Es un día soleado pero invernal en Buenos Aires, en medio de una burbuja primaveral El Zar, el dúo formado por Facundo Castaño Montoya y el guitarrista Pablo Giménez, se sienta en un café de Colegiales para revisar pasado y presente de la banda. Entre shows en el exterior y los preparativos para dos fechas fuertes en Buenos Aires (ya sold out, el sábado 14 y viernes 27 de este mes en el Complejo Art Media), el dúo se encuentra grabando el sucesor del exitoso Río Hotel, de 2022, en un estudio de Buenos Aires.
“Nos conocemos hace más de diez años —dice Facundo—, entre 2013 y 2014 nos juntábamos para ver si podría salir algo con la música, era como un proyecto de banda”. Pablo agrega: “Empezamos como un proyecto con influencia electrónica. Arrancábamos tirando música, un típico set electrónico, y terminábamos poniendo canciones nuestras en las que Facu cantaba arriba de una pista, después fuimos sumando instrumentos a los sets, dos guitarras, una loopera, una compu con Ableton, un controlador. La verdad es que estábamos en una etapa de experimentación con mucho antro, mucha noche [risas]. Ahí apareció Iñaki Colombo [guitarrista de Bandalos Chinos], que nos dijo que acá había algo”.
Con Colombo como productor, el dúo grabó su primer disco, Círculos, en 2016. “Fue un salto cualitativo para las canciones, nos dimos cuenta de que necesitábamos un poco más de pulso orgánico. Como que nos pedían que tuviéramos instrumentos”, dice Facundo, y Pablo completa: “Fue como tener una banda y no, un disco híbrido, con mucho sampleo y algunas programaciones”.
El camino estilístico de El Zar es el del proceso de aprender y conceptualizar la composición de canciones. “Al principio creo que nos considerábamos más productores que cancionistas —dice Facundo—, armando loops o texturas. Escribir es como un oficio, algo que se adquiere con los años”.
El segundo disco llegó en 2018. Otra vez con producción de Colombo y con participación de su hermano, Salvador (también de Bandalos), A los amigos fue una celebración para la banda. La producción se realizó con una línea de mecenazgo de la Bienal de Buenos Aires. “El título es una referencia al apoyo de tanta gente. Fue un disco medio apresurado, pero que salió bien”, recuerda Facundo.
Mientras el mundo atravesaba la pandemia de Covid, El Zar sacaba el EP Pura casualidad, que proponía celebrar una fiesta imposible en ese momento. “La declaración” resultó una canción insignia, que hablaba de pasarla bien, un manifiesto antidistanciamiento social, elegante y chic, como un track de Roxy Music o Fleetwood Mac.
Aquel EP fue el espaldarazo que la banda no esperaba. “Esa canción fue el antes y después para nosotros —dice Facundo tomando un café—. Salió en plena pandemia profunda, cuando no podías salir de tu casa porque te metían preso, y con ese impulso nos mandamos recagados a hacer en el Hipódromo un recital de esos pandémicos, o sea reducido. Pero igual teníamos que cortar mil tickets. Fue el primer recital grande y el recibimiento fue increíble”. El EP también fue el primero con su actual productor, Nicolás Btesh: “Nico es super importante para nosotros, nos ordena y emprolija —dice Pablo—, por eso trabajamos con él en Río Hotel (2022) y en el próximo”.
En un mundo donde la mayoría de las bandas acumula singles en plataformas digitales, el arte de pensar un álbum parece perdido en el tiempo. “Para Río Hotel, queríamos armar un disco como los clásicos, teníamos una idea en la cabeza, un concepto, pero teníamos que ir a buscarlo. Salir de Buenos Aires fue una gran idea para salirnos de nuestra zona de confort”, dice Facundo. Pablo: “Ir a Río de Janeiro a componer y grabar nos llevó a otro lugar en materia compositiva, pudimos ampliar los colores en las canciones. Sumar más instrumentos y que todas las canciones sean positivas, enérgicas”
Río Hotel suena a disco de banda madura, que puede sostener una variedad de temáticas y sumar sonidos en cada track, brasses, violines, y mucho groove. “Nos fuimos a Río quince días sin nada, ninguna maqueta, sólo algunas cosas en el celular —dice Pablo—, la idea era sentarnos a componer y tratar de ver si podíamos hacer por lo menos una canción por día”. “Por suerte llovió casi todos los días [risas]. Río con sol es una cosa y con lluvia otra. Íbamos un minuto a la playa a la mañana, se ponía feo y a trabajar. Las horas de vuelo que tenemos entre nosotros y el oficio sirvió para trabajar aunque hubiera sol”, concluye Facundo.
Sobre el nuevo trabajo, previsto para marzo del año próximo, Pablo adelanta: “Es un disco cancionero. Si con Río Hotel la idea era expandir el sonido, con este nos vamos al lado más rockero. Queremos que la batería suene fuerte, más seca, más de sala”.
La gira mundial los tiene muy entusiasmados. Este año tocaron en Lollapalooza y giraron por varias provincias del país, casi toda Latinoamérica y ciudades de Europa. “La verdad es que el disco nos llevó a muchos lugares donde no pensábamos tocar y eso está buenísimo —dice Facundo—. Es raro cómo pegan algunas canciones en distintos lugares. Me acuerdo de que, una vez en Chile, tocamos ‘Imprudente’ y todo voló por el aire. Y la tocás en otro país y no tiene la misma respuesta, es loquísimo”.