Pluzito no anda con giladas: “Necesitamos más abogados con formación hiphopera”

Precursor de las batallas de rap, Alejandro Poza es hoy uno de los mayores difusores del hip-hop en Argentina

Por  YUMBER VERA ROJAS

abril 7, 2023

Foto: Ignacio Arnedo

Cuando Pluzito dialoga, lo hace con tranquilidad, sabiduría y confianza. A contramano de estos tiempos efímeros, inseguros y violentos. No es fortuito que hace unos años haya decidido dejar de competir en las batallas de freestyle para convertirse en una especie de maestro zen del hip-hop. Lo que denota su madurez espiritual, tras poner a su yo altivo en un plano secundario. En beneficio de toda una escena. Algo que pareciera contradictorio para una cultura que vive por y para el ego. “No puedo creer el amor que recibo en la calle”, afirma este cronista y filántropo de la doble hache. “Siempre me agradecen por las historias que cuento. No sólo lo hace la gente joven”. Y añade: “Supongo que tengo esta devolución porque me ven accesible. La verdad es que soy sencillo. No ando con giladas ni ‘tiraeras’. De lo único que me interesa hablar es de hip-hop. Mis acciones van alineadas con mis palabras”.

Durante el año pasado, el rapero originario del barrio porteño de Caballito sumó una veta más a su multitasking: la de conferencista de hip-hop. “Siempre me consideré un maestro de ceremonia (de ahí proviene el término MC: originalmente usado para llamar al arengador de las fiestas de rap, con el tiempo fue adoptado por los cantantes del género). Incluso en la creación de contenidos”, describe. “Todo el tiempo armo una data basada en el flow, el mensaje y en el punchline. Pero venía pensando en llevar el arte del MC hacia otro nivel. Inspirado por raperos como KRS-One, llegué a las conferencias motivacionales. Me parece que es un momento ideal para hacerlo porque hay público, mucha comunicación y una industria formada. Empecé a dar capacitación para emprendedores, para que encuentren su forma de ocupar esos puestos que están surgiendo. Hace 20 años, nada de esto existía”.

¿A qué puestos te referís?

Necesitamos más abogados con formación hiphopera. Me refiero a gente que haya estudiado abogacía, pero que entienda de hip-hop. Es la forma para que no caguen a los pibes en las discográficas. No se puede creer que haya artistas argentinos increíbles que se tuvieron que retirar por dos años por temas de contrato. También se necesitan contadores que conozcan el palo. Se puede vivir de este sueño. Hay leyes en nuestro país que contemplan al hip-hop como industria cultural. Me gustaría que se profesionalice el rubro, y que en el futuro se estudien en las escuelas las letras de los raperos (Under MC, desde hace una década, es docente de rap en escuelas como el Colegio Nacional de Buenos Aires, centros culturales y la Villa 31, 21-24 e Itatí). Confío en que sucederá.

“Representar” se titula esta serie de conferencias que brinda el alias de Alejandro Poza. “Es un abordaje espiritual de la cultura del hip-hop, planteada como herramienta de autotransformación y de autoconocimiento”, explica el artista y entrepreneur. “Nos permite conocernos mejor a nosotros mismos y también es un canal de ayuda para nuestra comunidad. Potencia nuestra salud, nuestro amor y nuestro dinero. Mi intención es presentar este evento por todo el país. Si bien Chuck D estuvo en Buenos Aires en ese formato, quizá una conferencia no sea tan atractiva para la juventud. Como sí lo es el acto de consumir música. Por eso intento capacitar y profesionalizar de manera atractiva, didáctica y amena”.

