Peces Raros llega al Luna Park: “La música electrónica nos permitió romper paradigmas”

Dos fechas con entradas agotadas en Obras Sanitarias y una en el mítico Luna Park, Peces Raros ya no es un secreto para nadie

Por  FACUNDO ARROYO

mayo 15, 2024

Foto: Gentileza Peces Raros

El 7 de octubre de 2023 Peces Raros tocó “Cicuta” mientras una puesta de luces rojas en distintos tonos enfocaba las siluetas del dúo y a sus músicos fijos. Actualmente son un quinteto para las fechas grandes. Mientras Lucio Consolo decía con voz de espectro agudo “sombras en el cielo, sombras en el cielo/ No son un secreto, no son un secreto”, daba pie para estar de acuerdo. El dúo electrónico de La Plata estaba sellando su despedida definitiva del underground. Mientras esas luces rojas se agitaban, se veía de fondo el cuerpo sold out de Obras Sanitarias. El templo del rock copado por los sintes. El día anterior también había estado agotado. Hacía sólo cinco meses que venían de reventar dos Art Media. Y después de algunas semanas dieron un anuncio definitivo: después de su gira por México y Europa, llevarían su puesta bailable por primera vez al Luna Park (el próximo viernes 24 de mayo). Ya no son un secreto, no son un secreto.

Lo de la ciudad de La Plata trasciende sus características destacadas habituales. La universidad, el cuadrado y sus diagonales, la contracultura, la administración pública y los fantasmas amigables de Patricio Rey, Virus, los Gorriones y Él mató. Hay algo que se propaga y sigue brotando entre jacarandás y tilos. Siguen estando esos 50 kilómetros de perspectiva capaces de generar los sonidos del presente y el futuro. En ese nuevo brote yace nuevamente una banda que se forjó al calor de un circuito con estética definida y se acomodó en la primera línea del rock argentino. En este caso, contiene al rock digital y electrónico. O al revés. Es una propuesta electrónica forjada bajo las enseñanzas y herramientas del rock argentino. Peces Raros es el presente de aquel futuro. Carmen Sánchez Viamonte y Antonia Navarro ya esperan su turno. Los 50 kilómetros de perspectiva que tiene La Plata no son moco de pavo.

Peces Raros, la banda platense que cruza electrónica y rock. (Foto: @godymex)

Hace once años, en la edición 62 del diario independiente De Garage, los Peces declararon que habían trabajado todo el verano para poder grabar su primer disco. Gestionaron una cuenta bancaria y no tocaron un peso. Todo fue para No gracias (2014). Tiempo después, en esa misma Mar del Plata, flasharon en una Time Warp con la música electrónica. Casi nada de lo que les pasa hace diez años es aleatorio. Peces Raros toma decisiones firmes y nunca salen mal. Y, pese al foco electrónico, su carrera se puede repasar a través de los discos porque vienen de ahí, de la cultura rock que registra su obra en LP y anexos.

Durante el primer disco eran un cuarteto de rock (todavía estaban Benjamín Riderelli y Gabriel Chacón), ¿lo sienten parte de su discografía?

Lucio Consolo: Lo veo integrado a nuestra discografía. Porque me parece un gran registro que exhibe lo que hicimos después. Eso es valioso.

Marco Viera: Tardamos bastante en hacerlo. Fueron dos años de tocar mucho, en cualquier lado. Plazas, pensiones, bares. Teníamos un montón de canciones, muchas raras. Y la grabación fue larga también. Antes hicimos un demo de tres temas.

LC: Era una época donde nos estábamos conociendo. Cada uno tenía una cantidad de data que quizás para el otro era desconocida. Yo en ese momento era muy fan de The Beatles y Marco no los conocía. Y él era muy fan de Radiohead y yo no los conocía. En esa época, en La Plata había un paisaje sonoro con el que nosotros no nos identificábamos. Queríamos hacer otra cosa. Época dorada de Él Mató, Falcons, Valentín y Los Volcanes, etcétera. Eso me parece bastante estamental de nosotros. No era el tipo de música que en ese momento se hacía en La Plata. En ese sentido siempre estuvimos en nuestra pecera, y No gracias lo tiene. Esa actitud la llevamos a los otros discos.

