Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

Bunbury, de vuelta a casa

Greta Garbo, su nuevo álbum, y el humo que lo ha alejado de las giras

Jose Girl

mayo 21, 2023

Parece que el destino ha cambiado el rumbo de un hombre que ha sido conocido como ‘El aragonés errante’, y probablemente su errancia no vuelva a ser la misma. Un extraño giro de los acontecimientos la ha alejado de los escenarios y las giras, pero eso no implica que pretenda quedarse quieto.

En 2023 ha presentado ya un nuevo poemario, MicroDosis, sucesor de Exilio Topanga (2021), y está por entregarnos la totalidad de Greta Garbo, un nuevo álbum que se siente como una declaración de muchísimos principios; un mensaje que puede resultar tan desconcertante como los tiempos que vivimos.

El disco se mueve entre un new wave muy orgánico y una profunda inmersión en el soul, el funk y el rock & roll. Con la producción de Adán Jodorowsky (León Larregui, Bandalos Chinos, Esteman, Natalia Lafourcade), Bunbury se aleja de las atmósferas espesas y los ambientes siderales de las máquinas, para volver a la raíz, para una vuelta a casa, donde las giras interminables están cada día más lejos del panorama.

Aunque Greta Garbo parezca un disco más básico en términos sonoros e instrumentales, un nuevo misterio surge ante el choque que protagonizan la esperanza y el hastío, y el nombre del álbum ofrece una pista más o menos clara: “En bastantes de las canciones incluidas en el disco aparece una mezcla de inquietud y entusiasmo ante algo que podríamos denominar ‘el síndrome Greta Garbo’. La famosa actriz sueca decidió abandonar la escena cinematográfica a la edad de 36 años, en el cénit de su carrera. Las circunstancias me hicieron pensar en que, aunque siguiera escribiendo y componiendo, alejarme de los escenarios provoca una distancia con el público no del todo deseada. Este álbum es una respuesta al trauma sufrido durante todo este período”, ha dicho Enrique Bunbury en los comunicados promocionales de su nueva producción. Y en esta entrevista ha dicho muchísimo más.

¿Cómo describirías el proceso de transición que para ti representó la pandemia? En medio de todo fue muy prolífico, en términos de grabaciones y lanzamientos, pero luego pasa por este anuncio de cerrar las giras, ¿cómo describirías en términos personales y emocionales estos últimos tres años?

Es que, en realidad, mi etapa pandémica ha sido una etapa puramente creativa. Publiqué dos álbumes y un EP en todo este periodo. Y cuando parecía que ya era posible hacer una gira internacional en condiciones, anunciamos, y comenzamos esta gira que ya se había retrasado varias veces. En principio era la gira de Posible, luego salió Curso de levitación intensivo, saqué otro disco más, que fue el EP, El Puerto. Así que cuando salí con estas canciones no se podía decir exactamente que fuera una gira de un álbum concreto.

Le pusimos de nombre ‘35 aniversario’ porque nos dimos cuenta de que coincidía con que hacía 35 años había sacado mi primer lanzamiento discográfico con Héroes del Silencio. Y ahí empezó un año que podemos considerar como un año difícil, ¿no? Quizás te podría explicar un poco cómo han sido los pasos que me han llevado primero a la decisión de no hacer más conciertos, y, segundo, al descubrimiento de lo que realmente me estaba ocurriendo.

Para esto tengo que echar un poco la vista atrás, porque los primeros conciertos en los que siento que me está ocurriendo algo fueron años atrás. Era un problema más recurrente en la gira de Expectativas, que entre 2017 y 2019, justo antes de la pandemia; y cuando empezamos esta gira del 35 aniversario habían pasado tantas cosas y tanto tiempo, que yo no tenía conciencia de que hubiera un problema ahí. Yo estaba en plenas facultades físicas, y había estado cantando tanto en mi estudio, como componiendo, grabando, e incluso, antes de salir de gira, estuvimos como un mes entero con la banda ensayando, sin tener yo ningún problema en ningún momento. Ni un resquicio.

Fue cuando empezamos la gira en febrero en México, en el segundo o tercer show empecé a tener los síntomas de esto, que, para describirlo rápidamente, es una tos compulsiva y nocturna principalmente (aunque también durante el día), que me impide dormir y descansar; y llego al momento del concierto, con la garganta totalmente destrozada por la tos, por no dormir y por el cansancio.

