Cómo es el nuevo documental de U2 y Letterman: donde las calles sí tienen nombre

Bono y The Edge le muestran al conductor sus canciones y la ciudad donde crecieron y formaron su banda

Por  DANIEL FLORES

marzo 20, 2023

The Edge, Bono y Letterman, en Dublín

Disney+

Es evidente que Bono atraviesa una fase especialmente auto reflexiva de su vida. A pocos meses de publicar Surrender, su (voluminoso) libro de memorias, la voz de U2 invitó a la leyenda de los late shows norteamericanos David Letterman a entrevistarlo, junto con The Edge, y contar aún más intimidades sobre sus canciones y sus sensaciones como artista. El resultado es Bono & The Edge: A Sort of Homecoming with Dave Letterman, un documental híbrido, que ya se puede ver por Disney+ y que corre por tres carriles principales, entre algún que otro desvío: las conversaciones del ahora barbado e informal Letterman con los músicos; una performance de los irlandeses junto a una orquesta haciendo versiones acústicas de sus clásicos en el teatro Ambassador de Dublín; y los paseos de Letterman por la ciudad –no muy apartado del estilo televisivo del mejor Anthony Bourdain–, visitando tiendas y charlando con personajes más o menos exóticos (bañistas en aguas heladas, el vendedor de una disquería de reggae), en una especie de trabajo de campo para entender más sobre una de sus bandas favoritas.


El punto, claro, es mostrar la relación simbiótica de la dupla con una ciudad que “se transformaba de blanco y negro a color”, como grafica Bono, a principios de los 80, cuando U2 comenzaba a explotar. Y una banda de adolescentes en la búsqueda –con dudas entre seguir a los católicos carismáticos o a The Clash– que alcanzó tal estatus de megaestrellas que… bueno, hoy se puede permitir invitar a David Letterman a su casa y registrarlo con impecable fotografía.


Las tres vías funcionan. Las sesiones del Ambassador elevan aún más el carácter espiritual de estas canciones que todos conocen. La exploración urbana del norteamericano, si bien trivial, funcionaría de maravillas como material turístico dublinés. Y en las charlas, cuando se decide a avanzar más allá del primer chiste, Letterman consigue, sin gran esfuerzo aparente, sacarles unas cuantas revelaciones interesantes sobre sus orígenes, sus canciones e incluso las tensiones internas y las veces que estuvieron al borde de separarse.
El mejor momento de la película, sin embargo, escapa a esas tres líneas principales. Es el encuentro de ambos U2, su visitante y unos cuantos músicos irlandeses en un pub de la ciudad, entre guitarras y pintas de Guinness, todos cantan “A Rainy Night in Soho”, de otros héroes irlandeses, The Pogues, con una felicidad colectiva que ahorra cualquier otra descripción de los encantos de esta ciudad y del amor honesto y, al final, tan simple de Bono y The Edge por la música.

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