Un circuito no se conforma sólo con músicos. Para eso sirvió también la labor de, por ejemplo, Luciana Demichelis. Una de las fotógrafas más talentosas de la movida que actualmente reside en España. Hay una foto de ella que refleja esa pulsión inicial en un recital de Peces Raros. Se trata de una captura en blanco y negro que congeló la presentación de su segundo disco en una Casa Milton totalmente estallada. Allí se ven dos deformados por la noche y un proyector que tenía la antigua casa que se volvió refugio en tiempos de clausura en La Plata. Ahí también están, por supuesto, la espalda de Lucio con su guitarra eléctrica, uno de los primeros sintes y una parte del brazo de Marco. Casi todo está fuera de foco. O mejor: la foto tiene tanto movimiento que terminó ganando un premio. Una foto viva sobre la efervescencia inicial de Peces Raros.

Ese día, el 16 de mayo de 2016, presentaron Parte de un mal sueño. Un segundo disco en el que trasladaron su sonido y trazaron un camino. Juan Facundo Díaz [colaborador de Rolling Stone] dijo que esa noche en Milton fue el catalizador de una escena que comenzaba a mutar e hizo las veces de caldo de cultivo para la explosión posterior del nuevo sonido platense. “Fue el espejo en el que luego se miraron bandas como Fus Delei, B-Sides, Trazante, Joyaz, Laika Perra Rusa, Varese y, más acá en el tiempo, Vita Set como la consolidación de que algo quedó, montones de músicos que esa noche estuvieron allí como público y que luego se hicieron carne de ese calor y esa búsqueda de Peces Raros para abrazar la electrónica con sus propios proyectos”, escribió el periodista.

MV: En Parte de un mal sueño tenemos el primer abordaje electrónico pero bastante rústico. Fue empezar a probar ese nuevo flash. Ahí comienza a llegar un concepto ordenador.

LC: Teníamos una necesidad como banda de encontrar un sonido. Un espacio en blanco para nosotros. No es que no tenga tradición, pero era algo nuevo para nosotros en ese momento. Un lugar donde romper las cosas. Una desobediencia. La encontramos en la electrónica pero viniendo de una situación académica, nosotros somos de la facu de Bellas Artes (UNLP) y tenemos esa formación universitaria. Cuando nos encontramos con la electrónica nos permitió romper paradigmas y trasladar la composición a otro mundo simbólico. Pensar un show, una experiencia, y cómo componer.

El dúo está vestido de negro y se entusiasma con el descubrimiento de la electrónica. Todo pasó en el casco urbano de La Plata, donde ahora mismo comen queso de Miraflores mientras recuerdan. Dicen que el concepto sonoro de la electrónica los volvió locos. “Nosotros escuchábamos mucha música en torno a la canción pero en la electrónica es otra cosa. Y lo que pasó fue algo muy cotidiano. En nuestra sala teníamos dos guitarras eléctricas, en efecto. Recuerdo que nos compramos un micro korn y una caja de ritmo muy fisura. Muy rudimentaria”.

Con eso empezaron a probar. Les cambió la cabeza compositiva y rompieron con la estructura melódica que tiene la canción. “La electrónica es un lenguaje, otro estatus. Los motivos del bajo, la función de la armonía. Nos pareció muy novedoso, estábamos fascinados y no pudimos parar con ese entusiasmo”, asiente Viera.

A Peces Raros las casas, los bares y los centros culturales les empezaron a quedar chicos en La Plata. Con el pasaje de Parte de un mal sueño hacia Anestesia (2018) llegaron las fiestas gestionadas por ellos en lugares como Rincón de los Amigos. “Queríamos saber dónde estaba la exégesis de la electrónica. Queríamos vivirla, entenderla, habitarla, producirla y reproducirla. Dominar el lenguaje”, dicen cuando empiezan a hablar de su tercer disco, el más electrónico de su discografía.

Aseguran que para ese camino Justice, Daft Punk y Chemical Brothers fueron conductos entendibles después para lo que hicieron. Eran referencias rockeras que, de alguna manera, los representaban porque también vienen de ahí. Una electrónica posible para un rockero. “Pero después nos metimos en ese mundo que decimos y casi que dejamos de escuchar canciones”, dicen.

Y desarrollan sobre Anestesia: “Parte de un mal sueño es una expresión de voluntad —Lucio lo dice y se ríe—. Para entender la electrónica había que aprender lo que hicimos con Anestesia, aprender a mezclar tracks. Teníamos que ver el código, la forma y después ver cómo lo pasábamos al vivo, con los instrumentos y todo. La canción tiene forma y el track también tiene una forma. También hay una matriz, sólo hay que descubrirla y aprenderla. Hasta hemos sellado algunos tracks que después se usaron para otras músicas. Hacia Anestesia nos pasó que ya estábamos produciendo nuestros propios DJ sets. Ese disco tiene que ver con la nocturnidad y el DJ set”.

