ODD MAMI da un salto a la distorsión en ‘donde van los perros’, su nuevo disco

Sin perder su búsqueda introspectiva, la artista que forma parte del colectivo Rip Gang apuesta por nuevos géneros musicales

Por  JUANA GIAIMO

octubre 28, 2024

Gentileza Bohemian Groove

Desde que ODD MAMI empezó su carrera en 2019, fue vagando por géneros musicales y construyendo un camino particular. Como parte del colectivo Rip Gang, tiene sentido que haya comenzado con el trap. En su disco debut, Mosaicos (2022), ya se veía una mezcla entre canciones con autotune y teclados tipo Casio, combinados con el indie de guitarras, que siguió desarrollando en el EP Ultra (2023). Ahora, en donde van los perros, da un salto más grande hacia las guitarras distorsionadas y melodías reflexivas, mostrando la permeabilidad de los nuevos artistas ante los géneros musicales, pero sobre todo, una carrera y una música que va adquiriendo espesura.

Entre lo que parecen ser grabaciones de ambiente con chicos jugando, “crecer” abre el disco con la grabación cruda de una guitarra y voz. Incluso se escucha la pausa del silencio entre la primera frase y la segunda. Podría haber dejado esas grabaciones de fondo, pero es el silencio lo que resalta la fragilidad. Hacia la mitad de la canción, se empieza a sumar una estructura más sólida: una batería grave como latido de corazón, un bajo que da soporte, armonías vocales que acompañan y otra guitarra que imita la melodía principal, preparando al oyente para ese estallido final de distorsión. Así, ODD MAMI nos presenta esa niebla espesa que hay que atravesar y que va a estar presente a lo largo del disco.

Hay una postura contemplativa en todas estas canciones. Cuando las guitarras estallan, la voz no se altera casi en absoluto, como si se paralizara frente a un mundo difuso y difícil de transitar. Incluso en las canciones con ritmo más movido (“inocencia interrumpida”, con la artista mexicana Bratty y un estilo más pop-punk, o “un tiro”, junto a Dillom, compañero de ODD MAMI en la Rip Gang), su voz se mantiene en un volumen bajo y con un tono suave.

Las letras acompañan esa actitud contemplativa. El acto de observar aparece reiteradas veces, sobre todo la acción de ver el sol funciona como metáfora de estar lista para salir a la vida, salir del encierro del cuarto (otro espacio que aparece mucho). Si la primera frase del disco es “Hoy no quise ver la mañana”, más tarde, en “intentar”, canta “quiero morirme despacio, quiero ver otro amanecer”. Pero lejos de ser un disco de autosuperación, con un cierre definitivo, se podría interpretar que se trata más bien sobre aprender a sobrevivir en una realidad que muchas veces puede ser difícil. Esa espesura que hay que atravesar todos los días.

(Gentileza Bohemian Groove)

donde van los perros se siente como un esfuerzo por conectar pequeños momentos fragmentados, como esa grabación que da inicio al disco y vuelve a ser protagonista en “Helena”, un track instrumental de un minuto. Las canciones terminan de forma abrupta, muchas no llegan a los tres minutos y ninguna tiene un puente, sino que se conforman con la simpleza de una estructura de verso y coro. De alguna forma, podría pensarse que este álbum está preparado el terreno para que en el próximo se expanda aún más y para que su voz se anime a crecer a la altura de los instrumentos. Sin embargo, tiene sentido que un disco de introspección se quede con lo pequeño.

La penúltima canción, “yo así”, trata sobre aceptar los defectos propios (“quiero ir a citas sin pagar”, “lloro cada vez que cumplo años y también odio la Navidad”). Tiene una base acústica, una melodía tierna y una voz que se muestra a punto de quebrarse en varias partes. ¿Qué se puede hacer con las fallas que tenemos o con la historia que nos trajo hasta acá? Quizás la respuesta esté en la última canción, “el cielo está muy alto”. Con una guitarra arpegiada, pero ahora eléctrica, ODD MAMI canta “conozco un lugar donde el cielo yo puedo mirar y no duele esa sangre que sentí correr por mi piel”. Hacia el final del tema, su voz se difumina. Ahora, las guitarras suenan nítidas y se entrelazan; y su voz se hace cada vez más chica hasta que, finalmente, se disuelve para formar parte del todo. Parte del mundo.