(Foto: Ignacio Arnedo)

Aunque la operatividad del rap local “viene mejor encaminada de lo que se imagina”, según Pluzito, lo cierto es que este movimiento de arraigo barrial, popular e inclusivo padece la constante y consecuente anulación de su pasado. No sólo como escena, sino también a nivel social e idiosincrático. El único desembarco del legendario MC del grupo Public Enemy se produjo en 2011, de la mano de la organización no gubernamental DIAFAR, para concienciar sobre el racismo y la invisibilización de la afrodescendencia en la Argentina. Todo un tabú. Eso quedó en evidencia en el mundial de fútbol de Qatar, luego de que una nota publicada por The Washington Post generara malestar entre los argentinos al cuestionar la ausencia de jugadores afrodescendientes en la selección. Lo que sí sucede en los equipos nacionales europeos, y se traslada a las movidas de música urbana de ese continente.

“No leí el artículo. Pero si The Washington Post no conoce nuestra historia, acá se conoce menos”, dispara el MC nacido en 1986. “El hip-hop es un género que refleja a una sociedad, y ese rasgo suele ser desestimado. Muy poca gente sabe que en Buenos Aires el 50 por ciento de la población era de origen afrodescendiente. Los mataron, y en las escuelas no lo cuentan. Mucha gente no conoce, ignora o se desentiende de esa parte de nuestra historia. Es un fenómeno propio de la desinformación, por más que haya cada vez más actividades y data circulando al respecto”.

Hasta hace unos pocos años, era imposible imaginar que Argentina podría convertirse en una potencia mundial de la música urbana. Pero, para sorpresa de todos, sucedió. “Yo trato de entender, más que nada, a la sociedad y sus momentos”, reflexiona Pluzito. “A mediados de los 2000, recuerdo que acá se imitaba mucho a los artistas de la escena rapera española: ToteKing, Violadores del Verso… Fue una moda del rap de competición, del rap egotrip. Sin embargo, con El Quinto Escalón el movimiento de acá empezó a ganar su propia identidad. Dejamos de decir que éramos una copia, lo que se reforzó con Wos y Trueno. Wos abrazó muy bien al rock argentino. Y Bizarrap y Duki ayudaron a internacionalizar la escena. El show de Duki en Lollapalooza de 2022 fue mucho mejor que el de A$AP Rocky. Pasan cosas tan copadas que ya no se mira para afuera”.

Ante la consulta de si esa distancia no perjudica a la movida local, el MC justifica: “La gente está más enganchada con los discos de los artistas argentinos. Para muestra está el de Cazzu, que sacó uno muy bueno a nivel conceptual. Es tan independiente, sólido y autónomo lo que se hace acá que nos miran de otros países. Todos quieren colaborar con nuestros artistas. Es tan argentino lo que pasa que los pibes ya conectan con las temáticas”. El excoconductor del programa DAMN! también desestima ese sempiterno símil de la cumbia villera y (más recientemente) de la cumbia 420 como versiones criollas de Compton. “Si bien tienen puntos en común, no los asocio con el rap. Es lo mismo que quisieron hacer con el tango. El hip-hop que se hace hoy es el mejor que se hizo en años. A eso sumale la gran calidad de los productores y videomakers que están dando vueltas”.

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Los boricuas son claves porque desde el principio estuvieron en la creación del rap. Ellos entienden mucho la industria como la entienden en Estados Unidos, y acá la empezamos a entender así también. No existe más el debate de si sos un vendido, de si sos comercial o de si sos underground. Creo que a estas alturas cualquier artista del mundo quiere estar en una BZRP Music Sessions.
En sus periplos por Estados Unidos, Pluzito tuvo la oportunidad de interactuar con tótems del hip-hop del calibre de Snoop Dogg y DJ Kool Herc. Lo que impactó en su carrera o más bien confirmó que tomó el camino correcto. “Agradezco a Dios y al universo por haberlos conocido. Son experiencias gratificantes”, revela. “Snoop me inspiró de tal manera que a mi crew le puse Doggs Crew por él. Cuando nos vimos, le regalé mi visera y todo el mundo me dijo después que la usó en un video en la BBC. Su gesto me conmovió”.

