Turner y Bill Ross: “Gasoline Rainbow fue hecha desde un amor muy genuino por la adolescencia”

Turner y Bill Ross repasan la historia de su nuevo film, 'Gasoline Rainbow', una road movie que retrata la última aventura conjunta de cinco adolescentes de Oregon amuchados en una furgoneta

Por  BARTOLOMÉ ARMENTANO

junio 24, 2024

Cinco amigos en una furgoneta, una road movie de iniciación de los hermanos Ross.

MUBI (GENTILEZA)

El cine ha sido un terreno fértil para el despliegue de directores hermanos. Hubo duplas exitosas, como los Taviani y las Wachowski. Referencias ineludibles, como los Marx y los Coen. Y, más recientemente, algunos pares de talento considerable, como los Safdie y los Duplass.

A este canon de fraternidades se suman los Ross, el dúo estadounidense compuesto por Turner Ross y Bill Ross IV. Tras una serie de películas celebradas (Western, de 2015, y Bloody Nose, Empty Pockets, de 2020), los hermanos se encuentran de regreso con Gasoline Rainbow, quizás la iteración más consumada de su talento para el retrato humanista e imbuido de lirismo.

La película, que ya se encuentra disponible en la plataforma MUBI, sigue a cinco adolescentes del interior de Oregon que deciden amontonarse en una furgoneta y emprender una última aventura conjunta, con la costa del Pacífico en el horizonte y el recuerdo de la secundaria en el espejo retrovisor. A propósito de su estreno, los hermanos Ross se sentaron con ROLLING STONE para conversar sobre Gasoline Rainbow, y detallar la concepción y producción del proyecto.

Gasoline Rainbow es una película rutera filmada con muchísima ligereza. ¿Cuánta planificación hubo para generar ese tono tan libre de distensión? 

BILL ROSS: Hicimos toda la preparación posible de antemano para luego soltar la película y permitir que siga su propio rumbo. Sabíamos cada mañana en dónde comenzaríamos la jornada y en dónde la terminaríamos, pero lo verdaderamente mágico sucede cuando se desarrolla una escena que uno jamás hubiera imaginado. Mucho de lo que pasa en Gasoline Rainbow no se me hubiese ocurrido jamás, y eso tiene que ver con nuestra búsqueda: lo que uno espera es descubrir algo por fuera de lo planificado. Por ejemplo, no tuvimos nada que ver con la escena en la que escuchan a Enya en la camioneta. Nunca hubiera escrito una escena así, pero estábamos allí para presenciarla y fue graciosísima. 

TURNER ROSS: Si bien el plan de rodaje y el guión técnico se asemejan a nuestro corte final, ninguna de las destrezas de la película estaba en esas páginas. Lo que aprendimos de nuestro proyecto anterior es que mientras más tiempo, energía e intención destinamos a componer un escenario, más libres pueden sentirse los sujetos dentro del mismo. 

BILL ROSS: En nuestra oficina, teníamos una pared enorme con inspiración fotográfica que estaba desglosada y dispuesta según los pulsos emocionales que pretendíamos alcanzar. Lo que queríamos realmente era que estos niños pudiesen hablar sobre sí mismos y sobre el momento que estaban transitando en sus vidas.

En Gasoline Rainbow se percibe una gama de referencias bastante amplia, desde Harmony Korine y Larry Clark hasta Slacker (Richard Linklater, 1990) y Dazed and Confused (Linklater, 1993)? ¿Cuáles son sus influencias?

TURNER ROSS: Para Gasoline Rainbow pensamos en todas esas películas, pero no fueron necesariamente referencias directas.

BILL ROSS: Vimos Touki Bouki ( Djibril Diop Mambéty, 1973) para este proyecto, y no recuerdo si algo más. 

TURNER ROSS: Algunas cosas de Gus Van Sant. Siempre tenemos una lista de películas de las que nos estamos nutriendo cuando estamos por rodar un largometraje, pero ahora no puedo recordar con precisión. Lo interesante de la pregunta es que, hace aproximadamente un año, fuimos al set de Richard Linklater, que se encontraba filmando Hit Man, y le consultamos lo mismo: “¿Qué películas estuviste viendo para este proyecto?”. Y no se le ocurría ninguna. Me encanta ver cómo trabajan otros cineastas, y el proceder de Linklater se sentía igual que su cine: se sentaba a ver la escena, luego hablaba con sus actores y finalmente conversaba con nosotros durante cinco minutos.

