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Yeah Yeah Yeahs alcanza un nuevo nivel de madurez

El trio neoyorkino regresó con Cool It Down, su primer LP en casi una década. ROLLING STONE habló con Karen O y Nick Zinner sobre lo que ha sucedido desde Mosquito

octubre 10, 2022

Fotografía por Jason Al-Taan

En nueve años pueden ocurrir muchos eventos: conflictos entre naciones, fenómenos virales en Internet, muertes de grandes personalidades, una pandemia, e incluso el fin del reinado más longevo en la historia de Reino Unido. A menor escala, ese también fue el tiempo que se tomó Yeah Yeah Yeahs para publicar música nueva. “Ha mejorado nuestra compasión por los otros y hemos aumentado nuestra apreciación y gratitud por lo que hacemos”, reflexiona la vocalista Karen O sobre los cambios que ha tenido el trío neoyorkino en casi una década.

Para el momento en que la agrupación decidió tomar un descanso, acababa de publicar su cuarto álbum de estudio, un trabajo de nombre Mosquito, que recibió duras críticas tras su lanzamiento. Ciertamente era diferente a lo que habían hecho antes con discos que los llevaron a la cima, como Fever to Tell (2003) y Show Your Bones (2006), un riesgo creativo considerado por muchos como una jugada perezosa y una muestra de que su fuerza vital se estaba agotando.

Tal vez fue así, tal vez no, pues si bien O y el guitarrista Nick Zinner le explicaron a The Guardian en 2013 que las condiciones en las que se dio fueron “oscuras”, la cantante le aclara a ROLLING STONE que el proceso de Mosquito “fue sencillo” al haber menos drama y agitación en el mundo que ahora.

Aun así, las circunstancias que llevaron a su pausa no quedaron completamente claras, responsabilidad que O le atañe al paso de los días y la vida, con todo lo que esto implica. Ella comenzó a tener planes de empezar una familia, un sueño que se cumplió a finales de 2014 cuando quedó embarazada de su hijo Django, optando así por tomarse un año para su crianza.

Desde sus inicios, O, Zinner y el baterista Brian Chase adelantaron proyectos secundarios, no obstante, a partir de 2013 estos pasaron a un primer plano. La artista continuó participando en bandas sonoras de películas como Her, publicó su primer álbum como solista (Crush Songs) e hizo un LP colaborativo con Danger Mouse (Lux Prima); el guitarrista se involucró en las bandas Head Wound City y The Rentals, fue músico de estudio de Liam Gallagher y Phoebe Bridgers, además de producir algunos discos; y Chase, quien también es productor, publicó varios álbumes propios y contribuyó en muchos otros.

“Es como si tuviéramos una relación abierta”, señala O mientras ríe y sostiene a la vez que continuar haciendo cosas por su cuenta enriquece el ejercicio como artistas, experiencia que beneficia a Yeah Yeah Yeahs como un conjunto. “Suena cursi, pero como músico nunca quieres limitarte a un solo estilo o sonido”, añade Zinner. “También significa tener un escape. Es sano, creo que el no poder trabajar por fuera de una banda es causante de mucha tensión y rupturas en otros grupos”.

Necesitaron de un quinquenio y la celebración de los 15 años de Fever to Tell para reunirse a dar varios shows de nuevo, pero aunque volvieron a estar juntos durante 2018 y 2019, el problema ahora era otro. “Se sintió como si el catálogo ya no estuviera dando la talla”, asevera O, agregando que les hacía falta algo nuevo que llenara sus sets de emoción, esto sin contar que sus fans llevaban tiempo esperando más material. Así se dieron a la tarea de componer más canciones. Sin embargo, la llegada de la pandemia los obligó a posponer sus planes y sin que se dieran cuenta, ya habían pasado nueve años desde Mosquito.

CUANDO SOPLAN VIENTOS DE CAMBIO Con Cool It Down, Yeah Yeah Yeahs finalmente encontró una fórmula para apaciguar las turbulencias internas y enfrentar la agitación del mundo exterior.
DAVID BLACK

En 2014, Karen O le dijo a NME que para publicar un álbum nuevo tenían que esperar a sentir “esa chispa”, impulso que tardó en llegar, pero surgió en el momento oportuno. Hoy, la cantante explica que a pesar de la conmoción e incertidumbre que inundó al planeta hace dos años, no podía encontrar música que reflejara lo que estaba sintiendo, por lo que se propuso un objetivo: si no estaban escuchando canciones que reflejaran tales sentimientos, las crearían por cuenta propia. “Es una forma de sentirse menos solo en medio del caos”, medita. “No lo sé, hay algo en el mundo caótico que nos invita a aprovechar la ocasión para expresar lo que la gente está sintiendo y que se sienta menos solitaria. Está en nuestro ADN”.

La “chispa” originó Cool It Down, el quinto álbum de estudio de Yeah Yeah Yeahs, pero el primero en casi una década. En este nuevo trabajo de ocho cortes, la agrupación quiso plasmar aquella madurez y resiliencia que se adquiere con la experiencia, además de su sentido de compasión y tolerancia por el otro. El proceso se les dio fácil y los tres se entendieron como nunca; aunque pareciera que el disco había nacido en momentos turbios, la realidad es que lo tomaron como un refugio. “En el pasado, cuando había menos drama en el mundo, había más espacio para eso en el estudio. Así que, en definitiva, somos más pacíficos de lo que solíamos ser”, dice O. “Somos más civilizados, absolutamente”, agrega el guitarrista entre risas.

El triunfo, la derrota y la esperanza postapocalíptica convergen en Cool It Down, donde la banda deja de lado los riffs electrizantes y distorsionados para abrirle paso a una amalgama de sintetizadores tan melancólicos como nostálgicos, acompañados por la voz dulce pero poderosa de O. Sus sencillos ‘Spitting Off the Edge of the World’ y ‘Burning’ son dos lados de una misma moneda de dolor y redención, pero el disco cierra con la intergaláctica ‘Mars’, donde el amor más puro apacigua las emociones intensas. Allí, la vocalista recita un poema que escribió durante una semana de madre e hijo, sobre una base que estuvo acumulando polvo por meses dentro de una carpeta de demos que Zinner había hecho junto al productor Justin Raisen.

Hace 20 años, Yeah Yeah Yeahs irrumpió en la escena indie de Nueva York con Fever to Tell, un LP tan aclamado que la posicionó como referente del art punk. Hoy, O y Zinner aseguran que el espíritu se mantiene (sus presentaciones siguen siendo explosivas y O continúa escupiendo su bebida), pero ha evolucionado para bien. “El espíritu punk y artístico es estar en sintonía con la pasión, el sentido del humor y las pataletas de ser joven”, sostiene la cantante. “Pero ahora somos más compasivos y pacientes con nosotros, y menos egoístas por un bien común. Eso se gana con la madurez”.