Yuri, de la Fernández Fierro: “El cantar es un berretín que quizás tenemos la inmensa mayoría de los humanos”

El fundador, contrabajista y director de la Orquesta Típica Fernández Fierro se la juega otra vez más y se pone al frente como cantor en su nuevo disco, en el que homenajean a Palo Pandolfo

Por  SEBASTIÁN RAMOS

octubre 5, 2024

Adán Jones

La escena muestra a cinco veinteañeros pelilargos llevando un piano vertical sobre un carrito con rueditas por las calles de San Telmo, esquivando colectivos, sobre calles empedradas, ante la mirada incrédula de turistas y vecinos, hasta llegar a una cuadra nomás de la plaza Dorrego. Es 2003 en Buenos Aires y la joven Orquesta Típica Fernández Fierro, fundada en plena crisis de 2001, repite el ritual todos los domingos, se instala sobre las veredas angostas de la calle Defensa, cuelgan “un trapo” con su nombre y se ponen a tocar a cielo abierto y ante el público desprevenido. “La Orquesta Típica Fernández Fierro presentando en este escenario de Defensa 949 el primer disco, Envasado en origen, a diez pesos nada más, y el segundo disco, Destrucción masiva, el mejor. Cada uno a diez mangos. ¿Está bien maestro?”, dice el Chino Laborde, el entonces carismático cantor de la orquesta, a manera de introducción de la performance callejera.

Pero poco después, el acto culmina con la policía deteniendo la presentación por “obstrucción de la vía pública” y la rebelión ante las autoridades del mismo público que se encontraba disfrutando del show. “Esto es cultura y la cultura está más allá de las ordenanzas policiales, municipales, nacionales”, le increpa un hombre de la concurrida audiencia a la policía. La secuencia es la escena inicial de Orquesta Típica (2006), un documental sobre los primeros años y la primera gira europea de la Fernández Fierro realizado por el cineasta argentino radicado en Nueva York Nicolás Entel.

Veinte años después la Fernández Fierro es toda una institución del tango argentino en permanente movimiento, aquí, allá y en todas partes, con alma rockera y espíritu punk, adalid de la resistencia y la independencia artística, con un espacio (el Club Atlético Fernández Fierro) que cumplió este año dos décadas al servicio de la música ciudadana, y un nuevo disco, el noveno, en el que en cierta medida presentan oficialmente a su cuarto cantor (en orden, pasaron por el mic de la Fierro el Chino Laborde, Julieta Laso y Natalia Lagos), el mismísimo Yuri Venturin, fundador, contrabajista y director de la orquesta.

“Cuando Natalia nos comunicó que necesitaba alejarse para dedicarse a su propio proyecto, inmediatamente empecé a tomar clases de canto, que nunca dejé hasta el día de hoy, y de eso ya pasaron casi tres años. Parece poquito pero no tanto, porque además somos un grupo que toca durante todo el año, todas las semanas, entonces ese tiempo se traduce en un montón de shows”, cuenta Venturin. “A diferencia de aquellos primeros conciertos me siento mucho más cómodo, con más recursos y más soltura para afrontar ese lugar que requiere un poco de resto”.

Yuri sostiene que como director de la orquesta, ya no tenía ganas de volver a empezar con otro cantor y decidió ponerse al frente. (Foto: Adán Jones)

¿Te habías imaginado en algún momento de todos estos años ponerte a cantar en la orquesta?

El cantar es un berretín que quizás tenemos la inmensa mayoría de los humanos, eso y jugar al fútbol. Así que el deseo siempre existió. Es un lugar difícil de ocupar. Como director, me doy cuenta de que no se puede dirigir a un cantante mucho más que un 10% de lo que se hace, porque es algo muy personal. Entonces lo que pasó también es que realmente no tenía ganas de afrontar una nueva experiencia de tratar de dar con alguien que encajara.

Y ahora a la distancia, ¿cómo recordás aquella escena del documental con el público peleándose con la policía para que los dejaran tocar en la calle?

Bueno, lamentablemente, con mucho déjà vu, en algún sentido. Todo muy cuesta arriba y con el plus de que ya no tenemos 20 años. Pero bueno, es así para nosotros y para toda la sociedad argentina. El recuerdo de los inicios es siempre con cariño, con una sonrisa de recordar todo lo hecho y donde se sentaron las bases para hoy en día poder seguir produciendo música, que es lo que nos interesa. Pero escenas como la del documental se siguen reproduciendo hoy. Parece que son gente apasionada por la represión y no pueden dejar el vicio. En algún punto nosotros seguimos defendiendo la libertad, esa palabra hoy en día bastante bastardeada, pero que seguiremos usando porque nos pertenece.

efendemos la libertad como artistas, de poder hacer lo que queramos. Si no hay libertad para el arte, no puede haber libertad para nada. El arte es esencialmente libertad, si no, no lo es. Siempre mantenemos esa postura y no la vamos a abandonar.