Dogma es hasta ahora el último disco de Peces Raros. Un trabajo que les abrió las puertas a los grandes festivales (del Lollapalooza al Cosquín Rock, y en el medio casi todos los del circuito nacional) con el moño gigante de dos Obras agotados. La presentación del Luna Park funcionó como despedida de este LP y el adelanto de algunos temas del nuevo álbum que ya tienen grabado. Dogma se insertó en el circuito de la música de Buenos Aires, tanto en el de la vida pop como en el de la electrónica, y ellos explican ese resultado: “Creo que porque no abandonamos la canción. Esa forma de comunicación universal. Y creo que en Dogma se consolida. Volvemos a eso. El paisaje sonoro argentino cambia y nosotros vamos con Dogma”.

Consolo se encarga de ampliar las fronteras de la banda: “Siempre escuchamos lo que está sonando. Escuchamos mucha música. Y también abrimos vinilos y escuchamos tango, Chet Baker y Charly [García]. Planteamos un mundo más de la canción en el disco y después en el vivo un poco jugamos con ese formato. Muchos dicen que somos una primera puerta hacia la electrónica. También sirve para sacarle prejuicios a la electrónica como música monótona. A nosotros nos pasó con Justice, por ejemplo. Poder ver que desde la electrónica se pueden hacer muchas cosas”.

Uno de los primeros gestos de masividad de Dogma fue el interés que generó en el rapero Trueno. Tanto que terminaron haciendo una reversión de “Cicuta”. Hay video oficial y también uno en vivo. La onda fue total. Es el único feat. de la historia de Peces Raros, pero marca el primer relámpago de masividad. Algo estaba pasando. “La de Trueno fue la única porque no vemos esa metodología como algo muy artístico si no surge como incertidumbre. En este caso, Trueno se copó con ‘Cicuta’ y nos pusimos en contacto para ver si pintaba alguna. Al principio pensábamos que quería hacer ciertas cosas de nuestra canción pero después nos encontramos con que había cantado arriba del tema original. Y encima también la devolución tenía ideas nuevas, fue como una reversión del tema. Y después se vino todo un proceso divino en vivo. Hasta nos subimos a sus shows del Luna a tocar el tema”.

Hay nombre para el nuevo disco pero Peces Raros le pide a Rolling Stone que no lo revele. Lo que sí hacen es hablar bastante, y con perspectiva, de lo que será su quinto LP de estudio porque, prácticamente, está hecho. Dicen que es un poco testimonio del sonido que vienen trabajando. “Óxido”, uno de los adelantos, es una de las puertas de entrada. Tan importante sigue siendo el formato canción que este tema tiene un verso como el siguiente: “Óxido en los labios, creo que te amo/ En esencia nos captamos/ Mundo de frecuencias”. Es un sonido más minimalista que Dogma. Es un mundo de frecuencias.

Viera explica: “Nos está pasando que en el estudio estamos más rigurosos y prácticos con los arreglos. A veces hay procesos donde las vueltas son muchas y acá estamos en otra. Eso nos dio una estética sólida desde la producción y el audio. Más cercano a lo que nosotros consideramos pop. Un audio mucho más pulcro en hi-fi. También está en conexión con nuestro momento compositivo, más luminoso. Menos nocturno y más estridente”. Va terminando el mal sueño de las noches de after y sale el sol para seguir con el placer. Estaban tan seguros de lo que querían que lo hicieron en dos semanas. Lo grabaron en un estudio casero de un amigo al que le dicen El Gaucho y serán, finalmente, diez tracks.

El dúo habla de la gira por México y España, de los preparativos del Luna Park, del crecimiento de su equipo de trabajo y de repente Lucio se corre el pelo, aparece la mancha roja de nacimiento que tiene debajo de la oreja y cae. Como esa ballena franca austral que llega a Puerto Pirámides y durante algún tiempo será fotografiada un millón de veces cuando vuelve al agua después de su fascinante salto. Lucio cae y dice: “Pasaron diez años y a veces siento que nos olvidamos de que ahí, en el descubrimiento de la electrónica, hubo un cambio. Y también de que nunca nada está tan lejos realmente. Estaba al alcance de la mano. Fue una fuente inmejorable de poder”.

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