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Blonde

Ana De Armas nos demuestra su poder como actriz, al canalizar el espíritu de la leyenda del cine Marilyn Monroe.

Andrew Dominik 

/ Ana De Armas, Adrien Brody, Bobby Cannavale, Julianne Nicholson

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de Netflix

Como la música de Nick Cave, el trabajo del director Andrew Dominik siempre ha sido motivo de odios y elogios. Algunos consideran sus películas Chopper, The Assassination of Jesse James by the Coward Robert Ford, Killing Them Softly como obras violentas, pretenciosas, indulgentes y soporíferas. Otros las encontramos brillantes, dislocadoras, originales, vibrantes y poderosas.

Blonde no es la excepción. Algunos la van a detestar, otros la encontremos fascinante. Basada en la novela de ficción de Joyce Carol Oates, estamos frente a un verdadero épico de casi tres horas de duración que convierte la vida de la leyenda del cine Marilyn Monroe, en una tragedia acerca de una mujer atrapada en un mundo de hombres opresores que la veían como un pedazo de carne sin cerebro. Como todos los trabajos de Dominik, Blonde presenta una perfección técnica que convierte a su director en todo un maestro del cine contemporáneo, pero también es una cinta dura, incómoda y difícil de ver.

Dominik es un experto para extraer lo mejor de sus actores. Miren a Eric Bana en Chopper, a Casey Affleck y a Brad Pitt en Jesse James y a Pitt en Killing Me Softly, para comprender su experticia como director de actores. Ahora llega Ana De Armas para demostrarnos que no es un pedazo de carne sin cerebro y quien encarna a Marilyn de una manera inigualable. Paula Lane, Ashley Judd, Mira Sorvino, Poppy Montgomery, Michelle Williams y Catherine Hicks lo intentaron, pero De Armas lo logró. En Blonde, ella es Marilyn.   

La película de Dominik no busca que los espectadores se pregunten por la veracidad de los hechos. Esta es una cinta que utiliza a la figura de Marilyn Monroe, la actriz más famosa de la historia y símbolo sexual por excelencia, para comentar sobre la explotación en el mundo del entretenimiento, especialmente hacia la mujer.

Mucho antes de Harvey Weinstein, las cabezas de los estudios obligaban a sus actrices a tener sexo con ellos para poder tener una oportunidad en el cine. Mucho antes que Bill Clinton, los presidentes se aprovechaban de su posición de poder para someter sexualmente a las mujeres objeto de su deseo. Mucho antes del movimiento #METOO, los hombres (algunos de ellos celebridades públicas) maltrataban, golpeaban e insultaban a sus parejas por coquetear, exhibir partes de su cuerpo o tener un pasado sexual. Las actitudes machistas y derogatorias como el gaslighting y mansplaining son tan antiguas como el patriarcado, y la tendencia de drogar a los artistas para que cumplan con su cometido, existen desde el nacimiento de la industria musical y el séptimo arte. Marilyn sufrió todo esto y más (ella fue producto de violaciones y abusos cuando niña y Dominik omite esos episodios reales).

Debido al bellísimo vestuario de Jennifer Johnson, a la música hipnótica de Nick Cave (protagonista del documental de Dominik This Much I Know To Be True) junto a su colaborador Warren Ellis; a la fotografía de Chayse Irivn (BlacKkKlansman) que utiliza una gran variedad de encuadres y que pasa de manera intermitente del technicolor al blanco y negro, y a las imágenes delirantes logradas por Dominik (que a veces nos recuerdan a los vídeos musicales de Chris Cunningham para Aphex Twin), Blonde se siente como más como una pesadilla, que como un biopic canónico.

Vamos a ver a la pequeña Norma Jeane (una estupenda Lily Fisher), ser la víctima de una madre infernal (Julianne Nicholson excelente como siempre), para luego crecer y buscar al padre que nunca tuvo, encontrando en el camino a una serie de monstruos.

Primero está el Sr. Z, inspirado en Darryl F. Zanuck (David Warshofsky), quien prácticamente la viola en su oficina. Cass Chaplin (Xavier Samuel) y Eddy Robinson Jr. (Evan Williams) son los hijos de dos grandes leyendas del celuloide, tan lastimados e ignorados como ella, quienes no saben si usar o amar a Marilyn. Luego se presenta en la vida de Marilyn un ex atleta, inspirado en la leyenda del beisbol Joe Di Maggio (Bobby Cannavale), que se casa con ella como si fuera un trofeo, para luego golpearla brutalmente por haber mostrado su cuerpo en público. Después aparece el dramaturgo (Adrien Brody), inspirado en Norman Mailer, quien la subvalora y la utiliza como el reemplazo de un antiguo amor y que no es capaz de pensar en ella como una persona que siente y que piensa.

Por último, tenemos al presidente (Caspar Phillipson), inspirado en John F. Kennedy (el actor ya había interpretado al personaje en Jackie, el hermoso biopic de Pablo Larraín sobre Jacqueline Onassis). En la escena más incómoda de la película (y hay muchas, por cierto), Marilyn es obligada a hacerle una felación al presidente, mientras este habla por teléfono con un asesor preocupado por sus devaneos sexuales.

Blonde es una película triste y dolorosa. Pero definitivamente, es el trabajo de un genio del cine y es la película que confirma el gran talento de Ana De Armas como actriz. Es toda una fortuna que ella esté viviendo su ascenso a la fama en un momento en que los tiempos están cambiando e historias como la de la Marilyn de Dominik ya son (o deben ser) cosas del pasado, las cuales no debemos olvidar para no repetirlas. 

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