Durante la gira mexicana voy superando como puedo estos problemas, y arrastrando este asunto. Consigo terminar la gira, creo que llegamos a cancelar dos o tres conciertos, pero la gira -que fueron cinco semanas- la terminé. Y cuando llegué a Los Ángeles, antes de emprender el siguiente bloque en Estados Unidos, visité a un especialista para que mirara cuál era la raíz de este problema. Es un tipo que ha tratado a Beyoncé, Chris Martin a Jay-Z, a gente de este tipo, ¿no?

Me hice un montón de tests de sangre, de todo tipo. Pero empezó la siguiente parte de la gira, todavía no estaban los resultados, y empezamos muy bien en Nueva York, un gran concierto, en Atlanta, un concierto fantástico; y al llegar al tercer show en Chicago ya volvía a tener otra vez los mismos problemas. Dos días antes del show vimos que la cosa estaba complicada para realizar este concierto, hubo un poco de tensión y se llegó a la conclusión con mi equipo de management de que debíamos parar la gira, teníamos que irnos todos a casa, y yo tenía que solucionar este problema.

En ese momento ya estaba harto de enfrentarme a noches sin dormir y a la incertidumbre de estar de gira y no saber si vas a poder hacer un concierto, y tener a un equipo técnico y humano con veintitantas personas viajando contigo, preguntándote por la mañana, “¿Qué tal estás? ¿Hoy estás mejor? ¿Va a haber concierto hoy?”. Esa incertidumbre constante de alguna forma se convirtió en una especie de tortura psicológica.

Tenía que ser una presión constante, además de toda esa gente en tu equipo, los promotores y el mismo público

Totalmente. Lo último que quiero es que parezca que yo estoy echando la culpa a nadie, porque nadie tiene la culpa en lo absoluto. Lo único que yo veía a mi alrededor era una preocupación sana y bonita hacia lo que a mí me ocurría. Y por supuesto sí, yo sentía esa presión, esa presión que siento por realizar un buen concierto.

Lo primero es que a nadie le gusta cancelar un concierto, esa es una desgracia total. Y lo segundo es que cuando te subes a un escenario, lo que quieres es ofrecer lo mejor posible. Y hubo algún concierto en la gira mexicana en el que ya me sentía mal sabiendo que había limitado mucho mis recursos; no había cantado como tenía que cantar, como puedo cantar; había recortado un poco el repertorio… Me sentí especialmente mal con esto, así que tomamos la decisión.

Era una decisión que de alguna forma ya venía barajando desde hacía tiempo, porque pensaba, “Es que yo no quiero aguantar esa tensión”. Entonces, tomamos la decisión de que ese concierto de Chicago, no se hizo, fuera el final de la gira, y no continuamos. Todo el mundo se fue a casa, con todo lo que supuso de pérdidas económicas y de caos.

Yo pensé que lo que tenía que hacer desde ese momento era, por un lado, averiguar el origen de este problema, y, por otro lado, dedicarme a algo que me apasiona, y que es el motor de todo esto, que es la creación, de canciones, de álbumes, escribir, hacer música para películas, enfocar mi carrera de otra manera, sabiendo que ya he tocado en todos los lugares que te puedas imaginar, en los mejores y en los peores escenarios del mundo. He podido tocar y he disfrutado tocando, así que no me obsesiona la posibilidad de no volver a subirme a un escenario.

Jose Girl

¿Esto que experimentabas con la tos se generaba siempre durante las giras? ¿Qué pasaba en los momentos de grabación o en tus etapas de descanso?

Nunca. Nunca durante una grabación, nunca durante unos ensayos, nunca durante mi periodo componiendo en casa. Nunca durante la pandemia. Quiero decir que durante todo este periodo de COVID yo no tuve ni carraspera en la garganta, no tuve absolutamente ningún problema.

¿Llegaste a contagiarte de COVID en algún momento?

Que yo sepa, no, no lo sé. Puede ser que sí también, ¿no? Con esto que llamaban el Omicron o el Delta, pues hubo variantes que parecían como más livianas, que se podían confundir con un catarro. Pero ni siquiera he tenido un catarro que me haya durado cuatro días; he tenido mocos un día, pero no sé si eso fue COVID o no.


