo, que incluye al veterano geomante Kim Sang-deok (el maravilloso Choi Min-sik de Sympathy For Lady Vengeance) y a su aprendiz, el encargado de una funeraria Yeong-geun (un estupendo Hae-jin Yoo de Confidential Assigment), se embarcan en la tarea de exhumar el cuerpo de un patriarca de la familia Park quien yace en una tumba situada en la frontera entre Corea del Norte y del Sur, con la esperanza de calmar a un espíritu inquieto.

La influencia en Exhuma de las series de Chris Carter como Los Archivos X y Millennium es más que evidente, con esa mezcla entre el policíaco duro y el terror sobrenatural y un equipo carismático de profesionales que bien podrían tomar las riendas de una exitosa franquicia. Asimismo, la cinta bebe de los casos de los esposos Warren y de Elise Rainier, los protagonistas de las sagas de El conjuro e Insidious conjuradas por James Wan, donde el trabajo detectivesco se combina con la presencia de poderosos espectros del más allá.

Uno de los elementos más interesantes de Exhuma es cómo se entrelazan las diversas creencias religiosas y espirituales de Corea, desde el chamanismo coreano hasta el cristianismo y el budismo. Esto permite que la película juegue con las expectativas del público y presente una narrativa rica en significados y símbolos. El director logra que el espectador se sumerja en una atmósfera donde lo sobrenatural no solo es un recurso de miedo, sino también un reflejo de las tensiones históricas y sociales que aún persisten en la península coreana y su compleja relación histórica con China y Japón.

A nivel técnico, la película destaca por su cuidado diseño de producción y su evocadora fotografía, cortesía de Lee-Moe Gae (Historia de dos hermanas, I Saw The Devil). Además, la dedicación del elenco para retratar con precisión los rituales chamánicos, es evidente en cada escena. Este nivel de autenticidad añade un realismo perturbador que eleva la película por encima de otros filmes de terror más convencionales. Además, la dirección de Jang Jae-hyun, con su trasfondo político y religioso, aporta una interesante perspectiva que contrasta con las prácticas chamánicas mostradas en pantalla, lo que enriquece aún más la complejidad temática de la obra.

Sin embargo, Exhuma también enfrenta algunos desafíos. La película está dividida en dos mitades distintas, lo que puede desconcertar al espectador. La primera parte se enfoca en el conflicto con un espíritu ancestral, mientras que la segunda mitad toma un giro inesperado que es mejor no revelar aquí. Esta dualidad en la estructura narrativa, aunque arriesgada y novedosa, puede hacer que la película se sienta fragmentada, como si se tratara de dos entregas distintas fusionadas en una.

A pesar de su relativa escasez de sustos tradicionales, Exhuma compensa esto con una profundidad narrativa y una exploración de horrores culturales y personales. La película excava no solo en las tumbas de los antepasados, sino también en las heridas abiertas de una nación dividida. En última instancia, Exhuma se presenta como un filme que, si bien puede resultar exigente para el público acostumbrado a un terror cargado de efectos, sangre y sobresaltos, ofrece una experiencia rica y llena de capas para aquellos dispuestos a sumergirse en ella.

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