BILL ROSS: Tratamos de llenar nuestra mente con todas las influencias posibles para que, cuando estemos en medio del caos, guíen nuestras acciones, aunque no se pueda articular la referencia en su particularidad.

Indiewire describió a Gasoline Rainbow como una respuesta centennial a Jack Kerouac. ¿Cómo se sienten al respecto? ¿Tenían intenciones de filmar un retrato generacional?

BILL ROSS: ¡La audacia de Indiewire! Yo también vi ese titular. Creo que seríamos unos pretenciosos insoportables si nuestra meta hubiese sido esa. 

TURNER ROSS: Al igual que mucha gente, leímos a los beatniks y nos sentimos inspirados por ellos cuando éramos más niños.

BILL ROSS: Pero nunca nos propusimos hacer un retrato generacional…

TURNER ROSS: Principalmente porque no pertenecemos a esa generación, entonces tampoco somos las personas indicadas para atisbar una definición así. 

BILL ROSS: Lo que sí nos propusimos hacer con nuestra película fue poblarla con personas a las que queremos mucho, y crear las condiciones para que puedan brillar y ser escuchadas.

Una escena de ‘Gasoline Rainbow’ (gentileza MUBI).

TURNER ROSS: Decir que nos propusimos filmar un retrato generacional implicaría que tenemos autoridad sobre esa generación, y no es el caso. Lo que sí teníamos era una fuerte curiosidad de escuchar a esta nueva juventud que se encuentra creciendo en un momento en el que pareciera que el mundo se desmorona. ¿Quiénes son los chicos que están por alcanzar la mayoría de edad en este momento pospandémico de tanta discordia internacional? ¿Cómo se sienten? ¿Todavía tienen esperanza? ¿Buscan la aventura? ¿Cuál es la frontera y cuál es el límite para ellos? ¿Qué sueños persiguen? Nosotros no íbamos a imponer nuestras respuestas personales a todos estos interrogantes, pero sí esperamos que los jóvenes encuentren la película y la sientan como algo que les pertenece. Para nosotros, Gasoline Rainbow fue hecha desde un amor muy genuino por este período de la vida que es la adolescencia en general, y desde una curiosidad por este momento en el tiempo tan desconcertante. Claro, siempre es agradable ser mencionado en un panteón de dioses, pero nosotros no nos ponemos ahí.

¿Cómo fue el proceso de casting?

TURNER ROSS: Revisamos cientos de rostros, muchos de los cuales terminaron apareciendo en la pantalla en papeles menores. Pero no estábamos seguros de cuántos protagonistas íbamos a querer; el número oscilaba entre cuatro y cinco. Necesitábamos encontrar personajes realmente indelebles, y que a la vez tuvieran una dinámica fuerte. Terminamos reclutando dos grupos distintos, de ciudades diferentes: los tres chicos ya eran amigos de antemano, y las dos chicas lo mismo. Nos arriesgamos al juntarlos, pero se convirtieron inmediatamente en una unidad ajena a nosotros. Una vez que quedaron seleccionados, todo lo demás se fue acomodando. Fue un proceso largo, porque ocurrió durante la pandemia y porque Bill y yo nos encontrábamos escribiendo y buscando locaciones en simultáneo. Todo se determinaba continua y mutuamente: escribíamos mientras hacíamos el casting, y a la vez el scouting determinaba el casting y la escritura. En ningún momento supimos realmente lo que íbamos a conseguir.

Sus protagonistas se exponen de un modo muy vulnerable en la película. ¿Las historias que comparten de sus vidas privadas son reales o guionadas?

TURNER ROSS: Les dimos el espacio para compartir lo que quisieran compartir, siempre adaptándonos a sus deseos y necesidades, pero no fue algo que haya sido pedido o demandado de nuestra parte. Venían de situaciones difíciles, y queríamos crear una serie de condiciones que facilitaran la catarsis y el procesamiento de todas esas emociones. Hay una escena en un bar en la que Nathaly [Garcia] habla con una mujer mayor, y la locación podría haber sido potencialmente siniestra, llena de violencia y energía masculina. Lo que hicimos, en cambio, fue reconfigurar la situación para que todas las empleadas del lugar fueran mujeres. De repente, el bar se convirtió en un mundo de sirenas; un espacio femenino multigeneracional. Eso ayudó a que Nathaly se sintiera cómoda largando todo ese bagaje no procesado que estaba cargando consigo hasta ese momento. Rodamos allí durante muchas horas, solo para conseguir esos dos minutos. El grado en el que sus relatos fueron verídicos quedó a merced de ellos, pero la experiencia de conexión fue muy genuina.

