Spinetta, Charly, León Gieco y Santaolalla en los 70: una muestra reúne las increíbles fotos inéditas del archivo de Miguel Grinberg

En Naesqui, un nuevo espacio cultural de Buenos Aires, este domingo se inaugura ´Rock que me hiciste bien´, una muestra imperdible con fotos de emblemas de la música argentina

Por  Humphrey Inzillo

agosto 17, 2024

Carlos Cutaia, Luis Alberto Spinetta y Black Amaya. Pescado Rabioso, ya sin Bocón Frascino y en busca de un nuevo bajista, que luego sería David Lebón, el trío se presentó con esta formación durante varios meses. Otoño de 1972

MIGUEL GRINBERG

Entre sus múltiples actividades (poeta, escritor, cronista de rock, promotor de la ecología, fundador de revistas míticas como Eco Contemporáneo o Mutantia, autor de libros claves como el indispensable Cómo vino la mano (Gourmet Musical), Miguel Grinberg (1937-2022) incursionó también en la fotografía. A dos años de su muerte, la muestra Rock que me hiciste bien-fotografías de rock de los 70, curada por Daniel Amiano y Paula Salischiker, rescata parte de un archivo monumental, lleno de joyas.

Hay tomas de Charly García, Pescado Rabioso, Luis Alberto Spinetta, Aquelarre, León Gieco, Gustavo Santaolalla, Billy Bond y Raúl Porchetto, entre otros emblemas del rock argentino.

La inauguración será este domingo en Naesqui, la flamante librería, café y centro cultural que inauguraron Ignacio Iraola y Paula Salischiker en Charlone y 14 de julio, en el barrio porteño de Villa Ortúzar, hasta el 29 de este mes. ¿Los horarios? Martes, jueves y viernes de 10 a 17. Domingos de 17 a 20. Para la inauguración está prevista una conversación sobre Grinberg y su obra entre Juan Carlos Kreimer y Daniel Amiano.

“Cada vez que me encontraba con Miguel –a veces siento que lo sigo haciendo–, no preguntaba
cómo andás sino qué estás haciendo. Ese pequeño detalle lo pinta completamente. Era un buceador incansable. Siempre había un nuevo proyecto. O varios. El último que compartimos fue el de una radio online”, dice Amiano, responsable de la investigación y digitalicación de la muestra. “Lo conocí, en persona, leyendo poemas, pero ya sabía de él, era el que había ordenado la historia de nuestro rock por ciclos en el imprescindible Cómo vino la mano, el columnista de la Pelo, el responsable de Mutantia, la voz en la radio. Hablo de fines de los 80, comienzos de los 90, los dos andábamos con nuestros versos por los bares. Yo le pregunté todo muchas veces. Hasta una noche me dijo, en la esquina de San Juan y Combate de los Pozos, ‘acá es muy bueno el guiso de lentejas'”.

León Gieco en acción durante el festival de rock que se realizó en el estadio de Estudiantes de la Plata en 1975.


Si esa frase fue mágica, más mágico fue lo que ocurrió después. “Un día entré a su archivo”, continúa el relato de Amiano. “Un universo con reglas propias, físicas y de las otras. Entonces hurgué, un poco en la montaña de cosas y otro poco en su cabeza. Otro día voy a contar todo lo que descubrí, pero muy pronto fueron apareciendo negativos aquí, allá y en todas partes. Al abrir un cajón, mover unos papeles o al tratar de descomprimir una montonera de revistas, libros, folletos y discos, aparecían rollos y más rollos de fotos. Algunos sobres consignaban San Lorenzo 75, BARock, Pescado en la Fadu… Si creyera en los milagros, podría decir que sucedieron algunas de esas tardes. Pero volvamos a las fotografías. Fueron muchas, unas dos mil, y la gran mayoría eran tomas que no habían sido publicadas. Y yo las tenía entre las manos. Toda una época poco y mal documentada esperaba el rescate. Y aquí están la fotos. Aquí está Miguel”.

