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Cannabis, el 420 y el arte como medio de normalización

El tema del cannabis ha ganado mucha fuerza en el lado cultural, más allá de la satanización de su consumo, siendo la inspiración de muchos exponentes en las diferentes ramas del arte

Por  LILIANA GARCÍA

abril 20, 2021

Cortesía

Si nos remontamos a la historia y el contexto del consumo lúdico del cannabis, las vertientes y opiniones sobre esta práctica aún dejan en vilo una postura sólida en materia política y social.

Desde murales, libros, películas y música, hay resultados que sorprenden por la interesante fórmula de su proceso y de cómo pueden llegar a convertirse en un punto de contracultura. Autores que no necesariamente eran o son consumidores, que simplemente quisieron plasmar la identificación de todo un mercado, representar un acompañamiento ante un señalamiento mediático desde la perspectiva como líderes de opinión, o bien que sólo intentaron ser parte del marketing que hizo del 420 una fecha internacionalizada; lo cierto es que en cualquiera que sea la presentación del arte, hoy en día, podemos ser testigos de piezas que resultan un estándar normalizado.

Cannabis: estimulación para escritos alucinantes

El uso de marihuana para la creación literaria es sin duda, uno de los usos lúdicos que más se cuestiona: ¿Es necesario estar bajo los efectos para crear? Es evidente la estimulación de ciertos sectores cerebrales, que hacen de la experiencia del escriba se exacerbe en lucidez y ficción; llevando al extremo la estética de las palabras. A pesar de que existe tanta polémica, este rubro es el que nos ha dejado grandes joyas literarias, líneas que llevaron a sus autores a la cúspide de sus carreras.

  • Naked Lunch (William Burroughs)

William es por excelencia el autor que creó el mayor vínculo droga/literatura. Para su obra Naked Lunch, Burroughs crea una narrativa en primera persona —tomándose a él como protagonista— William Lee, es adicto al Bug Powder; se dice que este libro es más de 15 años de experiencias acumuladas bajo los efectos de psicotrópicos.

Es un libro salvaje, con contenido transgresor y experimental, siempre calificado como un ejercicio alucinado en forma de novela. Es una obra atípica, que solo podría ser completada si se entiende que la percepción desde el punto de vista demencial.

Desde la entrada, el prólogo hace una atenta advertencia del contenido, vivencias interiorizadas de la forma más cruda posible, la presentación más desnuda de Burroughs: textos escritos en tiempo real.          

  • Gravity’s Rainbow (Thomas Pynchon)

Pynchon era apodado “Pancho Villa” por haber vivido en México. A pesar de no figurar más allá de sus publicaciones, siempre declaró que el cannabis fue una fuente de influencia en su literatura. Entre experiencias que resultan abruptas, un humor ácido y anécdotas sin sentido nace Gravity’s Rainbow. Este ejemplar de la literatura ha llevado la etiqueta de ser una novela sin pies ni cabeza, es un libro que no se digiere con facilidad, un libro sumamente crudo; tan satírico que cita frases del Leviathan. Delirios ocasionados por la droga, prosas rebosadas de paranoia. Un libro que, si bien podemos identificar su lado B, nos ofrece un miedo exponencial, las etapas de un efecto psicotrópico hechos palabras.


La contracultura: de los sonidos regionales y corridos verdes

El tema de la música es el más abastecido en el tema de cannabis, artistas como Bob Marley, Peter Tosh, Amy Winehouse o bandas como Cypress Hill, Brujería o Black Sabbath, nos han ofrecido canciones que también son una extensión de sus experiencias con la marihuana, algunos de forma explicita, algunos otros no, todo depende de como se maneje la personalidad y reputación del artista.

México representa uno de los países donde la dualidad de estas experiencias fracciona opiniones; las etiquetas en los géneros musicales nos ha llevado a debatir entre sonidos que llevan en sus melodías sonidos regionales, un ejemplo: los corridos 420 o corridos verdes.

¿Cuál es la diferencia que marca este genero de los demás? Hablar de corridos verdes es hablar de música, que en sus líricas implican problemáticas sociales reales dentro de nuestro país, quizá, la manera en cómo estos exponentes comunican la forma en cómo vivimos las situaciones plasmadas, nos llevan a rechazar el contexto tan abrupto y sin filtros con que se trata.

Independiente de las opiniones que se pudieran generar, los corridos han sido desde tiempo atrás una expresión de la convivencia diaria con sustancias nocivas, que, al paso de los años y llevado de la mano de la evolución social, han implicado la modificación tanto melódica como líricamente.

El tabú que se convirtió en éxito de streaming

Cada día hablar de temas cannábicos ya no resulta tan escandaloso, haciendo que materiales audiovisuales sean del completo dominio público, con el plus de añadir contextos y tópicos como la comida, el análisis psicológico o el ahora famoso coaching.

  • Weeds (2005)

Una producción Showtime, es una sátira al gobierno estadounidense ante su postura al consumo y comercio de marihuana. Un drama llevado a la comedia que tuvo una duración de ocho temporadas.

  • El Ingrediente Secreto: Cannabis (2020)

En un formato de reality, esta producción de Netflix que justo se estreno con motivo del 420, se centra en la amplia gama que el cannabis ofrece en materia culinaria. Esta producción se suma a la iniciativa de normalización con fines lúdicos de la marihuana.

  • The Midnight Gospel (2020)

La animación no se queda atrás y es que esta también producción de Netflix, toca a lo largo de sus episodios temas que resultarían ser sumamente interpersonales, uno de ellos es el tirar todos los tabús que implica el ser un consumidor de marihuana (entre otras drogas). The Midnight Gospel es un ejemplo perfecto entre los viajes cósmicos que puedes realizar bajo los efectos controlados de un estupefaciente como la hierba y la conciencia de la responsabilidad que implica su uso.

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