“Parece ser que en los últimos años ha ido apareciendo cada vez más gente que desarrolla este problema en el teatro, en la música, en el cine, en los diferentes lugares donde se utiliza. Parece que no soy el único raro del mundo, no sé si eso sirve de consuelo…”


¿Entonces, cómo llegaron los médicos a descubrir lo que había detrás de esas condiciones que afectaron tus giras?

Esto ya es meses después, en el verano, cuando después de muchas citas, de muchos tests y análisis, me siento con el doctor especialista, y me dice que lo que he estado desarrollando a lo largo de todo este tiempo es una sensibilidad, o una alergia, a un producto tóxico. Un producto químico que es tóxico y está en el humo de todos los espectáculos. El humo que se utiliza en los conciertos, en prácticamente todos, porque obviamente no utilizan siempre el mismo, depende del país, depende del lugar, pero prácticamente en todos utiliza el mismo componente que se llama glicol.

Y parece ser que en los últimos años ha ido apareciendo cada vez más gente que desarrolla este problema en el teatro, en la música, en el cine, en los diferentes lugares donde se utiliza. Parece que no soy el único raro del mundo, no sé si eso sirve de consuelo, pero esa es la circunstancia en la que me he estado encontrando en todo ese tiempo.

Entonces, recordé que muchos de los momentos en los que yo empezaba a tener esta tos compulsiva y como arena en los pulmones, ocurrían después de un par de conciertos en lugares cerrados, donde el humo se concentraba más en el escenario. No ocurría tanto después de varios conciertos en lugares abiertos, sino en escenarios más concentrados.

¿Se logra entender si lo que pasa es que este químico va cambiando con el tiempo o si son las personas como tú, que con el paso del tiempo van generando una mayor sensibilidad? ¿Hay idea de eso?

Yo no tengo una respuesta a esa pregunta, que es interesante, y sería curioso descubrir la evolución que ha habido en la composición del humo en los últimos 35 años. ¿Por qué yo no desarrollaba esa sensibilidad hace 30 años y por qué la tengo ahora mismo? Puede ser que sea por acumulación, puede ser que sea porque el producto químico ha cambiado… No lo sé. La realidad es que es muy complicado averiguar la composición exacta de estos productos; está bastante oculta esa información, y no sé hasta qué punto hubo un momento en los años 2000 en el que cambió la fórmula; puede ser eso que estás diciendo, pero yo no tengo ese dato.

¿A dónde te ha llevado la respuesta que encontraste? Ver que el problema está en este químico, en el humo, ¿te ha llevado a pensar en otro tipo de manejo para los espectáculos? ¿Ha cambiado tu decisión de dejar las giras? ¿Qué ha pasado con esa determinación ahí?

Digamos que lo primero de todo es que el conocer ese dato, de alguna forma me tranquilizó, porque lo sospechaba, de alguna manera. Yo no tenía un problema físico, de salud en mi vida cotidiana. Era algo que solo me ocurría en las giras. Por eso llegué incluso a pensar en algún momento, si pudiera ser una cosa psicológica, ¿no? Creo que a mí me ha dejado un cierto trauma con respecto a subirme a un escenario, un cierto temor a los escenarios. Y a día de hoy, que me estás preguntando, la palabra ‘gira’ ha desaparecido de mi vocabulario. No es algo que me esté planteando, ni tenga en mente.

Cuando conocí esta decisión tuya de parar las giras, recordé una experiencia en tu camerino. Tenías dos o tres noches en el teatro Jorge Eliécer Gaitán, en Bogotá, en 2016. Nosotros estuvimos en la segunda noche y estabas preocupado porque sentías que en la primera habías ido con mucha fuerza, y tenías temor de que eso te pudiera afectar la presentación. Hablabas de todo lo que haces para cuidarte, del yoga, la meditación y estas cosas. Finalmente saliste a dar el show en un nivel altísimo de interpretación. Teniendo en cuenta esa exigencia que te impones, ¿cómo describirías tu sensación, términos personales, al decir, “No puedo cantar porque tengo la garganta así, tengo tos”? Un tipo que se cuida tanto, que se exige tanto, ¿cómo vive emocionalmente ese momento?