Charly García empuña el bajo durante la actuación de La Máquina de Hacer Pájaros una mañana de domingo de 1976 en canal 11.

“Fue poeta, editor de revistas, traductor, periodista, ensayista, comunicador, publicista, conductor de radio, meditador, sangha, gestor de encuentros y un monte de cosas más”, aporta uno de sus grandes amigos, el escritor, periodista y editor Juan Carlos Kreimer. “En todo cuanto hizo (googleátelo), ofició como link entre realidades que la sociedad consideraba marginales y perspectivas que muches entendemos como viscerales. Los emergentes culturales, la ecología, la conciencia planetaria y la espiritualidad sin dios fueron sus temas recurrentes. Los subyacentes: la necesidad de ampliar la sensibilidad, la percepción, la ternura y ese radar que nos distingue de las demás especies terrícolas: ‘la consciencia de la conciencia'”.

Gustavo Santaolalla y Arco Iris en el cine teatro Lorraine, donde presentaron los dos discos que sacaron ese año, Sudamérica o el regreso a la aurora y Suite N° 1, 1972.


Kreimer construye un retrato fascinante de Grinberg: “Mientras estuvo en su cuerpo físico se lo consideró un excéntrico, un aguafiestas, un antihéroe y, cuando no lo pudieron ningunear más, un visionario. Pocos se dieron cuenta que no lo era por ver el futuro sino por atreverse a mirar implacablemente el presente, sin los velos de las conveniencias, sin miedo, más allá de las creencias personales. Y por ponerse al servicio de esa lucidez. Escrito, hablado, visto, impreso… medio que utilizara para difundir sus registros, medio que quedaba impregnado por su mensaje. Te sacaba de la isla de sentirte que eras el único que lo veía así. Te ayudaba a ponerle palabras. Te invitaba a seguir creyendo que el sueño era posible. A no desaprovechar la oportunidad de estar vivos. A ser ese mejor de vos. También, a la par de los protagonistas de estas fotos, ayudó a abrir los ojos al naciente rock argentino”. 

Luis Alberto Spinetta visita a Héctor Starc y Emilio del Guercio en los camarines de Aquelarre antes de subir al escenario del teatro IFT, 1972.

Naesqui se inauguró hace algunas semanas y ya se transformó en uno de los polos culturales de Buenos Aires.”Está en una esquina, claro, y es un espacio cultura barrial por el cual ya pasaron Rep, Pedro Saborido, Tamara Tenembaum, Claudia Piñeiro, Jorge Consiglio, Javier Sinay, Leticia Rivas, Thomas Reinertsen Berg, Maga Etchebarne, donde próximamente darán talleres María Odonnell, Andy Clar, Beta Suárez, Flor Freijo, Fernando Krapp, Damián Huergo, Naty Blanc y Daniel Mecca. Nuestra librería es una join venture con los amigos de Unishop y nuestro café/bar un lugar de encuentro permanente para el barrio. Nuestro frente fue intervenido por Miguel Rep y en el interior tenemos murales de Nacha Vollenweider“, explica Ignacio Iraola, prestigioso editor que decidió incursionar, ahora, en la gestión cultural.

“Pero, ante todo, lo que queremos es que Naesqui sea un bastión cultural barrial. Creemos que la cultura y los libros nos hacen mejores, y que acercarlos a los vecinos es nuestra humilde forma de intentar cambiar (o mejorar) algo. Al mundo no lo vamos a cambiar, pero si podemos ayudar a que nuestro barrio sea mejor. Y algo ya logramos: una esquina que era candidata a ser una torre hoy es un espacio cultural que el barrio abraza y milita. Esta muestra de Grinberg es una clara muestra de lo que queremos hacer en Naesqui: difundir cultura y personajes que nos marcaron“, concluye.

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