Murió el Mufercho, primer monologuista de los Redondos y figura clave de la contracultura platense

Sergio Martínez tenía 74 años y se había desempeñado como conductor de programas míticos en Radio Universidad de La Plata. Estudió Filosofía, fue un ferviente lector de Heidegger y, según reza la leyenda, creó el nombre de la banda que se transformaría en un mito nacional

Por  OSCAR JALIL

septiembre 15, 2023

El Mufercho en una de las primeras presentaciones de los Redonditos de Ricota. Al fondo, El Indio Solari.

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“Si el Mufercho estaba en una noche buena, era imposible no reír a carcajadas. Era un tipo muy inteligente, estudiante de Filosofía y Letras, de un gran histrionismo. Y al mismo tiempo era un vago al que le gustaba apostar a los caballos. Pero, si esa noche estaba mal, si no andaba en vena, la gente empezaba a chiflar. Era un sogazo, le tiraban cosas, él trataba de levantar el asunto y se armaba un chicle interminable”, describe el Indio Solari a Sergio Martínez (El Mufercho) desde Recuerdos que mienten un poco, el libro de memorias publicado en 2019 que revela buena parte de la vida underground de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota, momentos en donde el monologuista de la banda platense ocupaba un lugar central de las primeras y legendarias puesta en escena de un bravo colectivo multidisciplinario durante la última dictadura cívico-militar.       

En las primeras horas del miércoles 13 de septiembre se conoció la noticia del fallecimiento de Sergio Martínez. La diabetes que lo afectaba desde hace un tiempo, terminó provocando una septicemia que complicó aún más su frágil estado de salud. Tenía 74 años y un largo recorrido en la vida contracultural platense.  Egresado del Colegio Nacional de La Plata, hijo de una familia de clase media alta, formó su carácter intelectual y provocativo en la Facultad de Filosofía y Letras de la ciudad universitaria. Allí llegó a desempeñarse como ayudante de cátedra de Filosofía Contemporánea, materia dictada por Narciso Pousa, leyenda académica en los viejos claustros de la calle 48.

“Soy muy inteligente, pero también muy holgazán. Podía leer cuatro renglones de un libro de filosofía y deducir lo que iba a decir en la otra página, esa era mi virtud y también mi condena. Mi posición natural es estar tirado en la cama”, dijo Martínez en una entrevista al periodista platense Franco Ruiz.  “Soy buena persona, pero soy ruin, no soy malo con los demás, pero tengo un carácter autodestructivo. Vivo haciendo arreglos con mafiosos, con malos tipos, y siempre salgo perdiendo. Aunque sé de antemano que las malas compañías me van a terminar matando, como le pasó al ‘Doce’ [otra figura relevante de la etapa fundacional de Los Redondos].  No puedo hacer otra cosa, irremediablemente me rodeo de gente que me va destruir. Le doy el cuchillo al asesino y le digo donde está el dinero. Si hay una posibilidad para torcerse, ahí voy a estar yo”.

Una imagen reciente de Mufercho (Foto: gentileza Ariel Valeri).

Mufercho, Vito Nervio o el Payaso Martínez, son apenas señas del tipo que adquirió fama de culto cuando la grey ricotera empezó a preguntarse si había vida antes de Gulp. Para unos cuántos esa etapa experimental y dionisíaca tiene un sabor a trago irrepetible, a gesta heroica con pocos testigos y un coraje a prueba del peor aparato represivo que conoció nuestro país. “Hay gente que cree que existe Patricio Rey, pero si hay uno que es Patricio, sería Fenton, la figura”, le contó Martínez a Gloria Guerrero para el libro Indio Solari – El hombre ilustrado (2005). El Mufercho estaba ahí cuando nació todo en el taller de estampados El Mercurio: la leyenda dice que él y Pepe Fenton inventaron el nombre de la banda. Incluso estuvo en la prehistoria ricotera gestada en una amistad fraternal con Guillermo Beilinson (El Boss, hermano de Skay), en charlas infinitas para proyectar un colectivo artístico por encima de los límites permitidos.

La despedida del Indio Solari:

“La idea básica era la fiesta. Esta banda tenía como sentido demostrar que se podía vivir frente a la dictadura, que había vida antes de la muerte. La idea era que la gente podía reflejarse en un pequeño espejo de libertad, y esa época los tipos entraban en el Lozano y se encontraban con el Docente disfrazado de sultán, acompañados por unos trolos pintados de colores, con bolsas llenas de los redonditos de ricota auténticos. El Docente era un cocinero excepcional. Eso era en medio de la muerte y masacre. Que no las ignorábamos de ninguna manera, porque éramos tipos con cierta instrucción, sabíamos lo que estaba pasando, y no éramos pibes”.