Bueno, es cierto que ese nivel de autoexigencia a veces se convierte en una especie de tortura psicológica. Yo pienso, por ejemplo, que cuando empezaba a cantar profesionalmente en tours internacionales con Héroes del Silencio, y los primeros años en solitario, que me cuidaba infinitamente menos, pensaba muchísimo menos en la calidad; el performance que yo hacía encima del escenario, tanto físico como vocal, me exigía muchísimo menos, me resultaba mucho más sencillo.

Creo que daba conciertos peores en cuanto a calidad de afinación, interpretación emocional, etcétera, pero eran otros momentos; a finales de los 80, primeros de los 90, yo creo que había más entusiasmo por parte del público y de los músicos, que calidad interpretativa y calidad de shows, equipos de sonido, muchas cuestiones que luego, obviamente, todos fuimos mejorando.

Hay gente que recuerda esos conciertos con muchísimo cariño, pero son conciertos que están dados con mucha pasión y no tanta calidad técnica. Yo me he ido exigiendo más con el paso del tiempo, y es cierto que la autoexigencia puede llegar a ser un freno para el interpretar de forma libre y emocional. Había llegado un momento en el que yo no disfrutaba de muchos conciertos por cómo se comportaba mi cabeza con respecto a qué es lo que quiero hacer y qué es lo que quiero entregar al público; siempre pensando en que el público ha pagado y les ha supuesto mucho esfuerzo, y merecen lo mejor, lo que creo que es lo mejor en ese momento.


“Vivimos en una industria que, de alguna forma, te obliga a pensar que ya no es ‘disco-céntrica’. No es en torno al disco, es en torno a la gira, donde está el dinero, donde hay que poner toda la carne en el asador”.


Guardando las proporciones, podemos recordar también a los Beatles, cuando deciden no tocar más en vivo, y se convierten en artistas de estudio, de exploración, seguramente existen muchos otros casos también por ahí. Pero en términos artísticos, ¿llegaste a pensar que te convertirías también, a tu manera, en un artista de estudio, desarrollando tu carrera de otra forma?

Ese es el objetivo. Entiendo por un lado lo que dices de los Beatles, pero ten en cuenta que también coincide con un momento en el que la amplitud de los arreglos musicales limitaba mucho las posibilidades de realizar eso en directo. O quizás es al revés, ¿no? Porque dejan de hacer conciertos en directo, se permiten hacer cosas en el estudio que antes no se permitían.

En mi caso, la pasión que yo siento por componer canciones es el principio de todo, es el motor, es la semilla de todo esto que ocurre. Creo que para cualquier artista el por qué existen las giras o por qué ahora mismo estoy hablando contigo, es porque hago discos, porque compongo canciones. Hay veces que se olvida eso y, ahora mismo, vivimos en una industria que, de alguna forma, te obliga a pensar que ya no es ‘disco-céntrica’. No es en torno al disco, es en torno a la gira, donde está el dinero, donde hay que poner toda la carne en el asador, en los próximos dos años vas a estar girando y vas a estar generando este dinero.

Yo siento un poco de rechazo hacia eso, y pienso que mi carrera a partir de ahora va a ser ‘disco-céntrica’ o ‘canción-céntrica’, va a estar centrada en la música, en lo que genera la música. Creo en eso. Creo en las posibilidades de hacer buenas canciones, buenos discos. Espero poder diversificar y no centrar mi carrera en las giras.

¿Qué tanto te ha llevado eso a pensar en dedicar parte de tu trabajo a componer para otros artistas?

He compuesto canciones alguna vez que me han hecho algún encargo para algún artista, y siempre me ha gustado la experiencia; estoy encantado de componer para otras personas, no tengo ningún problema. Incluso me gusta la posibilidad de abrirme a distintos géneros, es algo me parece apasionante. No tengo muy claro que vaya a dedicarme a eso. Creo que prefiero abrir el abanico de posibilidades creativas a otras áreas, como escribir; ya publiqué mi primer libro de poesía hace un par de años, ahora va a salir mi segundo libro, y estoy empezando a escribir otro. También llevo años enfocándome en la pintura y me gustaría en algún momento, modestamente, exponer en algún lugar. Prefiero enfocarme en pensar en la creación personal más que en la creación para otros, ¿no?

Pasemos a hablar ahora de Greta Garbo, creo que una de las primeras cosas que sentí después de oírlo fijándome en las letras, fue una sensación importante, como de hastío, cuando cantas, “No hace falta ser una celebridad para ser inolvidable”. Un poco de hastío ante esta industria, y también dices, “Es inútil seguir, estoy cansado, no quiero jugar la revancha”. No sé qué tanto coincide con lo que pasó con las giras. En términos de las letras, ¿cómo describirías lo que has querido transmitir ahí?

