De la Tierra: “El metal tiene esencia latina ya por cantar en español o portugués”

Diez años después de su formación, la banda heavy con integrantes de A.N.I.M.A.L., Sepultura y Maná planta bandera con su tercer LP

Por  SEBASTIÁN CHAVES

mayo 5, 2023

Foto: GENTILEZA MANUEL BARRIOS

“No nos gusta que nos llamen supergrupo”, dice Alex González mientras Andreas Kisser asiente con la cabeza. Uno es el baterista de Maná, el otro es el guitarrista de Sepultura, pero en el aquí y ahora ambos convocados como miembros de De la Tierra, el grupo de heavy metal que formaron junto a Andrés Giménez, de A.N.I.M.A.L., y Flavio Cianciarulo, de Los Fabulosos Cadillacs, aunque ahora le dejó el lugar como bajista al puertorriqueño Harold Hopkins, de la banda Puya. “Porque De la Tierra no fue una idea de managers y disqueras, de juntarnos para ver cuánto dinero podíamos hacer”.

Formados en 2012 y con un disco debut homónimo de 2014, el cuarteto latinoamericano que se convirtió en la nueva gran cosa del heavy metal en la región lanzó a fines de marzo su tercer álbum, llamado, directamente, DE LA TIERRA III. Aunque la pandemia retrasó la grabación, los cuatro músicos pudieron sincronizar agendas el año pasado y dar forma a nueve canciones compuestas principalmente por Andreas Kisser y Andrés Giménez. “Fue cuestión de enseñar el material que cada quien traía y grabar en vivo las ideas”, explica Alex. “Hicimos catorce temas y nos quedamos con nueve, fue hermoso volvernos a ver después de la pandemia. Trabajamos siempre sobre la marcha, son temas de no más de tres tomas cada uno, es un disco tocado en vivo en el estudio, muy espontáneo, se sienten las ganas de volver a tocar juntos. Lo difícil del rompecabezas es cómo agendar para poder tocar juntos”. 

Con el armado a distancia y con sus integrantes abocados a sus proyectos principales, De la Tierra encontró una forma de trabajo remoto incluso antes de la cuarentena mundial. Ya desde su primer disco las ideas se armaban por separado y se ponían en común en tiempo récord. El ajuste de esa dinámica hizo que la sostuvieran en el tiempo y se consolide en este tercer disco. “Trabajamos de la misma manera, cada quien en su casa”, cuenta Andreas Kisser. “Yo tengo mi batería electrónica y Pro Tools, hago demos de cinco o seis temas y todos nos manejamos así. Cuando tenemos veinte, treinta temas o ideas, arreglamos para vernos una semana o diez días, puede ser en Miami, San Pablo o Buenos Aires. Elegimos los mejores temas, nueve o diez para el disco, y grabamos. Siempre lo hicimos así y ahora también. No importa de dónde vino la idea, si nos gusta la llevamos a la sala, bien old school, todos juntos tocando. Creamos una química interesante y verdadera”.

“No hay un guion, no es que llega Andrés Giménez como dictador y dice qué hay que hacer”, se ríe Alex. “Es lo que sale de cada quien y eso lo hace espontáneo, porque cada uno tiene mucha información dentro del heavy metal y por fuera también”. Y de esa diversidad de fuentes es que De la Tierra hace su identidad, con el heavy metal alternativo como sonido común, ese que amalgama a Sepultura y a A.N.I.M.A.L., ambos, en su momento y con diferentes proyecciones, capaces de catalizar el sonido pesado y darle un color regionalista sin caer en lugares comunes. De la Tierra funciona, en algún punto, como una continuación de esa escuela, sin forzar nada pero con el objetivo claro. Ya desde la portada, DE LA TIERRA III recupera una estética tribal muy unida al grupo brasileño, por ejemplo.

Para Kisser, de hecho, es muy claro que existe un heavy metal latinoamericano, con su sonido identitario y su propia forma de procesar y expresar el género. “Si intentáramos ser diferentes, no lo lograríamos, se da de forma natural”, dice. “Puede ser a la hora de usar instrumentos locales o no, Sepultura se ganó un lugar especial en la historia del heavy metal porque trajo la música brasileña de una forma diferente, agresiva y pesada. Es lo que hacemos con De la Tierra, de una manera nueva y diferente, el nombre ya dice mucho. Es una banda que ha venido para tener libertad de hacer lo que sea. Es heavy metal con doble bombo y distorsión, pero la actitud te marca el género. Es como Metallica haciendo una balada o Black Sabbath haciendo un tema con piano, no dejan de sonar pesados. No tenemos un guión para sonar latinos, pero sale así a partir de nuestras experiencias. Tocamos, escuchamos después y entendemos lo que somos. No hay mucha teoría además de la de tocar nuestros instrumentos”.

