Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Cristian Mungiu o la resurrección del cine rumano

“No creo en historias ‘masculinas’ o ‘femeninas’; creo que, si tú entiendes a las personas, también puedes contar una historia con una protagonista femenina, lo cual he hecho muy a menudo”.

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

julio 26, 2023

Cristian Mungiu

Cortesía de Cineplex

Cristian Mungiu es uno de los autores más destacados del cine rumano contemporáneo y ha ganado reconocimiento internacional por su estilo distintivo y enfoque en narrativas realistas y humanas. Mungiu estudió en la Universidad de Cine y Teatro de Bucarest y durante su tiempo en la universidad, co-fundó la Asociación Cinematográfica de Estudiantes y fue editor en jefe de la revista de cine “Film”. 

Fue en 2007 cuando Mungiu alcanzó fama mundial con su segundo largometraje, el estremecedor 4 meses, 3 semanas y 2 días. La película, ambientada en la década de 1980 en Rumanía durante el régimen comunista de Nicolae Ceaușescu, sigue a dos jóvenes universitarias que intentan llevar a cabo un aborto ilegal. La película recibió elogios de la crítica y ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes, lo que estableció a Mungiu como una figura destacada en el cine mundial. Después del éxito de 4 meses, 3 semanas y 2 días

Mungiu continuó su carrera con películas aclamadas como Más allá de las montañas del 2012, que también compitió en Cannes y ganó premios importantes. Esta película explora temas como la religión, la amistad y la corrupción dentro de un convento rumano.

El cine de Mungiu se caracteriza por su enfoque en historias íntimas y emocionales, ambientadas en el contexto social y político de Rumanía (un ejemplo perfecto es su magnífica cinta La graduación) y sus obras suelen abordar temas difíciles y controvertidos de una manera franca y realista, como sucede también con RMN, su último trabajo, una poderosa denuncia contra la xenofobia.

ROLLING STONE: ¿Quiénes son los cineastas que más admiras y cuáles son tus películas favoritas?

CRISTIAN MUNGIU: Originalmente, consideré convertirme en escritor, ya que encontraba que muchas cosas que sucedían a mi alrededor valían la pena ser contadas. Hasta el día de hoy, mi proceso de creación se basa en observar la realidad, no en ver películas. Me fascina ver cómo la gente se comporta, habla, piensa, miente, decide y manipula. Mis gustos sobre el cine han ido cambiando a medida que envejezco. De niño me gustaba Chaplin, de adolescente Kieslowski y Forman, de estudiante Jarmusch y De Sica, mientras que cineastas como Pialat y Ozu los descubrí bastante tarde. A finales de los años 80, en Rumanía, experimenté la fiebre del VHS. Veíamos 3, 4 o 5 películas seguidas cada noche los fines de semana. Así que reproducía con mucha frecuencia otras películas de mi colección, como Taxi Driver y Scarface, como también Stalker y Roma de Fellini.

¿Cuáles son tus intereses generales que hacen parte integral de tu filmografía?

CRISTIAN MUNGIU: Idealmente, trato de contar historias sobre cosas que conozco bien, describiendo un momento corto, pero bastante dramático de toma de decisiones, que dura un período de tiempo relativamente corto. Observo este proceso de toma de decisiones de la manera más neutral posible, sin interpretar la historia desde mi propia perspectiva ética, intentando que se sienta como un thriller, aunque esté basado en circunstancias con las que cualquiera podría identificarse. No creo en historias “masculinas” o “femeninas”; creo que, si tú entiendes a las personas, también puedes contar una historia con una protagonista femenina, lo cual he hecho muy a menudo.

4 meses, 3 semanas y 2 días
Cortesía de Cineplex

¿Consideras que tu cine está íntegra e inevitablemente vinculado a cuestiones políticas y dilemas morales?

CRISTIAN MUNGIU: No, no lo creo, pero entiendo por qué los críticos de cine o los espectadores podrían verlo así. De hecho, pienso que en cada película hay un dilema moral; lo que marca la diferencia es cómo presentas ese dilema de manera plausible, realista y veraz. Prefiero “mostrar y observar” cómo las personas piensan, dudan y actúan, no simplemente “comunicar” de forma breve. Me gustan esos pequeños momentos de la vida que generalmente el cine comercial no considera dignos de describir en una película, ya que son irrelevantes para el avance narrativo. Sin embargo, son los que aportan verdad y particularizan la historia, individualizándola fuera de los estereotipos.

3 RMN
Cortesía de Cineplex

El título “R.M.N.” se refiere a un procedimiento de diagnóstico que en tu película hace posible evidenciar una enfermedad, un trastorno. Pero también es “Rumania” sin vocales. ¿Es intencional? ¿Puedes hablarnos sobre eso?

CRISTIAN MUNGIU: No fue mi intención hacer ninguna alusión a Rumanía, así que me sorprendió cuando la gente en Cannes interpretó el título de esa manera. La historia habla sobre un patrón de pensamiento y comportamiento que es muy universalmente humano: nuestra necesidad de identificarnos con nuestra “tribu” y considerar a quienes son diferentes como potencialmente peligrosos, nuestra tendencia a conformarnos con la opinión de la multitud en lugar de tener una opinión y enfrentar a los demás, nuestra naturaleza instintiva y a menudo violenta. Comportamientos como los descritos en la película podrían ocurrir en cualquier lugar del mundo y, por lo tanto, no me gusta cuando la gente lo asocia solo con Rumanía. El título es más bien una alusión a los mecanismos de toma de decisiones en los que el miedo y la ignorancia juegan un papel importante.

¿Qué opinas del cine rumano en la actualidad?

CRISTIAN MUNGIU: El cine rumano tuvo un período inesperado de gran exposición y visibilidad -gracias especialmente al Festival de Cannes-, sorprendiendo por la frescura de su forma, el radicalismo de su enfoque cinematográfico y la audacia de asumir riesgos, a menudo dirigiéndose a un público más sofisticado que el general. Durante mucho tiempo, hubo muy poco público para el cine en Rumanía, debido a la desaparición de los cines de una sola pantalla. Ahora el público ha crecido junto con multiplex, pero es un público para el cine comercial que los autores rumanos no saben cómo hacer y aún no desean hacer.