Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente
Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

ATUM: Act Three es un cierre decente para la ópera rock de Smashing Pumpkins

Si puedes seguir el hilo de las ambiciosas ideas de Billy Corgan, en el disco habrá bastantes momentos interesantes

Por  DAN EPSTEIN

PAUL ELLEDGE

Smashing Pumpkins

ATUM: Act Three

Digan lo que quieran sobre Billy Corgan (para ser honestos, sí hay algunas cosas por decir), pero deben darle crédito por su ética de trabajo y su inagotable energía creativa. Aun cuando estaba ultimando los detalles de Cyr, el álbum de 20 canciones que Smashing Pumpkins lanzó en 2020, el músico ya tenía la cabeza metida en ATUM: A Rock Opera in Three Acts, una trilogía de 33 canciones que describió como una secuela de Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995) y Machina/The Machines of God (2000). Pero por más atormentado que parezca en ocasiones, es claro que sus demonios no se manifiestan en forma de bloqueo creativo. 

Desde luego, un álbum que ronda las dos horas y 20 minutos puede llegar a ser difícil de digerir inclusive para los más fanáticos de los Pumpkins, de modo que Corgan optó por presentar semanalmente cada una de las canciones de ATUM en su podcast. Esto además de dividir su lanzamiento en tres segmentos de 11 temas. Act One llegó en noviembre de 2022, Act Two en enero de 2023 y Act Three finalmente se publicó la semana pasada. Aunque es considerablemente más largo que los dos primeros actos, el tercero es el más sencillo de escuchar. Al ser más variado en tono, tempo y atmósfera, posee una frescura que sus predecesores tan densos no tienen. A la vez, es el que está más cargado de sintetizadores, lo que significa que los fans de la banda que están aferrados al recuerdo de las guitarras de Gish (1991) o Siamese Dream (1993) pueden encontrarlo decepcionante, o incluso indignante.

Pero si pueden seguirle el hilo a los ataques electrónicos de Corgan, ATUM: Act Three tiene hits de sobra. Con sus arreglos de cuerdas en sintetizadores y acordes de yatch rock, la extensa ‘Sojourner’ bien podría ser una descendiente de The Dream Weaver de Gary Wright. ‘Pacer’ tiene la agresividad de los 80, además de texturas gélidas que eventualmente le abren paso a un groove al estilo Giorgio Moroder. Y la épica ‘Intergalactic’, que dura nueve minutos, pasa dos veces de un beat electrónico a una descarga de rock cortesía de la batería de Jimmy Chamberlin, quien suena tan poderoso como siempre aquí y en otros temas como ‘In Lieu of Failure’, ‘Harmageddon’ y ‘Spellbinding’. Las mejores son ‘The Canary Trainer’ y ‘Cenotaph’: la primera tiene un toque gótico y cadencioso que la hace sonar como una colisión entre The Cure y The Church, mientras que la segunda es una balada acústica e íntima que está acompañada por pulsos melancólicos. 

Lo que significan estas canciones y la manera en que encajan en la línea de tiempo de ATUM –que básicamente es una metáfora de ciencia ficción sobre las experiencias de Corgan después de revivir a los Smashing Pumpkins en 2007– puede tomar tiempo para ser comprendido. Un verso como “En las esquivas odas a las montañas/Nuestro espíritu era una carcajada mordaz” puede ser complejo de entender incluso si no tuviera esa enunciación tan excéntrica, además del hecho de que la voz de Corgan fue mezclada hasta el punto en el que se funde con la música como cualquier otro instrumento. Pero eso también forma parte de la premisa del LP: claramente ATUM está pensado para ser el tipo de disco que necesita de toda tu atención, y Act Three es una conclusión alucinante para el proyecto entero, así como una experiencia sonora intrigante por sí sola.

CONTENIDO RELACIONADO

It seems we can't find what you're looking for.