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Billy Corgan quiere rockear de nuevo, ¿eso es algo bueno?

En su decimotercer álbum de estudio, los miembros de la banda pretenden volver a ser los dioses del trueno.

Por  DAVID BROWNE

Jason Renaud

The Smashing Pumpkins

Aghori Mhori Mei

A lo largo de la historia del rock y el pop, los músicos han sido destruidos con frecuencia por la ambición y la indulgencia creativa, pero Billy Corgan ha logrado prosperar con ambos durante mucho tiempo. Nadar contra la corriente, y salpicar agua en nuestras caras, siempre ha parecido entusiasmarlo a él y a The Smashing Pumpkins. El año pasado, Corgan presentó el último disco de una “ópera rock” de tres partes, Atum (pronunciado “Autumn”, naturalmente), y ¿quién más habría recurrido a una tendencia antigua del rock, entretejiéndola con lirismo musical y verbal?

En Aghori Mhori Mei, Corgan ha vuelto al thrash clásico con apenas 10 canciones, cargadas de contundencia. Con los Pumpkins reducidos a su trío original —Corgan, el guitarrista James Iha y el batería Jimmy Chamberlin— el álbum demuestra que no han perdido nada de su fuerza bruta. Temas como ‘Sighommi’ comprueban que aún pueden desatar una tormenta de riffs al estilo Twisters-of-rock, como si fuera 1999. En esta entrega, la voz de Corgan se ha profundizado pero ha mantenido su singular nasalidad raspante.

Pero por más que la banda encienda sus motores, el disco rara vez logra despegar. Corgan reflexiona sobre relaciones tóxicas que se desmoronan en ‘Pentecost’ y ‘Goeth the Fall’, que alivianan el estado de ánimo musical y emocional. Sin embargo, la mezcla de texturas que se escuchaba en álbumes post-reunión como Shiny and Oh So Bright. Vol. 1/ LP: No Past. No Future. No Sun. y Cyr ha desaparecido casi por completo, reduciendo a los Pumpkins a una banda de metal implacable y a menudo opresiva. Con su uso repetido de “thee” y líneas como “Lift mine eyes in his stead”, las letras suenan más a Chaucer que a Corgan, lo que lo hace aún más pesado. Hay que reconocerle a Corgan el seguir ideando títulos de canciones como ‘Sicarus’, pero Aghori Mhori Mei hace que uno extrañe los álbumes conceptuales.