Antes de que las nuevas generaciones lo rebautizaran como hoy se le suele llamar, Alejandro Poza era conocido por la incipiente escena de hip-hop del nuevo siglo mediante el alias de Ale! Pluz. “La primera vez que escuché improvisar a alguien fue en 2002”, evoca. “No había redes sociales, ni tampoco batallas en plazas. Había que ir más bien a las jams y a los barrios, y uno se enteraba a través del boca a boca”. Tras el desembarco en Argentina de Red Bull Batalla de los Gallos en 2005, le llegó su turno para participar dos años más tarde. “Siempre dije que el día que en una batalla se clasificara batallando, iba a clasificar. Y lo conseguí”, se enorgullece. Si en esa edición celebrada en 2007 en el barrio de San Telmo alcanzó el tercer puesto (la final fue entre Misionero y Cebos, donde ganó el freestyler marplatense), al año siguiente buscó revancha.

“En 2007 gané la final nacional de E-Sencial Jam, que en aquella época fue una competencia más grande que Batalla de los Gallos. Eran tiempos en los que uno salía campeón de algún torneo, y medio que se retiraba”, explica quien se supone parte de la segunda generación de freestylers argentinos. “De todas formas, estuve en 2008 en Batalla de los Gallos. Ahí no fui finalista, pero gané respeto. En la calle ya se corría el rumor de que era un picante haciendo freestyle. Se produjo un parate hasta 2012, y luego no volví porque no tenía más que demostrar. Cerré el ciclo. Ya era más grande cuando el freestyle había tomado las plazas, en Ramos Mejía, en zona sur. Estaban A Cara de Perro Zoo, Halabalusa… En ese recambio generacional, durante ese cambio de dinámica, sentí que evolucioné. Me entusiasmaba más hacer mi propia música”.

¿Se oxida el flow?

No sé si se oxida. Cuando Tata ganó Batalla de los Gallos en 2020, ensayaba conmigo. Pero uno va cumpliendo ciclos, como todo en la vida. Mientras competía, empecé a documentar las batallas. Y lo seguí haciendo luego. Tuve un medio de comunicación. Siempre me gustó ser pionero y aportar cosas al movimiento. Corrí mi ego, y aparecieron Tata, Kódigo y Dtoke. Ellos ayudaron a sentar las bases para que el freestyle explotara en eventos como El Quinto Escalón. Más tarde llegaron los Trueno, los Wos y los Klan.

Después de tres temporadas, DAMN! (programa radial anteriormente conocido como El Quinto Escalón) se despidió de sus seguidores en 2021, cuando había pasado al streaming y donde Pluzito tuvo un papel fundamental. Pero él no se fue de las redes. “Sigo generando contenido. Antes lo hice para YouTube y ahora lo hago para otras redes. Sin embargo, en Argentina es donde menos se cobran las reproducciones, por más que estemos exportando la cultura muy fuerte”, afirma quien a los 20 años entró en la cultura hiphopera de la mano del grafiti, para luego fundar, en 2003, el grupo de rap Rimadores Crónicos.

Pese a que no volvió a competir, “El pibe que tiene la data”, tal como se presenta en su perfil en Instagram, regresó en 2021 a Red Bull Batalla de los Gallos en calidad de caster. “Sucedió en la edición argentina que se organizó en la TV Pública, repetí en el Movistar Arena, y lo hice para la cuenta de TikTok de todos los países en los que se realiza”, enumera. “El boom del caster se produjo en los e-sports, y su rol es el de relator, según la vieja escuela. Yo presento la transmisión del evento, no la batalla”. Pero lo que más le apasiona a Pluzito en este momento es su trabajo como host de la edición argentina de la FMS, otra de las competencias de freestyle representativas de habla hispana. “Es pura adrenalina. No te imaginás lo que es pararte en el estadio Obras, ante 7.000 personas”, describe. “Me llevó a recorrer el país, a ser testigo de batallones y a conectar con los jóvenes”