Manu Chao se emocionó y cantó en el potrero de Villa Fiorito donde surgió Diego Maradona

Con el rapero Rayo aka. Big Buda como anfitrión, el autor de “La vida tómbola” recorrió el barrio en el que creció el genio del fútbol mundial

Por  HUMPHREY INZILLO

febrero 29, 2024

Miguel Rumbao, Rayo aka. Big Buda, Manu Chao y Lucky Salvadori en El potrero de Dios.

Franco Kleiman (gentileza)

Para los maradonianos, esa religión pagana que se extiende por todo el planeta, Villa Fiorito es la Tierra Prometida. Y la canchita en la que Diego Armando Maradona dio sus primeros fue rebautizado “el potrero de Dios. Hasta allí se acercó Manu Chao, que en Casa Babylon (1994) publicó “Santa Maradona”, un clásico de Mano Negra, y que ya como solista compuso “La vida tómbola” (publicado en La Radiolina, 2007), otro himno en honor al genio del fútbol mundial.


El artífice de la visita (y anfitrión de Manu en el barrio) fue Rayo aka. Big Buda, un emblemático rapero de la zona Sur, que cantó como invitado de Manu en sus dos conciertos en el Estadio Obras. “Cuando termina el show, en el camarín nos dimos un abrazo de hermanos. Un abrazo genuino y real. Y ahí le agradecí por la oportunidad” explica Rayo. En ese momento, de plena emoción, le contó que antes de viajar al estadio había pasado por la casa natal del Diego para pedirle su bendición. “Lo hago siempre, le pido que me proteja. Diego está con nosotros en todos lados”, explica. “Y sin pensarlo demasiado, se me ocurrió decirle ‘Yo vivo en Villa Fiorito, vivo en la tierra de Dios, donde nació el Diego, dónde está el potrero, donde él vivió sus primeros años antes de mudarse a La Paternal, el barrio de Argentinos Juniors. Me encantaría poder invitarlo y agasajarlo con mi familia, maestro”. Manu lo miró a los ojos y le dijo: “Vuelvo de Rosario y te voy a ver”. 

Después de las presentaciones en la Chicago Argentina, Manu volvió a Buenos Aires. El lunes 26, por la mañana, Rayo recibió un llamado de un allegado de Manu avisando que estaban yendo para el barrio. “A las tres horas estaban por acá, Manu y sus músicos, Lucky y Rumbao, junto a Pocho Rocca, de 300 producciones”, cuenta el artista, todavía emocionado.

Manu Chao en el comedor de la casa de aka. Big Buda, un concierto íntimo y familiar. (Foto Gentileza Franco Kleiman).


“Manu vino a mi casa y cantó más de 20 canciones en el comedor, para mi mamá y para mi familia. Fue una experiencia inolvidable”, explica Rayo. “Manu Chao es uno de los pocos artistas que heredé de la familia, por parte de Marcela, mi mamá. A ella le gustaba mucho Mano Negra y cuando salió Clandestino, en 1998, le explotó el cerebro. Por herencia, Manu me acompañó en cada momento clave de mi vida, ya sea con Próxima estación: Esperanza o con Radio Bemba, con La Radiolina…  que incluso en la época del embarazo de mis hijos [Vittorio y Gina], estuvo muy presente. Fue la música que escucharon mis hijos desde la panza. para mí esto es un flash, porque Manu Chao en mi familia era cultura, era un pilar enorme y, gracias a Dios, el día de hoy se transformó no sólo en un amigo, sino en un  integrante más de la familia”.

Manu Chao en Villa Fiorito, con la familia de Rayo aka. Big Buda. (Gentileza Franco Kleiman).

A pesar del perfil bajo, la presencia de Manu en Fiorito fue una revolución. “Tratamos de ser los más ninja posible. Tratamos de ser lo más sigiloso, lo más silencioso, dejarlo en el contexto más íntimo para que el maestro pudiera disfrutarla la jornada de la mejor manera. Pero generó una revolución increíble al llegar a mi casa, le canto como 20 canciones a mi vieja. No se puede creer la clase de ser humano que es Manu”, se emociona Rayo.

Manu Chao, feliz y emocionado, en el Potrero de Dios, en Villa Fiorito. (Foto gentileza Franco Kleiman).

“De ahí nos fuimos al potrero. El estaba muy tranquilo, muy sereno. Pero también muy conmovido. De hecho, se alejó un poquito, se sentó tranquilo, estuvo ahí observando el potrero, filmando. Lo noté conmovido, y eso no tiene precio. Después, empezó a tocar canciones como ‘La vida tómbola’ y ‘Me quedo contigo’ y justo apareció la hija de Goyo Carrizo, el primer compañero de Diego. El amigo que lo lleva a Argentinos Juniors a la prueba con Francis Cornejo. Fue una revolución en el barrio. Todos los que lo veían, le pedían una foto o un videito. Y Manu fue generoso, increíblemente humano. Fue realmente inolvidable”.