La portada de Basta, el álbum que acaba de editarse, muestra un bandoneón tirado en la calle, en medio de la basura. Una imagen que bien podría remitir a la crisis de 2001 de la que nació esta orquesta. Un gesto estético punk. Otro más, digamos, en una historia en la que el tango y el punk se abrazan desde el inicio. “Yo le tengo bastante respeto al término punk, creo que tenemos puntos de contacto, de hecho desde un principio nosotros generacionalmente hemos crecido con la idea del ‘hacelo vos mismo’ y hacelo ahora y como sea. No hemos esperado a hacer ni grandes músicos ni grandes instrumentistas ni nada para saber lo que queríamos hacer. Por supuesto, no es que esté defendiendo hacer las cosas de manera mediocre, sino el priorizar la construcción. En este caso, la construcción de un proyecto musical”, dice Venturin. “Digo que le tengo mucho respeto al término, porque creo que a veces se utiliza de manera un tanto liviana. Yo, la verdad, respeto el movimiento punk, todo lo que provocó culturalmente, esa revolución cultural que hizo que el desarrollo de un movimiento como el rock tuviera una síntesis que como tal le provocó después un montón de ramificaciones y derivaciones que le hicieron muy bien. Y bueno, en ese proceso de síntesis creo que también se ubica la Fierro dentro de lo que es el tango. No es una propuesta de desarrollo en línea recta haciendo cada vez una música más compleja, sino una síntesis. Eso creo que es lo que más nos une con lo que fue el movimiento punk”.

Aspectos filosóficos aparte, uno también puede encontrar esa unión ni bien arranca Basta, en el track dos, con “Esquina”, primer corte del álbum. “Noche telón, fin del jornal, sangre sudor y un poco más. Odio patrón, desigualdad, almas sin fe, tenacidad. Pique, estación, sueño viajar, largo empujón, luna, llegar, lenta canción, cedí reunión, barrio cordón, misa sin dios”, canta Venturin como si Don Cornelio y la Zona reviviera aquí y ahora. “‘Esquina’ nos habla de la criminalización del merecido y necesario ocio luego de la jornada laboral, todo sostenido por un par de riffs muy potentes”, señala el comunicado de prensa del álbum.

Dice Venturin: “Ese tema lo hicimos con Leandro ‘Lele’ Angeli, que además de que somos amigos, él es el guitarrista y compositor del cuarteto La Púa y ya habíamos trabajado juntos en el disco anterior. Él me preguntó sobre qué quería hablar. Y yo le dije: ‘De tomar cerveza en la esquina’. Estos días una amiga también me preguntaba con qué se relacionaba y hoy me parece que el link es ‘Soy de la esquina’, de Hermética. No fue algo buscado, pero finalmente las cosas terminan conectándose cuando ya existen. Se materializan. Tampoco sabíamos cómo iba a terminar esa historia que comenzó tan solo con cervezas en la esquina cuando armamos la orquesta. Probablemente haya terminado con una situación represiva, que es de lo que hablábamos antes”.

La Fernández Fierro no encuentra la mugre. La Fernández Fierro la busca. Su música tiene complejidades armónicas, contrapuntísticas en los elementos que refieren a la construcción musical, pero el producto final “no es cargarle de complejidades al oyente. Buscamos esa suciedad, esa cosa un tanto, en el buen sentido, desprolija, podríamos decir, porque nos resulta atractivo. Las cosas extremas, tanto en la delicadeza como en la suciedad, resultan atractivas estéticamente”.

En marzo de 2018, la Fierro y Palo Pandolfo coronaron su estrecha relación (el exDon Cornelio escribió una letra para la orquesta y participó como invitado en varios shows) con un concierto conjunto, en el Margarita Xirgu. “Ellos tuvieron la intuición, la astucia y la voluntad de tomar un lugar que estaba virgen, porque la Fernández Fierro es como el eslabón perdido del tango y lograron lo que el tango tendría que haber hecho hace cincuenta años. Al tango le faltó gente como ellos en los años 70. Hoy la Fierro trasciende al tango y eso la convierte en una especie de fenómeno cultural argentino”, decía Palo entonces, y confesaba que estaban en un proyecto para grabar un disco juntos.

