Slowdive: el sonido expansivo, la supervivencia y la furia en el Primavera Sound Buenos Aires 2023

Antes del show, la banda inglesa conversó con Rolling Stone sobre la influencia de The Cure, su conexión con Argentina y de cómo volver a los escenarios haciendo las paces con el pasado

Por  FEDERICO MARTÍNEZ PENNA

noviembre 26, 2023

Adán Jones

A unas cuantas cuadras de distancia de donde más tarde The Cure iba a dar un show antológico, sus coterráneos Slowdive harían sonar la nota más potente de representatividad, shoegaze, dream-pop y todas esas cosas que te envuelven en una marea sónica. Para una banda que surgió al calor noventoso de la explosión de decibeles de My Bloody Valentine, Ride y Lush, ciertamente el quinteto puede colgarse la medalla de supervivencia.

everything is alive, su quinto disco que retoma la senda del homónimo de 2017, propuso una vuelta a la forma, con ciertas concesiones novedosas que los acercan a un nuevo público y que vuelve a traerlos a Buenos Aires luego de veinte años de inactividad. Es fácil ver como Slowdive se convirtió en un símbolo clave de su generación. Grupos de los últimos años que apelan a la psicodelia del dream-pop (Beach House o Deerhunter) le deben pleitesía al corpus de los liderados por Rachel Goswell y Neil Halstead.

A la tarde-noche del segundo Primavera Sound porteño dieron un show breve, pero de sonido expansivo, que incluyó el repaso de lo más reciente (“Slomo”, “Star roving”), clásicos obligados (“Catch the breeze” y el habitual cover de Syd Barrett “Golden Hair”) y los himnos del gran Souvlaki (“Alison” y “When the sun hits”). Este último tema, por ejemplo, básicamente sirve para entender la columna vertebral del sonido de nombres de historia reciente como the xx.

(Foto: Adán Jones)

Hay una postal que resulta simbólica y se dio en “kisses”. Se trata de una de las piezas clave de everything is alive desató el galope asesino de los parches de Simon Scott, los machaques de guitarra a puro reverb de Halstead y sus pedales en una simbiosis típica del género. El público sabía a lo que venía y conectó en reverencia mientras intentaba sobrevivir al circuito de espirales pre-epilépticos que escupían las pantallas LED.

Después de todo, los ingleses no son ajenos a las pampas. Halstead vino en 2013 en formato solista, Slowdive tocó por primera vez en Argentina en 2017 en Niceto Club, y tiempo antes habían hecho la tarea de investigación sobre las audiencias sudamericanas.

“Yo siempre supe que el público era intenso”, dijo el bajista Nick Chaplin en diálogo con Rolling Stone en los camarines del festival, antes de su show. “Crecí viendo el video de Queen en Río (risas). Y cuando The Cure vino en los ochenta, creo que cuando salió Kiss me, Kiss me, Kiss me, me acuerdo de ver fotos de un cuarto de millón de personas, quizás en Brasil, y lo asociaba a eso, a la pasión y la fuerza de las audiencias de acá. Y bueno, al venir en 2017 estuvo a la altura de mis expectativas”.

Se cierra un círculo para ustedes con este festival, que los reunió para la edición en Barcelona en 2014 y, ahora vienen con The Cure, con quienes tocaron en el Hyde Park en 2018.

Nick Chaplin: Hace sentido, ¿no?

Neil Halstead: De alguna manera todos estábamos esperando esta parte de la gira, por esas razones. Cuando hicimos aquel festival de 2014, nuestro primer show en el regreso, fue muy especial. Era nuestro show más grande, después de veinte años y fue muy lindo que nos invitaran y nos dieran su apoyo. Ya hicimos como 3 ediciones en España, así que si llaman los vamos a atender.

Para esta edición también toca Blur, que son contemporáneos de ustedes.

Halstead: Bueno, nosotros en Estados Unidos teníamos el mismo sello que Blur, SBK, y antes de separarnos nos pusieron en una gira juntos allí. Claramente, ambos grupos después tuvieron trayectorias diferentes (risas). ¡Nos encantan! El nuevo disco está genial y seguramente los veamos en el festival.

Pero a ellos, dentro del contexto de la explosión britpop en los noventa, les fue muy bien y a ustedes la prensa y muchos colegas los detestaban…

Halstead: Y… bueno, sí, tuvimos momentos muy difíciles. Inicialmente, tuvimos algunas buenas reseñas, pero al final de la banda, para 1995, la prensa inglesa nos trató muy mal, y ciertas bandas shoegaze también la pasaron pésimo. Supongo que es parte de cómo era todo en aquellos tiempos, que te construyen un altar para luego derribarlo.

(Foto: Adán Jones)

Con el tiempo las cosas cambiaron, porque hoy, bandas actuales como Beach House, Tame Impala, Deerhunter, hasta Deafheaven muestran haber sido influenciados por ustedes. ¿Cómo les pegó ese cambio de paradigma?