Como maestro de ceremonia ocupaba el centro del escenario en los míticos Lozanazos, se disfrazó de momia en el primer desembarco porteño de Los Redondos en la ciudad de Buenos Aires, una fecha torcida pero inolvidable en el Centro de Artes y Música. Experiencia tan surrealista como la fatídica noche en el bar salteño El Polaco. “¡Los Redonditos de Ricota merodean por el escenario descargado energía!”, dice El Mufercho frente a una audiencia reducida que no entiende por qué hay tanta gente en un escenario. “¡Patricio Rey, que quiere ser un viador sincero de ciertas formas de energía, llamémosle positiva, por hablar de iva… pero el viador quiere ser sincero y el viador es Patricio Rey, es los Redonditos de Ricota, y todo lo que tuvo que invertir Patricio: su pedrería, sus joyas”, dice la arenga antes que empiece la banda y quede escrita para siempre otra epopeya bizarra.

La despedida de Rocambole:

La relación de Sergio Martínez con Los Redondos llegó hasta 1985, cuando compartió escenario junto a Enrique Symns en una pelea de gallos memorable para la presentación de Gulp en Cemento. De ahí en más, cada vez que pudo habló de su pasado ricotero bajo los efectos del desdén y el rencor, sus dardos siempre apuntaban al tridente formado por Solari, la Negra Poli y Skay Beilinson. De nuevo a la radio a un viejo idilio que nació en 1969, cuando ganó el concurso para ingresar en el servicio informativo de Radio Universidad de La Plata. Desde ahí, mucho antes del arranque de Patricio Rey, desplegó toda su versatilidad discursiva para llevar adelante auténticos experimentos radiales. Desde los tempranos 70, la señal universitaria contó con su inventiva para diversificar propuestas que mezclaban música, literatura y filosofía. Entre los proyectos sobresalen Jingle-jangle, un proyecto compartido junto a Guillermo Beilinson. Después llegaron Ondas, Te para mil, Bilenio, en un claro homenaje a J.G. Ballard, y Radio Señal.  En cada ciclo mostró amor por Frank Zappa, The Incredible String Band, Traffic, Robert Wyatt y Cream, entre muchas preferencias que no sonaban a menudo en las radios argentinas.

El periodista, escritor e historiador Sergio Pujol conoció a Mufercho en 1979, casi al mismo tiempo en que empezaba a trabajar como musicalizador de Radio Universidad. “Desde el primer día me cayó muy bien, un tipo muy simpático, muy hablador, hablador pero no charlatán, en todo lo que decía había siempre un subtexto, había una idea interesante, polémica, completamente fuera de los lugares comunes y con un sesgo bastante provocativo, hoy diríamos que tenía cierta incorrección política”, recuerda. “Por ejemplo cuando defendía a Heidegger, ya se sabía perfectamente que el filósofo alemán había integrado el partido nazi. Pero Sergio lo defendía desde la filosofía, no por su trayectoria política, pero lo defendía de una manera muy apasionada, se sentía un heideggeriano”.

Acostumbrados a los combates dialécticos, Mufercho solía recostarse en frases como: “Yo no lo elegí a Martín Heidegger, él me eligió a mí. Me gusta leerlo porque él explicó todo lo que podía explicar un filósofo, básicamente por eso”.  Pujol rescata aquel encuentro inicial con Sergio Martínez, instante que perduró en el tiempo y también funcionó como un rito de iniciación para un jovencísimo estudiante de Historia. “Tenía una gran sensibilidad y algo fundamental para un programa de radio, que es crear un clima con un texto que podía ser una improvisación, utilizar una noticia del diario, informaciones que tenían que ver con la ciencia astronómica o los viajes espaciales, le gustaba mucho ese cruce de los relatos científicos con una buena cuota de poesía y de delirio, porque además empezaba por un lado y terminaba en el lugar menos pensado y siempre venía la música. Era un hombre que ejerció una gran libertad de expresión frente a un micrófono en un momento donde no existían muchas posibilidades de expresarse libremente”.

Pepe Fenton y el Mufercho en los pasillos de Radio Universidad de La Plata (Foto: gentileza Ariel Valeri).

Pepe Fenton formó parte de la formación inicial de Los Redondos, además de ser el bajista de la banda también se convirtió en un adorable compinche de Sergio Martínez. “Mufercho (el chofer mufa de Patricio Rey), no sólo fue el Mufercho. Fue el iniciador de muchos en la filosofía existencial, en los intestinos pegadizos de la poesía surrealista”, dice Pepe que también compartió programas de radio como operador de la emisora universitaria. “Fue mistagogo de la música de Incredible Sting Band, de Bartok, de la música del mundo. También buceó, y muy profundamente, en el líquido mundo del escolazo y la psicodelia”. Ante la pregunta de si alguna letra de Solari habla sobre El Mufercho. “No, que yo sepa”, dice Fenton. “‘Ladrón de mi cerebro’, se me ocurre ahora… El Indio y Sergio tenían una competencia no muy sana, eran demasiados sheriff para un pueblo chico”.

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