Este es un disco que tiene un gran pozo autobiográfico, y efectivamente tiene mucho que ver con todo lo que me ha ocurrido durante este año, porque el 80% del álbum fue compuesto durante este periodo, en 2022. Quizás hay un par de canciones que vienen de un poco antes, pero que de alguna forma tienen algo que ver con el sentir.

Coincido contigo en lo que dices en cuanto al hastío, pero creo que en el álbum se van alternando formas de sentir, incluso en la misma canción, formas de sentir más depresivas, hastiadas, y una cierta esperanza, un cierto humor, un abanico de posibilidades que se abren por un cambio que está ocurriendo, por un momento de transición tan radical, ¿no?

Creo que conviven los dos sentimientos a lo largo del álbum, ya te digo, incluso a veces en la misma canción. Pero sí, hay quien ha coincidido contigo totalmente, y ve el álbum con ese pesar y ese sentir. Pero también ha habido quien me ha dicho todo lo contrario; antes de ayer me dijo un amigo que le parecía mi disco más optimista, y me parece una exageración porque no lo es en absoluto. Pero sí que creo que hay optimismo en el álbum, sí creo que hay fragmentos que llevan a pensar de esta manera.

Jose Girl

Claro, lo que lo que percibí es que el optimismo es una continuación de ese hastío; el optimismo está fuera de esta situación. Como si dijeras, “Me siento optimista si me salgo de acá”.

Exactamente. Por ejemplo, en la canción ‘De vuelta a casa’, que has nombrado las primeras líneas, “Es inútil seguir, estoy cansado”, en esa misma canción, en el estribillo dice, “Vamos adelante, no te olvides de mí. El futuro es brillante, me pondré mis gafas de sol”. Está hablando precisamente de un futuro brillante de vuelta a casa, pensando, “Este retorno, este cambio del paso me está llevando a algo que puede ser realmente emocionante”; y ese sentir de esa canción creo que es trasladable a gran parte del álbum.


“Más que hacia adelante, hacia el presente, que es donde hay que vivir. Hay que vivir en el presente, ni en el futuro, ni en el pasado”.


Hablando en términos musicales, me pareció que es un disco más rítmico que atmosférico, que el ritmo está más arriba, no tienen tanto peso los ambientes; el golpe está más presente que en muchos otros trabajos recientes tuyos. Sentí también algo como un espíritu medio de un new wave, pero mucho más orgánico, como new wave con maderas; lo sentí musicalmente distinto a muchas de tus últimas cosas.

Sí. Me gusta eso que dices del new wave más orgánico, porque tiene algo de la new wave neoyorquina, que ha estado bastante presente en algunos momentos, pero ha habido una forma de grabar muy orgánica, a cinta, con músicos tocando a la vez, sin click, sin claqueta, de forma muy libre. Y hemos buscado eso en todo momento, el hacer un disco orgánico, directo, incluso, te diría que minimalista en cuanto a la poca instrumentación que hay. Lo que se está tocando se tocó todo en vivo, excepto algún detallito que se grabó, un overdub, ¿verdad? Pero prácticamente todo es como músicos tocando juntos, haciendo tomas de una canción, pensando mucho, como también has dicho, pensando mucho en el ritmo, en cuál era el beat de la canción.

Y sí, también vengo de unos álbumes, tanto Curso de levitación intensivo, como Posible eran discos muy producidos, con muchas capas y diferentes instrumentaciones que no necesariamente provenían de una banda tocando juntas, sino trabajar con el ordenador y luego hacer capas de teclados y de guitarras con efectos. Eran discos mucho más complejos, y creo queel EP de El puerto es un disco de transición hacia lo que está sonando aquí, no es un disco con tanto punch, es más sutil, pero creo que marca un poco una transición hacia este álbum.

Sí, también pensaba que lo sentía mucho menos iberoamericano que otros discos tuyos; está lleno de música negra, muy funk, muy soul, como decididamente negro, ¿no? Tiene saxofones que te meten mucho en esa música.

Me gusta lo que dices, me encanta, porque es uno de los propósitos en parte del álbum; creo que hay una parte más negra y hay una parte más rock o más new wave, New York.

