Cat Power en el Primavera Sound: cómo conquistar con un show íntimo… a miles de espectadores

La cantante de Atlanta inauguró la sección internacional del festival que acaba de aterrizar en Argentina

Por  MARTÍN SANZANO

octubre 15, 2022

Cat Power en el Primavera Sound Buenos Aires 2022 (Foto: Ignacio Arnedo)

Ignacio Arnedo

Cuando Chan Marshall salió a escena, los nubarrones grises que cubrían el cielo en el predio Costanera Sur se volvieron negros. La cantante apareció casi sin avisar, dando pasos tímidos y tirando besos al público. Encima del vestido total black que había elegido para la ocasión, llevaba una campera hoodie del mismo color, una suerte de escudo para enfrentar el inesperado frío de octubre. Los ojos delineados y el flequillo tupido tapándole las cejas terminaban de completar el cuadro que un buen puñado de espectadores había ido a admirar.

Foto: Ignacio Arnedo

Con su regreso a la Argentina, Cat Power fue la encargada de inaugurar la sección internacional de una propuesta nueva en el país, el festival Primavera Sound de Barcelona, que tuvo su primera jornada en Buenos Aires con una muestra boutique de lo que será su gran desembarco en noviembre. 

Para comenzar, la cantante de 50 años recurrió a algunos clásicos de su repertorio como “Say”, de Moon Pix (1998), y “Great Expectations”, de ese disco desolador que es Dear Sir (1995). “Hola mi amor, mi casa tu casa”, lanzó en un español forzado cuando llegaron los primeros gritos de ovación. Entre tema y tema, con una mano sostenía un vaso de té y con la otra se tapaba la boca en medio de molestos ataques de tos. El mal tiempo no ayudaba mucho, pero Marshall estaba dispuesta a dejarlo todo arriba del escenario.

Foto: Ignacio Arnedo

Los primeros acordes de “(I Can’t Get No) Satisfaction”, la versión ultrapersonal del éxito de The Rolling Stones que grabó en The Covers Record (2000), volvieron a encender al público. Algo similar a lo que ocurrió cuando la cantante de Atlanta comenzó a susurrarle a su doble micrófono esa especie de balada country llamada “Good Woman”, una carta de amor en clave de ruptura cuya interpretación en vivo provoca escalofríos. 

Esa sensación de aparente fragilidad que transmiten las cuerdas vocales de Marshall forma parte del concepto sonoro desde sus comienzos, y el público argentino lo sabe muy bien. Sus anteriores visitas en los teatros Gran Rex (2009) y Coliseo (2013), y su errático paso por Niceto Club (2017), fueron una buena prueba. Por eso, al menos durante una hora, Costanera Sur se convirtió en una sala íntima de conciertos, con momentos en los que el más profundo silencio solo era interrumpido por el zumbido de algún drone.

Foto: Ignacio Arnedo

La precisión jazzística de Alianna Kalaba en la batería, el acompañamiento de Adeline Jasso en la guitarra y el invaluable aporte de Erik Paparozzi en bajo, piano y luego guitarra, generaron el contexto propicio para que Marshall se ponga a jugar al juego de las ausencias, apareciendo y desapareciendo con su voz en los momentos clave. Incluso, para que alguna vez se deje llevar por el beat de las palmas. Cuando entró en calor, se sacó la campera y hasta se animó a parafrasear -otra vez- a los Stones con algunos gritos de “Shattered”. Y quedó demostrado: Cat Power puede reptar sobre las teclas del piano para crear un clima espeso o desgarrar con sus alaridos afónicos en “It Wasn’t God Who Made Honky Tonk Angels”, el clásico country que grabó para Covers (2022), su último disco.

Luego de cantar “The Greatest”, del disco homónimo de 2006, Marshall se despidió de la gente sin más canciones, pero dando como ofrenda todo lo que había arriba del escenario. Listas de temas, toallas, cualquier cosa servía como regalo para los espectadores que no paraban de vitorearla. Se retiró del escenario igual que ingresó, dando pasos pequeños y tirando besos con una sonrisa agradecida, sabiendo que lo había dado todo.

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