Lichi revive al rock psicodélico en ‘¡COCOLICHE!’, su flashero y estimulante disco debut

El músico santafesino, conocido por su perfil de youtuber de activismo queer, se dejó guiar por Melanie Williams para lanzar su ópera prima

Por  Ayelen Cisneros

octubre 9, 2024

Juan Curto

Volvió. Siempre vuelve. Luego de discos de músicos argentinos sub35 que retomaron en los últimos años sonidos cercanos al postpunk, el garage y el emocore, entre otros subgéneros, hay un guiño a otra rama, el rock psicodélico, de la mano de ¡COCOLICHE!, el primer álbum de Lisandro Ruiz Díaz, más conocido en el mundo virtual como Lichi.

Este músico emergente nacido en Rafaela, Santa Fe, que ganó popularidad como youtuber de activismo queer, decidió profundizar en los caminos del rock y para eso invitó a Melanie Williams a producir su disco debut. Con tres álbumes, Comprensión1 (2019), Somos 2 (2021) y TReSMO (2023), Melanie demostró que sabe de psicodelia. Su marca en la estructura sonora del disco es clara y potente: este es un disco indie que fusiona distintos sonidos psicodélicos adaptados al siglo XXI sin presumir virtuosismo o seriedad rockera.

El fanatismo de Lichi por King Gizzard and the Lizard Wizard se ve reflejado en varias canciones del disco, como en el caso de “Turbo”, que comparte con Lucy Patané y Melanie, un tema potente, que también recuerda en la voz a las bandas argentinas fundadoras del rock. En la misma línea, “¿Existe el Pocodrilo?”, se presenta como una canción de rock flashera, de a ratos infantil, de a ratos de plena duda existencial.

Lichi propone un verdadero cocoliche de sonidos acompañados de una lírica por momentos volada y por otros ensimismada, como escarbando en las profundidades de su ser para ver qué sale. El resultado es un existencialismo bastante luminoso, que interpela y genera preguntas: quién soy yo, qué busco, qué significo, qué me significa. En ese sentido, “Carameloraro” es un buen exponente de esta búsqueda del yo lírico que intenta “subir de nivel” como si fuera un Pokémon.

La carrera musical de Lichi arrancó en 2019 con diferentes singles que navegaban por el indie y el electro-pop y comparado con el presente el crecimiento en la composición es notable. De todos modos, sus canciones actuales conservan cierto espíritu del comienzo: en “Dani”, de 2019, un casi hit adolescente, ya aparecían las preguntas por la identidad, pero con un matiz más dramático que las canciones actuales.

Si bien ¡COCOLICHE! conecta con sonidos que tuvieron su auge en otras décadas ya lejanas, no se queda del lado de la nostalgia: es una celebración de la música que lo fanatiza. El rock nacional de los 70 también forma parte de las referencias del álbum. “Cuando la barca” es imposible de ser pensada sin haber escuchado a Los Gatos o Almendra en algún momento de la vida. Por otra parte, “Legendario”, la colaboración con Fonso, no hubiese existido sin “Alta Suciedad” de Andrés Calamaro o “Cerca de la revolución” de Charly García.

En el cierre del disco, “Extra novedoso” se convierte en una oda al rock setentoso con las melodías de la guitarra. Aquí el yo se enfoca en el aburrimiento y esto es llamativo, en épocas de sobre estimulación. Es presentado como un camino que puede tomarse para llegar a la libertad, toda clase de libertad: “Si estás aburrido/ dejalo salir/ estoy encendido/ ahora sí me abrí”. Como las gafas de Lichi en la tapa del disco, en un espiral ascendente, que modifica su estructura y agrega capas, la psicodelia se apodera del disco y lo eleva, dejando como resultado una actualización movilizante y divertida del género.