Mira, para este álbum compuse creo que 40 canciones, y elegimos 11 que grabamos. Diez canciones van al disco y otra que ya veremos qué hacemos con ella. Elegimos un material que tenía, por un lado, una coherencia en cuanto a temas en las letras, pero también una coherencia musical en cuanto a que íbamos en la dirección más rock, y funk, y soul. Abandonamos una buena parte del repertorio que era totalmente latina; es otro disco posible que podía haber sacado, pero que no ha salido, y creo que será lo próximo en lo que me meta, ¿no? Hacer un disco mucho más hispano y latino.

¿Qué tanta diferencia sentiste al grabar un álbum sabiendo que probablemente nunca tocarás en vivo esas canciones?

Es una liberación maravillosa, porque te da totalmente igual qué es lo que grabas, cómo lo grabas, y qué coherencia tiene con el resto de tu carrera, o qué posibilidades tiene de formato de banda para enfrentarte con esas canciones al vivo. Es muy liberador. Ten en cuenta también que cuando un artista tiene una carrera suficientemente larga, con un repertorio extremadamente amplio, con canciones que la gente demanda a la hora de verte en vivo, cuando compones un nuevo álbum y lo grabas, sabes que es muy difícil que llegues a tocar todas las canciones porque tienes mucho material detrás contra el que pelear.

Conseguir que una o dos canciones de ese álbum queden en tu repertorio de directo en el futuro es un milagro absoluto. Que eso ya no forme parte de mi pensamiento es una alegría, porque siento que abandono menos a las canciones. Es un pensamiento extraño, pero sí. Enfrentarme a los setlist de directo hasta ahora, para mí era abandonar canciones a las que tengo muchísimo cariño, pero que jamás he tocado en directo, sobre todo de los últimos álbumes.

La certeza de que nunca las ibas a tocar en vivo, y ahora la certeza de que nunca las tendrás que dejar fuera de un setlist.

Exactamente.

Esto del armado de un setlist nos lleva a la nostalgia, la posibilidad de que el público te deje casi encadenado a 11 o 12 canciones que debes tocar todas las noches. Ese tiene que ser un peso muy grande, ¿cómo te relacionas con la nostalgia, tuya y de tu público?

La nostalgia es un tema que aparece en el momento en el que te planteas un repertorio para los conciertos en directo, y de alguna forma me he liberado de ese sentimiento. Por otro lado, no quiero considerar la nostalgia como un sentimiento negativo en sí mismo; el hecho de que después de tanto tiempo algunas canciones de Héroes del Silencio o de mis primeros discos en solitario, sean recordadas y demandadas por el público, y la gente sienta tanto cariño por ellas, es un honor.

En definitiva, este problema sólo lo tienes si tienes éxitos que han sido grandes, unas canciones que han sido importantes para el público, y eso no lo puede decir todo el mundo; un repertorio que ha sido importante para un público, para una generación, es algo a tener en cuenta. Es maravilloso, y no lo puedo ver de forma negativa. Pero, volviendo a la pregunta, lo de la nostalgia es algo que desaparece en el momento en el que no hay una gira por delante, que no hay un repertorio por realizar. El repertorio que estoy realizando ahora para este disco o para el próximo que voy a grabar es todo canciones nuevas. Es una mirada hacia adelante, siempre. Más que hacia adelante, hacia el presente, que es donde hay que vivir. Hay que vivir en el presente, ni en el futuro, ni en el pasado.


“Mi respeto y admiración por el que escribió ese libro que me fascinó, o el que pintó ese cuadro que me emociona, o por el que compuso esa canción, o ese álbum tan maravilloso. Más allá de eso, lo ignoro todo; no tengo ni idea de ese maremágnum que hay ahí en las redes de gallinas y gallos cacareando”.


¿Cómo afecta este gran cambio en tu carrera tu perspectiva ante la fama y la popularidad? ¿Cómo se ha modificado eso a partir de la decisión de no hacer más giras? ¿Se ha modificado después de la pandemia? ¿Se ha modificado con la edad? ¿Qué perspectiva tienes frente a eso hoy?