Halstead: Realmente nos sentimos muy contentos de tener una audiencia, y de poder venir a tocar. No lo desestimamos y es algo que aprendimos en los comienzos, de no confiar en la buena prensa. Seguir hacia adelante, sacar buenos discos que te entusiasmen y con suerte conectar con la gente.

Slowdive se volvió a juntar hace casi diez años, ¿cómo es tocar canciones viejas para los seguidores más antiguos y al mismo tiempo tratar de conectar con una base de fans nueva y más joven?

Halstead: Es interesante porque venimos notando que nuestra audiencia es cada vez más joven, particularmente con el nuevo disco. Y está buenísimo porque también veo que conectan con nuestras primeras canciones, pero no por eso perdimos a los fans de la primera época.

Chaplin: Le debe pasar a todas las bandas que resulta desafiante pensar en qué canciones dejamos afuera, porque obviamente queremos reflejar nuestro legado, y tocar lo más popular, como “When the sun hits” o “Alison”. Pero estás en un festival y querés mostrar lo nuevo y eso te pone a prueba. Hace poco escuchaba a Black Francis de Pixies refiriéndose a los sets de una hora de un festival, que te dan ganas de tocar lo nuevo, pero nadie quiere escuchar lo nuevo (risas). Todos queremos escuchar “Debaser” y “This Monkey‘s gone to heaven”.

Entiendo que armando everything is alive, Neil propuso experimentar todavía más desde el aspecto electrónico, pero no funcionó. ¿Cuál es el trasfondo y la preparación para eso y qué cosas tenían y no tenían sentido para este nuevo álbum?

Halstead: Obviamente, hay solo ocho canciones finales en el disco y en un punto teníamos cerca de cuarenta canciones o ideas para trabajar. Algunas cosas quizás las trabajaremos en el futuro, pero, sí, inicialmente teníamos cosas mucho más electrónicas cuando empecé a hacerlo solo. Pensé que podía llegar a funcionar para Slowdive, de empezar desde un lugar diferente, ver hacia dónde podría habernos llevado lo electrónico, pero estuvo bien que se diera así. Necesitábamos conservar nuestra democracia.

Nick, ¿cómo se hace para trabajar en un disco cuando Neil te trae veinte versiones de una canción como fue el caso de “alife”?

Chaplin: (risas) ¿las escuchaste todas?

Halstead: ¡Y hay muchas más! (risas)

Chaplin: Estoy seguro de que cualquier cantautor o persona creativa atraviesa el mismo proceso. Hay mucho detalle del cual podés tomar y perderte, porque hay variaciones mínimas y a veces es obnubilante. Pero al final del día, lo que queda es lo que nos da la mayor satisfacción, sin dudas.

(Foto: Adán Jones)

¿Creen que de alguna manera el trabajo que hacen fuera de la banda, como Monster Movie, Minor Victories o el material en solitario de Simon (Scott, baterista), trajo cosas a la mesa que informaron este nuevo disco?

Halstead: Sin dudas. Cada vez que uno de nosotros trabaja en otro proyecto, eso nos nutre como grupo. Lo interesante es que venimos desde lugares individuales, con puntos de vista muy diferentes y esa es la principal fortaleza. Yo no podría hacer un disco de Slowdive solo y que suene a Slowdive. Para eso necesito a Nick, Simon, Chris y Rachel.

En los tres años del armado del disco pasaron varios momentos difíciles a nivel personal y familiar entre ustedes, también la pandemia, ¿qué se siente ya tener las canciones afuera y sonando en vivo?

Chaplin: Es un alivio tenerlo afuera. Y es como vos decir, tomó un tiempo y demasiadas cosas que nos afectaron, pero, por otro lado, tampoco es que teníamos muchos planes como banda que tuviéramos que sacrificar, giras o compromisos en esos momentos. De todos modos siempre nos lleva tiempo hacer un disco. O sea, no en los tiempos de My Bloody Valentine, pero no somos de esos grupos que saca un disco por año.

Halstead: Mucho menos en este punto de nuestras vidas. Cuando éramos jóvenes hicimos tres discos y un puñado de ep’s en seis años que mirando en retrospectiva fue una locura (risas). Pero lo llevamos a este ritmo y lo bueno de este momento es que ya las canciones tomaron otra vida y es entretenido ver cuáles pegan mejor con la gente. Y por suerte están funcionando bien con la energía de las canciones más viejas.

Chaplin: Sí. Tratamos de replicar el disco lo mejor que podemos, pero tampoco queremos que sea tan aséptico de tocar todo perfecto, que sea igual todas las mismas noches. No usamos pistas o cosas pre-grabadas. Creo que el mayor atractivo de Slowdive es que verdaderamente la vibra es diferente cada vez que nos ves.

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