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Babylon

No preste atención a las malas lenguas. La historia ficcionada sobre los primeros cincuenta años de Hollywood, es todo un épico magistral.

Damien Chazelle 

/ Margot Robbie, Brad Pitt, Diego Calva, Li Jun Li, Jovan Adepo, Jean Smart

Por  ANDRÉ DIDYME-DÔME

Cortesía de UIP

En 1965, el director de cine experimental Kenneth Anger, publicó un libro llamado Hollywood Babylon, que supuestamente describe los excesos y escándalos de la industria del cine de Hollywood, desde sus inicios hasta la década del cincuenta. El libro fue tan controversial y polémico, que terminaría siendo prohibido, para luego ser reeditado diez años después.

Es una lástima que a Anger se le recuerde más por este libro de chismes sórdidos que por sus potentes e innovadoras películas vanguardistas como Fireworks o Scorpio Rising. Lo mismo se podría decir de Damien Chazelle, a quien todos asocian con La La Land, un bonito homenaje a los musicales clásicos de Hollywood, pero nada más.

Chazelle es el autor de tres vibrantes obras maestras. Whiplash es una de las mejores cintas en la historia del cine sobre la relación entre un maestro y su alumno. El primer hombre en la luna es un biopic sobre el astronauta Neil Armstrong, pero también un contundente ensayo sobre el espíritu explorador que habita en todos los seres humanos. Y Babylon es una celebración y, al mismo tiempo, un testamento anticipado al séptimo arte, aquello que también se conoce actualmente como cine.

Como si se tratara de uno de sus ambiciosos protagonistas recargado e intoxicado con dosis extremas de estimulantes, Chazelle nos entrega un épico de más de tres horas con un ritmo frenético y cargado de erotismo, exceso y caos, que cuenta de una manera tan verosímil como el texto de Anger, lo que fueron los primeros cincuenta años de la historia del cine estadounidense.

Para ello, el director y guionista utiliza a dos actores producto de la ficción. La primera es Nellie LaRoy, una chica originaria de un hogar miserable y destrozado, convencida y determinada en convertirse en toda una estrella de Hollywood. El segundo es Jack Conrad, un actor tan atractivo como alcohólico y mujeriego, convertido en galán por excelencia.  LaRoy está principalmente inspirada en la leyenda de Clara Bow, mientras que Conrad está inspirado en la olvidada estrella del cine silente John Gilbert, quien inspiró la historia que se relata en Cantando bajo la lluvia, el mejor musical de todos los tiempos que nos hablaba sobre la difícil transición del cine silente al sonoro. Margot Robbie y Brad Pitt continúan demostrando que no solo son unas estrellas de cine, sino unos verdaderos actores. Sus interpretaciones son lo mejor de esta cinta y de las más destacadas en sus respectivas carreras.

Junto a ellos encontramos al actor mexicano Diego Calva (Te prometo anarquía), quien encarna a Manuel Torres, inspirado en el fotógrafo Enrique Juan Vallejo y el director René Cardona, y un inmigrante dispuesto a todo para conseguir un trabajo en la meca del cine, así como un eterno enamorado de la salvaje LaRoy. Torres completa el trío de protagonistas de una cinta que bien puede pensarse como una extravagante mezcla entre de Fellini, Moulin Rouge de Baz Luhrmann, Nickelodeon de Peter Bogdanovich, Boogie Nights de Paul Thomas Anderson y Érase una vez en Hollywood de Quentin Tarantino (que curiosamente, también fue protagonizada por Robbie y Pitt)

Paralelo a los dos estrellas y al futuro ejecutivo de Hollywood, conoceremos también a Lady Fay Zhu (una elegante Li Jun Li), personaje inspirado en la actriz de origen chino Anna May Wong; Sidney Palmer (un sólido Jovan Adepo), un talentoso trompetista de Jazz convertido en una de las primeras estrellas afroamericanas de Hollywood, basado en el músico Curtis Mosby; y Elinor St. John (una estupenda Jean Smart), columnista de chismes, que bien puede equipararse a la novelista británica Elinor Glyn, conocida por sus columnas sobre cine para las revistas Cosmopolitan y Photoplay, pero también en Louella Parsons y Hedda Hopper, las primeras columnistas en Norteamérica dedicadas a los chismes del mundo del espectáculo.

A diferencia de La La Land, un musical que pretende ser grande pero que termina siendo pequeño, Babylon es una cinta que pretende ser colosal y termina siéndolo. Grandes actuaciones, escenas inolvidables y con la magia, la nostalgia y un sentido del escándalo mucho más grande que la vida misma. Estas son las características que hacen que leer los dos tomos del libro de Anger y ver en una sala de cine la película de Chazelle, constituyan todo un deleite.

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