Bueno, siempre -o casi siempre- tuve una perspectiva con respecto a la fama un poco distante. Yo no tenía mucho interés en ser famoso por ser famoso. Yo tenía interés en que la obra, tus canciones, tu música, llegara a cuanta más gente, mejor. Pero más allá de conseguir una mesa en un buen restaurante, no tengo mucho interés en la fama en sí misma. No creo que aporte nada humanamente, ni artísticamente, digno de mención.

Siempre consideré que para ser creativo tienes que tener la posibilidad de observar y la fama te coloca en una situación en la que eres tú el observado, y creo que eso se interpone en el camino de la creación. Ser observado es un obstáculo, es un tropiezo. No poder caminar por las calles libremente, o por un mercado, no es algo bueno en sí mismo.

Por otro lado, obviamente, soy tonto, y soy agradecido de que un público me haya situado en donde estoy, que es para mí el mejor de los lugares; la posibilidad de levantarme por la mañana y dedicarme a escribir una canción. Ese es un honor y un orgullo, y estoy muy agradecido porque el público es el que me ha colocado aquí. Yo tenía la intención, pero no vale sólo con la intención. Necesitas que haya alguien en el otro lado que responda a lo que haces para poder vivir de lo que haces.

Entonces, claro, esa situación te enfrenta a que cuando estás en la calle y alguien te reconoce, o quiere hacerse una foto contigo, creo que lo tuyo es ser agradecido hacia esa persona. Pero me alegra mucho vivir en Los Ángeles y ser reconocido muy pocas veces.

Jose Girl

Actualmente es necesario pararse muy bien en una línea para decir, “Espera un minuto, este no es un artista, es un entertainer, este es un influencer, este es un youtuber”. Parece que llega un momento en que es necesario trazar ciertas líneas, ¿qué perspectiva tienes de ese gran revoltijo que se ha armado con las redes sociales?

Te entiendo, pero creo que es relativamente sencillo, y al final mi admiración está enfocada a los creadores de obra. Gente que habla de contenidos, de una obra artística. Entonces, mi respeto y admiración por el que escribió ese libro que me fascinó, o el que pintó ese cuadro que me emociona o por el que compuso esa canción o ese álbum tan maravilloso. Más allá de eso, lo ignoro todo; no tengo ni idea de ese maremágnum que hay ahí en las redes de gallinas y gallos cacareando, me es totalmente lejano. No sé, no puedo hablar, ni tengo interés en hablar de ello.

Todo lo que haces en Internet tiene que provenir de una pasión previa, si yo enciendo el ordenador y me pongo a buscar algo en concreto, tengo que tener una pasión previa, algo que me emociona, ¿qué es lo que quiero buscar? Pero meterme en Internet a nadear, a no hacer nada, no tiene ningún sentido para mí. Para mí tiene sentido si antes de encender el ordenador, tengo un interés por algo. La arquitectura prerrománica, por poner un ejemplo, o lo que sea, quiero decir, el dibujo de anime, ¿no?

A partir de ahí, Internet es una herramienta para enfocar esa pasión previa. Lo que no entiendo es el sumergirte en la nada, sumergirte en las redes sociales simplemente para ver cómo otros intercambian conversaciones, o ver cómo otros muestran sus vacaciones, o qué es lo que han comido… Todo eso me parece una nadería, pero eso ya depende de cada uno. Quiero decir, hay quien le puede parecer que esa es su pasión previa, que su pasión previa es el voyerismo y ver cómo los demás se alimentan y qué desayunan por la mañana, no lo sé…

Siempre has estado muy atento a la música latinoamericana, ¿qué perspectiva tienes en relación con esa música que hoy América Latina tiene por todos lados en el mundo? De pronto contrasta un poco con la que históricamente te ha conmovido.

Son dos cosas que no tienen por qué encontrarse, los logros de la competición y la emoción que me produce un disco. El hecho de que la música latinoamericana, francesa, italiana, o árabe, de cualquier lugar del mundo, se convierta en la más escuchada del planeta, es una anécdota más o menos simpática que podemos contarla una vez o dos, o todas las veces que quieras, pero que no dice absolutamente nada si la música más consumida del planeta no es la que a ti te llega.

Entonces, dentro de la música latina, que ahora mismo es súper popular en el mundo, hay discos que más o menos me rozan, hay mucho que ni siquiera me roza y que no me interesa, y hay mucha música latina que me parece fascinante, que sigue estando donde estaba antes de ayer y hace dos décadas, en un lugar en el que tienes que bucear y descubrir y poner algo de tu parte para conocerla, porque no está disponible a golpe de algoritmo o a golpe de primera plana en un periódico.