¿Por qué fue pertinente difuminar los límites entre ficción y documental en Gasoline Rainbow?

BILL ROSS: Es divertido y también asusta, pero vale la pena el estrés.

TURNER ROSS: Hacemos películas artesanales con todo lo que tenemos a disposición. Para nosotros, hay un mundo muy interesante de personas con historias únicas que todavía no han sido contadas, y preferimos ese mundo a tener que contratar a una estrella de cine. Crecimos en un hogar con muchas historias, la mayoría adornadas, pero siempre portadoras de verdad. ¿Son ficción o no ficción? No me importa, son grandes historias. Es lo que intentamos hacer.

Bill Ross IV, uno de los directores de Rainbow Gasoline. (Gentileza MUBI).

¿Realizaron algún viaje como el de la película en su juventud?

TURNER ROSS: Bill y yo hicimos el viaje de la película unas tres veces antes de traer a los chicos con nosotros. También hemos saltado esas mismas líneas de tren, y hemos hecho autostop por todo Estados Unidos. Una vez, recorrimos el Mississippi en un bote y lo terminamos chocando. Hemos emprendido innumerables viajes por la carretera, y realizado mucho senderismo, así que todo lo que se ve en Gasoline Rainbow viene de un lugar de profunda familiaridad. No pretendíamos necesariamente dirigir una road movie, pero sí fomentar un espacio propicio para que nuestros chicos tengan una experiencia que evolucionara en el tiempo, junto al cambio de paisaje. Si algo aprendimos de nuestros viajes es que cuanto más nos lanzamos al mundo, más obtenemos de él; cuanto más interactuamos con los otros, menos alienados nos sentimos. Viajar ha sido nuestra mejor manera de aprender, y pensamos que podría ser una forma muy conducente para que nuestros protagonistas crezcan.

¿A qué se debió la elección del noroeste norteamericano como trasfondo del relato?

TURNER ROSS: Es una región muy particular de Estados Unidos, en términos de paisaje y cultura. Una región que no habíamos tenido oportunidad de explorar en cine, pero en la que hemos pasado mucho tiempo y en donde hemos vivido experiencias similares a las que se ven retratadas en la película. Hay ideas muy estrechas y homogéneas sobre aquel lugar, pero se trata de un paisaje físico y cultural tan diverso y tan ecléctico que nos resultaba ideal como telón de fondo frente al cual rodar. Además, es una zona muy cargada de mitología norteamericana: allí está el Camino de Oregon, allí se llevó a cabo la expedición de Lewis y Clark, allí se apuntaba cuando se hablaba del destino manifiesto. El noroeste norteamericano fue, en un momento dado, la frontera. También impactó fuertemente en la mitología cinematográfica: My Own Private Idaho (Gus Van Sant, 1991), Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), Los Goonies (Richard Donner, 1985), la filmografía de Kelly Reichardt… Todo eso transcurre allí. La música grunge con la que crecimos en los noventa también vino de ahí.


¿Cómo se filmó esa secuencia increíble en las vías de tren?

BILL ROSS: Voy a decirte la verdad, cosa que no solemos hacer. Toda esa secuencia es una mentira…

TURNER ROSS: No le hagas caso.

BILL ROSS: Les prometimos a los padres de los niños que no estarían expuestos a ningún peligro real.

TURNER ROSS: Nosotros hemos saltado muchos trenes en nuestros viajes y es realmente peligroso, además de impredecible. La secuencia en las vías es muy real, pero para filmar los planos en el techo tuvimos que invitar a nuestro hermano menor, un artista muy talentoso, para que venga y construya un vagón. Entonces lo manejamos a la par de las vías. 

BILL ROSS: Nuestro vagón de tren estaba adosado a la parte trasera de un camión.

Turner Ross, director de ‘Rainbow Gasoline’. (Gentileza MUBI)

TURNER ROSS: La gente del ferrocarril no nos quería dar los permisos legales para que los niños se trepen, y la productora tampoco quería asegurarnos, lo cual tiene sentido. Así que tuvimos que idear una alternativa interesante. Sí están en la parte trasera de un tren, volando por las alturas, pero su vagón fue construido y controlado para las puestas específicas. De esa manera tuvimos continuidad y control. No sé si alguna vez estuviste en la parte trasera de un tren, pero es muy ruidoso, y por suerte pudimos capturar ese audio.

BILL ROSS: A esta pregunta normalmente la evitamos, pero qué más da.

TURNER ROSS: No estamos de acuerdo sobre lo verídico de la escena.

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