La guía Rolling Stone de Kate Bush: los infaltables, las gemas, un recopilatorio y un libro con sus mejores letras

Es una de las voces más brillantes y originales del rock, además de una tímida excéntrica que hizo historia con sus clásicos de art-pop. Y su leyenda no deja de crecer

Por  ROB SHEFFIELD

agosto 10, 2024

Getty Images

Tenés que tenerlo

The Kick Inside (1978)

Kate Bush parecía haber salido de la nada: una chica prodigio de 19 años, del interior británico, con una voz privilegiada y una imaginación salvaje. Empezó a componer canciones a los 11, pero tuvo su gran oportunidad cuando a David Gilmour, guitarrista de Pink Floyd, le encantó su demo. The Kick Inside fue un debut de art-rock totalmente original, combinando su falsetto con el piano de baladas como “The Man with the Child in His Eyes”. Pero todo cambió con “Wuthering Heights”, una historia de terror a lo Brontë que sorpresivamente se convirtió en número uno en el Reino Unido. Y desde ahí, la música de Bush no dejó de volverse cada vez más extraña.

The Dreaming (1982)

The Dreaming fue un corte tan drástico que llevó tiempo reconocerlo como clásico, aunque hoy sea de culto para los fans de Kate. “The Dreaming fue mi disco de ‘se volvió loca’ –alguna vez reconoció Bush–, “mi disco ‘uh, ya no es más comercial’”. En el álbum, usó sintetizadores y samplers para colocar su voz en el contexto de fantasías sobre terroristas, demonios, psicópatas y locas, desde “Sat in Your Lap” hasta “Houdini”. En un momento en que escaseaban las cantantes-autoras-productoras, esta era una declaración fuerte por parte de una mujer decididamente independiente. Todos creyeron que representaría también el fin de su carrera. Pero The Dreaming fue en verdad el comienzo de una leyenda, el instante en el que Bush se hizo su reputación como una valiente innovadora que jamás toma atajos.

Hounds of Love (1985)

Merecidamente, Hounds of Love fue siempre el disco más famoso y querido de Bush. Un buen lugar para empezar a conocerla. Tres años después de The Dreaming, volvió con sus mejores canciones, desde el vibrante synth-pop de “Cloudbusting” hasta “Waking the Witch”. La primera mitad son todos temazos; la segunda es una suite acerca de… ahogarse. “Running Up That Hill (A Deal with God)” es su auténtica obra maestra, el hit en el que descolla éxtasis místico para iluminar la pista sobre un beat gótico-new wave. La canción tuvo una sorpresiva resurrección en 2022, cuando apareció en un capítulo de Stranger Things, para pasarse todo el verano en el Top 10 de Estados Unidos.

The Sensual World (1989)

Bush podría haber seguido nutriendo el exitoso sonido de Hounds of Love. Pero a nadie le sorprendió que no lo hiciera. Para The Sensual World, inventó su propio folk cósmico cargado de violines celtas y coros búlgaros. Los personajes en las canciones suenan como las inocentes niñas de The Kick Inside, pero después de unos cuantos años de dura vida adulta. Recurre a su herencia irlandesa para “The Sensual World,” basado en el orgásmico soliloquio de Molly Bloom en el Ulises de James Joyce. También se sienta al piano para cantar “This Woman’s Work”, una balada de amor y muerte, quizás su canción más devastadora.

Material selecto

Never for Ever (1980)

Su tercer álbum fue otro quiebre, en el que Bush descubrió el entonces nuevo sampler Fairlight CMI. Coproductora por primera vez, parecía jugar a la científica loca en su laboratorio, aprendiendo a usar el novedoso instrumento. “Breathing” fue el hit de 1980 que presentó su nuevo y expansivo sonido, su agitada voz sobre bases electrónicas y letras sobre la vida, el sexo y el apocalipsis. Pero toda esa tecnofilia sólo ayudó a abrir aún más sus composiciones, como se aprecia en “Babooshka” y “Army Dreamers”. Never for Ever marcó el inicio de una increíble racha creativa durante los 80. De acá en más, Bush produciría todos sus discos.

The Red Shoes (1993)

Bush se encontraba en su pico creativo al momento de The Red Shoes. Nadie imaginaba que sería lo último que publicaría por toda una década, al escuchar el dance-pop africano de “Eat the Music” o “Why Should I Love You?”, la largamente esperada colaboración con Prince, uno de sus fans más famosos. “Moments of Pleasure” es un punzante tributo a su fallecida madre, Hannah, en el que cita uno de sus proverbios: “Toda media vieja encuentra su zapato viejo”. Así y todo, el highlight emocional podría ser “Rubberband Girl”, su oda a una mujer imparable después de una ruptura, en plan R&B digno de The Spinners.

Aerial (2005)

Después de doce años de silencio, Bush sorprendió al mundo con Aerial, un regreso tan enigmático como su anterior retiro. Dividido en dos discos, “A Sea of Honey” y “A Sky of Honey”, es una meditación sobre el paso del tiempo y el poder revitalizante de la música. Como en Hounds of Love, pone al frente las canciones individuales y reserva la segunda mitad para una suite conceptual en la que una familia explora la naturaleza durante un día de verano. Bush se interna como nunca en la narrativa pastoral británica cantando a la par de los pajaritos en “Aerial Trail”. Suena renovada, especialmente cuando la cálida “Somewhere in Between” fluye hacia el romance de luna en “Nocturn”.

Para una inmersión

Lionheart (1978)

Bush apuró Lionheart apenas nueve meses después de su debut. Es un lío, aunque también una entretenida exploración de su lado más teatral. “Hammer Horror” es auténtico terror inglés mientras que Bush la rockea en el pobremente titulado “Don’t Push Your Foot on the Heartbrake”. Destacado sorpresa: su breve versión de la canción de Disney “When You Wish Upon a Star”, tan bizarramente conmovedora como la versión de Gene Simmons, editada casi al mismo tiempo.

Live at Hammersmith Odeon (1981)

En 1979, Bush en vivo era un espectáculo teatral. ¿Querés mimo? ¿Querés trucos de magia? ¿Querés la canción ballenera y las lecturas de poesía y a Bush vestida de cowgirl pistolera? Esta gira lo tenía todo. No por nada Kate lanzó este show de Londres como home video antes de editarlo como disco en 1994.

The Whole Story (1986)

¿Quién necesita un compilado de grandes éxitos con una artista como Kate Bush? Bueno… ¿Quién no? The Whole Story convierte su compleja obra en brillantemente ensamblado mixtape continuo de 49 minutos. Es una de las mejores antologías de los 80. The Other Sides, de 2019, reúne remixes, lados B y covers (no sabés nada de nada si no escuchaste nunca la reversión de “Rocket Man”, de Elton John).

50 Words for Snow (2011)

Seis años después de Aerial, Bush volvió con otro disco conceptual, tomando la nieve así como Hounds of Love se basaba en el agua. Canta con Elton John “Snowed in at Wheeler Street” y marca el cierre de un capítulo para meterse en otro hiato, aún más largo que el anterior. Nadie sabe si alguna vez regresará. Pero lo cierto es que no nos debe nada.

Libro

How To Be Invisible (Faber & Faber)

Publicado en 2018, este libro presenta las letras de la mayor parte de la discografía de Kate Bush, seleccionadas por la propia autora. “Una paradoja acerca de Kate es que sus letras son orgullosamente idiosincráticas a la vez que evocan emociones y sensaciones universales”, escribe el novelista británico David Mitchell (Cloud Atlas) en su texto introductorio.

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