Tres años más tarde, mientras caminaba por la avenida Díaz Vélez, Palo se desvaneció, producto de un infarto, y no volvió a levantarse. Apenas unos meses antes, por aquellos días pandémicos, la Fierro y Pandolfo habían grabado una versión de “Cabeza de platino”, del segundo álbum de Don Cornelio, Patria o muerte, para la ceremonia de los premios Gardel. Y ahora, en Basta, a manera de homenaje, la orquesta decidió incluirla.

“La elección de un tema que viene de otro lugar, en este caso del rock argentino, es una cuestión bastante delicada. Creo que la Fierro lo puede hacer sin entrar en un lugar de parodia, podríamos decir, porque hemos desarrollado un lenguaje propio y nuevo, y no es una parodia tanguera de lo que sería un tema de rock, lo cual resulta bastante desagradable. Ahora bien, ¿por qué este tema en particular? Bueno, porque uno hace algún tipo de análisis sobre la obra y sus posibilidades de adaptación hacia la propuesta de la Fierro, que tiene que ver con el tempo del tema, que puede ser modificable como muchos aspectos en una obra. Tiene que ver con el tempo, con el clima, con la lírica. Por poner un ejemplo, se puede hacer ‘Cabeza de platino’ y no ‘Botes quebrados’ (otra canción del mismo disco), qué sé yo. O habría que buscarle la vuelta, todo eso requiere masticar mucho el tema primero internamente, para ver si antes de ponerse a trabajar, si es posible y si el resultado tiene chance de ser positivo. Por otra parte, habíamos hecho ese arreglo para la ceremonia de los Gardel un par de meses antes de la partida de Palo. Queríamos que él fuera parte del disco y la volvimos a grabar”.

Él me había dicho que tenían planeado grabar un disco juntos.

Sí, sí. Una de las últimas comunicaciones que tuvimos fue justamente sobre eso, del disco juntos. Pero bueno, quedó ahí.

Si al principio decías que con la situación del país en muchos aspectos estamos viviendo un déjà vu, ¿qué creés que está pasando hoy con la escena del tango, a casi un cuarto de siglo de la irrupción de la OTFF?

Creo que se ha desarrollado muchísimo. A fines de los 90 o principios de este siglo, el panorama era bastante desolador. Las propuestas nuevas se contaban con los dedos de la mano, y hoy en día es notorio cómo aparecen grupos todo el tiempo y otros permanecen, muchísimos también. Así que desde ese punto de vista ha cambiado radicalmente la escena. Después, lamentablemente no encuentro demasiadas cosas que me resulten atractivas, sí algunas, pero no como volumen.

Palo decía que ustedes tendrían que haber aparecido en los 70.

Lo que pasa es que en los 70 el género no estaba en una etapa de síntesis, sino todo lo contrario, todo tendía a ser cada vez más complejo. Tanto desde las diferentes propuestas de Piazzolla como de los grupos que aparecían más marcadamente en esos años como Generación 0 u otros. Antes hablábamos de la aparición del punk. En el rock aparece recién esa síntesis a mediados de los 70. Así que bueno, en el tango llegó cuando tenía que llegar.

Aunque el rock, en comparación con el tango, quizá fue un poco más abierto para recibir movimientos rupturistas, ¿no?

Sí, como movimiento cultural, el rock ha sido muchísimo más abierto. los Beatles han hecho muchas cosas que estrictamente no serían rock, pero nadie va a decir que los Beatles no son una banda de rock. Ha sido mucho más dinámico. Creo que también, por una cuestión de época, las cosas adquieren otra velocidad. No es lo mismo los años 40, donde toda la información corría mucho más lentamente, o como lo que empieza a ocurrir a partir de los 50 y 60, con la televisión y lo que ocurre hoy en día, con lo que es internet y el modo en el cual damos y recibimos información. Todo eso hace que todo sea mucho más dinámico.

Y así como ustedes, que crecieron con el rock, ¿creés que llegará el momento de refundación del tango, pero con jóvenes que mamaron el trap y la música urbana?

Seguramente van a aparecer expresiones que estén emparentadas con lo que ocurre hoy en día, con la llamada música urbana, si es que todavía no lo hicieron. Yo particularmente no confío mucho en las fusiones, pero sí en el desarrollo de lenguajes que contengan quizá ambas expresiones. No es a un grupo de rock le pongo bandoneón y ya estoy haciendo tango-rock, ni viceversa, no pasa por hacer una orquesta y ponerle una guitarra eléctrica. Es muy barato eso. Ojalá este tipo de nuevas expresiones sean construcciones a conciencia y no mixturas superficiales.

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