La moda es una de aquellas cosas que siempre ha estado presente al menos en gran parte de las épocas de la humanidad. Los vestidos despampanantes de la era victoriana, las chaquetas de cuero, los pantalones bota campana, las minifaldas, los peinados alborotados y enormes… cada década ha tenido un estilo particular que la distingue de la anterior.
Más allá de la superficialidad de esta industria, también se ha distinguido por ser la compañera de revoluciones y movimientos sociales. Ya lo decía la diseñadora e ícono de la estética punk Vivienne Westwood, “Yo solo estaba usando la moda como una manera de expresar mi resistencia y para ser rebelde”.
Con el pasar de los años, se van rompiendo paradigmas respecto a cómo lucir, se desecha lo que no sirve y se acoge aquello que aporta autenticidad. Por ello, marcas tan grandes que llevan bastante tiempo en el negocio como adidas, se han ido adaptando a las necesidades de la sociedad actual que cada vez es menos conformista, al demostrar su apoyo a causas como el Pride, Black Lives Matter y el Body positivity.
Pero esta ocasión hablaremos sobre algunas personalidades que, gracias a la construcción de una estética diversa y propia, se han destacado entre muchas otras al llevar consigo un mensaje político.
Cher
Chalecos de peluche, candongas enormes, tocados extravagantes, cabello largo y liso, transparencias y mucha piel, son algunos de los elementos que hicieron de Cher un ícono inigualable de la moda. No por nada es conocida como la reina de reinventarse, pues cada sonido que incorporó en su música década tras década desde los años 60, estuvo acompañado de un estilo que era capaz de robarse las miradas de algunos y de escandalizar a otros. En 1986 protagonizó uno de los momentos más memorables de las entregas de los Premios Óscar ya que, al ver que no era tomada en serio por la Academia, decidió lucir un diseño de Bob Mackie que no fallaría en su propósito de llamar la atención. Un año más tarde, Cher ganaría una estatuilla por su actuación en Hechizo de luna.
Divine
Abyecta, transgresora, en ocasiones grotesca, pero sobre todo, emblemática, extraordinaria y alucinante. Así era Divine, aquella drag queen de cejas arqueadas y siluetas pegadas al cuerpo que se convirtió en un símbolo de la comunidad LGBTQ+. Entre las décadas de los 70 y los 80, fue la musa del director John Waters con quien realizó Pink Flamingos (1972), Female Trouble (1974) y Desperate Living (1977), unos largometrajes contestatarios que tuvieron la capacidad de ocasionar tanto consternación, como admiración. Su arte y estilo ha sido referenciado en repetidas ocasiones en la cultura popular y un ejemplo de ello es el personaje de Úrsula en La sirenita, para el que Divine sirvió de inspiración.
Frida Kahlo
El estilo de Frida Kahlo era tan particular y fascinante que ha estado presente en piezas audiovisuales y múltiples pasarelas de todo el mundo. Jean Paul Gaultier, Valentino, Givenchy y Maya Hassen, por ejemplo, han tomado elementos insignia de la pintora mexicana como sus tocados de flores y sus vestidos de tehuana para rendirle homenaje en sus creaciones. Su estética tenía una connotación mucho más profunda ya que ocultaba un inmenso dolor debajo de esas capas de ropa, capas con las que quería demostrar que la vulnerabilidad no significa debilidad.
Imán
Cuando llegó a Nueva York, la modelo proveniente de Somalia se tuvo que enfrentar a la desigualdad en los pagos entre las personas blancas y las racializadas, provocada por el racismo en Estados Unidos. Al no dar su brazo a torcer ante la discriminación, terminó por ser una de las modelos afro más aclamadas por la industria de la moda, logrando ser la favorita de diseñadores como Gianni Versace, Thierry Mugler e Yves Saint-Laurent (este último creó The African Queen, una colección entera inspirada en ella). En 1992, David Bowie contrajo matrimonio con ella y permanecieron juntos hasta el fallecimiento del músico en 2016.
Prince
Cuando se recuerda a Prince, probablemente lo primero que venga a la cabeza sean sus pantalones de tiro alto, sus blazers brillantes, sus camisas con flecos, el cabello rizado y, por supuesto, su guitarra. Su carrera musical estuvo ligada directamente a la moda, herramienta que al igual que Bowie, era su manifiesto sobre retar y traspasar las barreras del género y la heteronormatividad.
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