Pero yo acepto mi lugar como oyente con un interés por un tipo de música que, ahora mismo -y hace 20 años tampoco- no ocupa las primeras planas de los periódicos; la música más comercial no me interesaba en los 80, ni en los 90, ni en los 2020.

Como te decía, oyendo el nuevo álbum completo, hay momentos en los que el hastío parece estar muy presente, ¿implica este disco el cierre de un ciclo para ti? ¿Qué implica para tu carrera? Si se mira como una totalidad, ¿qué es lo que estás queriendo decir?

Yo lo veo más como una nueva etapa que empieza, debido a las circunstancias que he vivido durante este año, a las dificultades que he vivido durante este año y las soluciones que le he visto a ese problema, ¿no? De alguna forma este disco marca un nuevo comienzo, no sé hasta qué punto es un punto y aparte.

No creo que no tenga nada que ver con el resto de mi carrera; creo que sí que existen conexiones con momentos de mi carrera, aunque creo que es distinto a los últimos álbumes. El hecho de que yo haya producido la gran mayoría de mis discos solistas, y este disco lo produzca Adán Jodorowsky, de alguna forma creo que abre un nuevo camino. El hecho de que en los últimos 15 años haya estado grabando siempre, o casi siempre, con la banda que me acompañaba en directo, Los Santos Inocentes, y en este haya trabajado con músicos franceses, puede ser también un parteaguas, un cambio importante. Pero creo que todavía tengo la zanahoria demasiado cerca de la nariz como para tener un poco de perspectiva con respecto a dónde se sitúa este disco y qué es lo que viene luego y qué va a pasar.


“Si no tienes una pasión previa, y simplemente estás recibiendo lo que te dan, bueno, pues acabarás oyendo lo que te dan”.


Para terminar, estábamos hablando hace un rato de la tecnología, el computador, el celular y ese mundo, ¿qué sientes al ver que la única forma en que hoy, para casi todos los niños y niñas, la única entrada a la música hoy se dé a través de una pantalla?

Eso tiene que ver con el formato, con que el CD o el vinyl no sean la base o la forma en la que se consuma la música actualmente, y que sea a través de plataformas de streaming; la gente escucha a través de su teléfono móvil o a través del ordenador. Por un lado, las plataformas de streaming ponen a tu disposición toda la música del mundo, o casi toda la música del mundo, a golpe de click. Cuando yo empecé a disfrutar de la música apasionadamente, había discos que tenía que pedir a Inglaterra, a Londres, a veces hacía algún viaje y venía con algún maxi single o algún LP, lo compartía con los amigos y era como un gran descubrimiento. De alguna forma esa pasión se diluye, pero tienes a cambio toda la música del mundo, o casi toda la música del mundo a tu alcance. Por eso vuelvo a lo que decía antes de la pasión previa, todo tiene que surgir de una pasión.

Hay gente que simplemente entra en Spotify, o Apple, o en Tidal, y lo que hace es pedirle a la plataforma que le sugiera, que le dé con el algoritmo; “Con esto que puse yo ayer, dime qué es lo que me puede gustar”, entonces, esa búsqueda desaparece y estás poniendo en manos de programadores, o de lo que sea, tu posible disfrute y tu gusto. Depende de ti al final, de tu curiosidad.

Cuando yo tenía 14 años y estaba en el colegio, la mayor parte de la gente que estaba en mi clase escuchaba la música que sonaba en la radio, que era “el algoritmo del momento”. Era un programador quien decidía lo que ibas a escuchar, las canciones más comerciales, y tú las escuchabas sin poner mucho de tu parte. Y había otros, un grupo muy pequeño dentro de mi clase, que teníamos la pasión por descubrir, y, “Ah, tú conoces este grupo. Y sabes que el bajista estaba en esta otra banda, y que esta banda les ha influido muchísimo”, entonces tirabas para atrás y llegabas a tal otro artista de los 70 y luego a otro de los 60, y otro de los 50, y escuchabas el blues, y escuchabas toda esa música, y la descubrías porque tenías una pasión previa. Si no tienes una pasión previa, y simplemente estás recibiendo lo que te dan, bueno, pues acabarás oyendo lo que te dan.

CONTENIDO RELACIONADO