Murió Françoise Hardy, la melancólica chica yé-yé que se convirtió en ícono de la canción francesa

De chica yé-yé a una de las voces más cautivantes de Francia, la cantante grabó además colaboraciones junto a Air y Blur

Por  ROLLING STONE

junio 12, 2024

Françoise Hardy

La cantante Françoise Hardy, ícono pop de los sesenta y una de las voces más cautivantes de la canción francesa, murió ayer, 11 de junio, a los 80 años. Su hijo, Thomas Dutronc, confirmó la noticia en un posteo de Facebook donde, junto a una foto de su madre y él, de bebe, escribió: “Maman est partie”. Hardy había luchado contra el cáncer desde 2004.

La artista parisina saltó a la fama como parte de la ola de música yé-yé a comienzos de los años sesenta por su melancólico estilo como compositora y como intérprete. Pero no era una estrella juvenil más. Su debut discográfico, Tout les garçons et les filles, lanzado en 1962, incluyó algunos de sus temas más populares y la colocó al frente del pop europeo. Sin embargo, ya a mediados de los sesenta Hardy mostró que lo suyo iba mucho más allá del pop yé-yé, al comenzar a sofisticar su sonido y su lírica con discos como Mon amie la rose, L’amitié, La maison où j’ai grandi y Ma jeunesse fout le camp.

A lo largo de su carrera, en la que lanzó unos treinta discos, Hardy colaboró con numerosos colegas como Serge Gainsbourg, Patrick Modiano, Michel Berger y Catherine Lara, grabando canciones en inglés, alemán e italiano. También grabó junto a Air (en el track “Jeanne”, lado del maxi “Sexy Boy”, en 1997) y con Blur (en una versión de “To the End”).

Rolling Stone incluyó su nombre entre los 200 mejores cantantes de todos los tiempos. Bob Dylan le dedicó un poema, Mick Jagger la definió como “la mujer perfecta” y David Bowie dijo: “Estaba apasionadamente enamorado de ella. Todos los hombres del mundo lo estaban, y unas cuantas mujeres también”.

En una entrevista con The Guardian, en 2018, Hardy contó que su entonces reciente álbum, Personne d’Autre, reflexionaba sobre la mortalidad y su aceptación. “Canto sobre la muerte de una manera muy simbólica y también positiva. Por ejemplo, hay una canción llamada “Special Train”, que me gusta mucho, pero a mi edad solo podría cantar sobre ese tren tan especial que me llevará de este mundo. Claro que, por supuesto, también espero que me lleve a las estrellas y me ayude a descubrir los misterios del cosmos”.

Más allá de su prolífica carrera musical, Hardy fue también un ícono de la moda francesa, publicó varios libros (incluidos algunos sobre astrología y su autobiografía, un bestseller en Francia) y actuó en varias películas (se la puede ver en What’s New Pussycat?, escrita por Woody Allen), aunque nunca se sintió cómoda en el cine, si bien no pocos realizadores la buscaron. Su personalidad tímida y retraída, sin embargo, la mantuvo con un perfil discreto por décadas, a pesar de ser una de las figuras más valoradas en la cultura francesa contemporánea.

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