Sobre esta misma idea, Alex completa: “El heavy metal tiene esencia latina ya por cantar en español o portugués. Si bien pasan cosas similares en toda la región, lo que pasa en Argentina no es lo mismo que lo que pasa en México o en Brasil. Son situaciones parecidas, pero el hecho de que cada uno le cante a su ciudad o su barrio hace que se amplíe culturalmente y eso siempre es bienvenido. Había puristas que decían que el rock solo podía ser en inglés, las reglas están para romperse”. Cuando concluye, mira a la pantalla y levanta los dos dedos mayores de sus manos.

Sin embargo, De la Tierra no siente necesidad de levantar ninguna bandera. O al menos así lo sienten ellos. Con Maná y Sepultura como ocupaciones de tiempo completo, y también con la carga y responsabilidad que ambos nombres conllevan, De la Tierra es una válvula de escape que se toman muy en serio. “Yo creo que desde el principio la idea fue divertirnos”, dice Alex. “No teníamos la necesidad de armar una banda, a todos nos va bien con los otros proyectos, pero sí existía la necesidad de tocar otras cosas con otras personas. Son las ganas de crear todo el tiempo. Yo admiro la forma en la que Dave Grohl se levantó después de Nirvana. Porque formó Foo Fighters pero también Them Crooked Vultures, colaboró con Queens of the Stone Age… es admirable eso. De la Tierra se sostiene por la pasión y la buena onda de todos. No seguiríamos si no fuera por eso. La pregunta siempre es ‘¿cuánto van a durar?’. No lo sé, el destino nos va a llevar hasta donde sea y le sacaremos el mejor provecho posible”. 
Andreas Kisser concuerda y explica cómo es la dinámica del grupo. “Siempre supimos que sería todo a otro ritmo”, dice. “De la Tierra tiene tiempos distintos a Maná y a Sepultura, son universos paralelos. Trabajamos de una manera diferente, con gente de los equipos de todas las bandas, y funciona porque no nos creamos expectativas irreales, eso solo iba a ser un sufrimiento innecesario. Es increíble lo que logramos con los límites de tiempo que tenemos. Nunca hubo peleas y ya vamos por nuestro tercer disco. Incluso con Flavio, que marchó del grupo, somos muy amigos, no tenemos los problemas de una banda convencional. De la Tierra es un lugar de aprendizaje para todos, salgo mejor de cada encuentro y eso es un privilegio en medio de una industria tan salvaje”.

La primera intención de De la Tierra fue la de armar una banda de covers de heavy metal, la música que más escuchaban los integrantes del grupo. Pero el primer ensayo fue una piña incluso para ellos. Se juntaron en la sala de ensayo de Sr. Flavio, enchufaron los instrumentos y se pusieron a zapar ideas que cada uno había llevado. “Armamos todo y no tocamos ningún cover”, se ríe Alex. “Todo iba bien, pero el clic lo sentimos con ‘Maldita historia’, sonamos tan ajustados que fue una aplanadora, Flavio saltó de la emoción en medio de la sala mientras tocábamos”. A partir de ahí, el cuarteto se embarcó a grabar canciones, sacar discos cada vez que pudieran y tocar en vivo en momentos puntuales.

Pero, de todos modos, los covers siguen siendo parte del grupo, como parte del costado lúdico. “En los primeros shows hacíamos ‘Señor Matanza’, de Mano Negra”, cuenta Andreas. “Teníamos pocos temas y teníamos que llenar espacio. Pero ahora tratamos de aprovechar a tocar lo nuestro cuando estamos juntos, no vamos a perder el tiempo tocando Metallica”. Alex completa: “En las pruebas de sonido o en medio de un ensayo podemos hacer algo de Van Halen, Led Zeppelin y Black Sabbath. Andreas es un master de los covers”.

Con toda la agenda sobre sus espaldas, De la Tierra no ha tocado en vivo más de treinta veces en sus diez años de historia. “Aprovechamos a tocar en festivales grandes para que pueda vernos mucha gente”, explica Andreas Kisser sobre la dinámica adoptada. “Estuvimos en el Vive Latino, en Rock in Rio y soportes de Metallica. La expectativa de vernos tocar es mucha y las posibilidades son pocas, entonces hay que aprovechar”. 

Por lo pronto, el grupo piensa seguir su derrotero sin metas precisas. Su nuevo mojón, hasta nuevo aviso, es DE LA TIERRA III. Nueve canciones con Andrés Giménez como voz principal en ocho de ellas. El sonido heavy característico del metal alternativo (un poco de nü y un poco de groove) cargado de riffs gancheros y el doble bombo que domina el disco de principio a fin con potencial de vivo. “Pero no nos preguntes por Andrés”, se ríe Alex. “Ya demasiado habla él cuando da sus entrevistas”.