Catupecu Machu cerró el Quilmes Rock mezclando emoción y riesgo sonoro

Fernando Ruiz Díaz reunió a su banda de toda la vida por una noche, para recordar a su hermano Gabriel y revalidar los títulos de un grupo que supo patear el tablero de la escena a fines del siglo pasado

Por  SEBASTIÁN RAMOS

mayo 2, 2022

Aparentemente, el cantante y guitarrista no sufrió secuelas graves y tendría el alta en los próximos días.

Ignacio Arnedo

Una noche que detona fácil, dice la canción, y Fernando Ruiz Díaz arremete con su guitarra como si el tiempo no hubiera pasado. No hay rastros de los cuatro años que transcurrieron desde que desarmó a su banda de toda la vida (la que formó con su hermano, Gabriel), y tampoco de los veinte que hacía que no tocaba junto a Abril Sosa, el niño terrible de la batería que grabó los primeros dos discos de Catupecu Machu. “Secretos pasadizos” fue anoche la canción elegida para abrir este reencuentro de la banda, como cierre especial del festival Quilmes Rock 2020, y con la excusa principal de homenajear a Gabriel Ruiz Díaz, que falleció en enero del año pasado.

Este es el show más importante de mi vida”, dijo conmovido el líder, cantante y guitarrista de Catupecu tras las primeras canciones rescatadas de la discografía del grupo (con Abril en batería, Macabre en teclados y Charlie Noguera en bajo), con algunos hits (“Cuentos decapitados”, “Héroes anónimos”, “Metrópolis nueva”), pero con el eje puesto en la distorsión, el ritmo machacante y el rock filoso que hizo de la banda una de las apariciones más importantes de la escena local allá por fines del siglo XX. Así, temas como ”Confusión” y “El mezcal y la cobra” primero (con la última formación del grupo a pleno: Macabre, Agustín Rocino en batería y Sebastián Cáceres en bajo), y “Dialecto” y “Óxido en el aire” después (en plan trio demoledor, con Noguera y Julián Gondell, de Vanthra), Ruiz Díaz se dio el gusto de volver a jugar el juego del Príncipe de las Tinieblas para las masas. Mucho más teniendo en cuenta que había muchos de los que estaban ayer en la multitud que veían por primera vez a ese monstruo sonoro llamado Catupecu, una banda que supo borrar las fronteras entre el riesgo musical y la popularidad. De allí que a lo largo de las casi dos horas de show la banda no solo cambió de integrantes, sino que mutó constantemente de instrumentación: guitarra, bajo, batería y teclados; dos bajos y batería; guitarra y batería; y hasta un solo de dos baterías (¿quién dijo que eso era cosa del pasado?).

Fernando Ruiz Díaz con Flavio Cianciarulo en el Quilmes Rock 2022. Foto: Ignacio Arnedo.

Bien plantado para dejar en alto el legado de Catupecu, Ruiz Díaz paseó su voz por los versos de “En tus sueños” (en inolvidable versión con Flavio Cianciarulo en bajo), “Grandes esperanzas”, “A veces vuelvo”, “Magia veneno” y “Plan B: Anhelo de satisfacción” (con los amigos Massacre, autores del tema, en escena).

Luego de un interludio, las pantallas proyectaron las imágenes de un Gabriel Ruiz Díaz en la plenitud de su juventud, cuando el sueño de conquistar el mundo hacía brillar los ojos de los hermanos criados en Villa Luro. Por eso el grito de “Dale!” se escuchó más fuerte que nunca y fue la bajada de bandera para el sprint final, subidos a temas de los primeros años: “Entero o a pedazos”, “Y lo que quiero es que pises sin el suelo” y “Le di sol”. “Buscando dar, buscando ver. Siendo uno y todos a la vez”, canta Fernando en la madrugada del lunes y no parece haber mejor verso para explicar los motivos que lo llevaron a revivir a Catupecu Machu, al menos por un par de horas.  

Fer Ruiz Díaz junto a Charlie Noguera, que es parte del proyecto actual del ex Catupecu Machu, Vanthra. Foto: Ignacio Arnedo.

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