Bailando con extraños: Sam Smith celebró la libertad y los hits en Lollapalooza 2024

Número fuerte de la segunda jornada del festival, el artista británico agitó el Hipódromo de San Isidro con su show conceptual, que describió como "una gran fiesta gay"

Por  JUANA GIAIMO

marzo 17, 2024

Sam Smith, en Lollapalooza 2024

Adan Jones

Los shows conceptuales son cada vez más frecuentes en la programación de los grandes festivales No son precisamente una novedad, pero estas puestas donde la música nos cuenta una historia a través de la escenografía, la vestimenta y el baile se adaptan bien a megaeveventos como Lollapalooza, que ponen foco en brindar experiencias más allá de lo puramente musical. En el caso del Lolla 2024, que transcurre por estas horas en el Hipódromo de San Isidro, los dos headliners del sábado -segunda jornada de tres-, Sam Smith y SZA, apelaron a este tipo de presentación, en las que se despliega por el escenario una sucesión de actos coreografiados para -en el mejor de los casos- completar un mensaje unificado. 

La escenografía imponente del show de Sam Smith ya dejaba entrever de qué se trataría la siguiente hora y media en el Samsung Stage. Un maniquí enorme, recostado, ocupaba todo el largo del escenario con grafitis que decían cosas como “Protejamos a los chicos trans”. Poco antes de las 21, luego de que sus bailarines salieran con antorchas y crearan un instante de suspenso previo, el artista londinense, de 31 años (que se indentifica con pronombres no binarios), apareció arriba del maniquí, vestide con un uniforme negro con brillos y tacos con plataforma, para cantar una de sus baladas más conocidas, “Stay with Me”.

Foto: Adan Jones

En el décimo aniversario de su disco debut, In the Lonely Hour, llama la atención la cantidad de hits que tiene su carrera, a tal punto que casi todo el setlist fue una secuencia de singles reconocidos, que el público coreó sin problema. El show le dio forma a ese recorrido y le dio un mensaje a una carrera fundada en la libertad. La primera mitad del show consistió en baladas (“I Know I’m Not the Only One”, “Like I Can”, “Too Good at Goodbyes”), en las que. se lució su voz profunda y apenas nasal. Una voz placentera para escuchar, sobre todo por el gran control que Smith tiene sobre ella: nunca sonó forzada, siempre fluyó en armonía con la música. 

A lo largo del show, se lo vio relajade y alegre: incluso cuando, después de “Diamonds”, nos mostró que se le había roto el pantalón en la parte trasera y se empezó a reír. Enseguida desapareció en el backstage y volvió con un gran vestido largo y pomposo para celebrar el décimo aniversario de su debut cantando “Good Thing” por primera vez, justamente, desde hace una década, junto con una de las coristas, a la que presentó como su “amiga”. 

Foto: Adan Jones

En la segunda mitad del show, las baladas fueron quedando de lado para que el show se convirtiera en “un gran festival gay”; así lo llamó elle misme. Los bailarines pasaron ahora a primer plano, con movimientos inspirados en el twerking y el voguing, resaltando la sensualidad de las canciones. No llama la atención este cambio si tenemos en cuenta que Smith empezó su carrera colaborando en “Latch” de Disclosure, y, a lo largo de estos diez años, se acercó varias veces a la música electrónica con “Promises” y “Desire” junto al DJ Calvin Harris. Smith también se animó a unirse a las coreografías, dando algunos pasos de baile, y cambió los atuendos negros por un gran tapado con los colores de la bandera LGBT+ para cantar “I’m Not Here to Make Friends”, una canción inspirada en la música disco. 

Luego de este gran despliegue lleno de éxtasis y movimientos físicos, Smith  reapareció en escena completamente cubierto, incluida su cara. Empezó entonces a sonar “Gloria”, track que le da nombre a su último disco y que está inspirado en la música religiosa, con su voz resaltando con notas altas sobre el coro. Apenas terminó, lo solemne desapareció para darle lugar al gran final con “Unholy”, en donde vistió primero una pollera de plumas y, luego, un sombrero con cuernos y un gran bastón para encarnar a un diablo pícaro y sensual.

Foto: Adan Jones

En definitiva, más que un recorrido lineal, el show mostró diferentes formas de la libertad: ya sea de lo emocional, lo corporal y lo sexual. Cuando se fue, no quedaron dudas de que Smith cuenta con, no solo una obra sólida para encabezar un festival, sino también la presencia escénica con la potencia suficiente para capturar al público con un concepto y transmitirle su mensaje. 

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