William Friedkin: El aclamado director de El exorcista y Contacto en Francia, fallece a los 87 años.

Uno de los directores más destacados de la generación de los años setenta nos ha dejado. Recordamos algunas de sus más grandes películas.

agosto 8, 2023

William Friedkin y Linda Blair en el set de El exorcista

Cortesía de Warner

El “Nuevo Hollywood” es un término que se utiliza para describir un importante período de cambio y experimentación en la industria cinematográfica estadounidense que ocurrió principalmente en la década de los 60 y principios de los años 70. Este movimiento representó una ruptura con las convenciones tradicionales de Hollywood y dio paso a una generación de cineastas jóvenes que buscaron explorar temas más oscuros, complejos y realistas en sus películas. 

Para los Estados Unidos, esta fue una época de profundos cambios sociales y culturales: La Guerra de Vietnam, el movimiento por los derechos civiles, el feminismo y el activismo político influyeron en la forma en que se abordaban los temas en el cine. Asimismo, la industria cinematográfica estaba experimentando dificultades financieras debido a la competencia de la televisión, lo que llevó a los estudios a estar más dispuestos a tomar riesgos y a probar nuevas estrategias para atraer al público.

Los cineastas del “Nuevo Hollywood” buscaron retratar la realidad de la sociedad y los personajes de una manera más auténtica, por lo que abordaron sin concesiones temas como la alienación, la rebeldía juvenil, la política y la introspección psicológica. Se dio paso a unos personajes más ambiguos, moralmente cuestionables y complejos y los protagonistas dejaron de ser simplemente buenos o malos, lo que llevó a una exploración más matizada de la psicología humana en el cine estadounidense. Y es que el cine europeo, especialmente la Nueva Ola francesa y directores como Ingmar Bergman y Federico Fellini, tuvieron un impacto significativo en estos directores que adoptaron unos enfoques más artísticos y experimentales en sus obras. Desde un aspecto formal, los cineastas del “Nuevo Hollywood” experimentaron con técnicas visuales y narrativas innovadoras, como el uso de cámaras en mano, la edición no lineal y el empleo de la música de una manera no convencional.

Algunos de los directores más destacados del movimiento incluyen a Martin Scorsese, Francis Ford Coppola, Steven Spielberg, George Lucas, Robert Altman, Sidney Lumet, Roman Polanski, y por supuesto, William Friedkin. Este último, al igual que Spielberg y Lumet, trabajó inicialmente en la televisión y logró transmitir ese sentido de energía e inmediatez a la gran pantalla. Friedkin inició su carrera en los años cincuenta, en una estación local de Chicago cuando tenía apenas 16 años, y al parecer trabajó en más de 2000 programas antes de pasar al cine en los años 60. 

Su debut en el cine como director fue en Good Times (1967) un vehículo para el dúo musical de Sonny & Cher, que marcó el inicio de una serie de proyectos más ambiciosos, como la nostálgica La noche del escándalo Minsky (1968), ambientada en el mundo del burlesque y que narra la historia de una mujer que se inventa el Striptease; o la adaptación de la obra del prestigioso dramaturgo Harold Pinter, Fiesta de cumpleaños (1968), la cual fue filmada en Inglaterra.  

Friedkin se unió al grupo de directores del “Nuevo Hollywood” con tres cintas muy audaces y diferentes, pero dirigidas magistralmente: La primera es Los chicos de la banda (1970), la adaptación de la obra de teatro de Matt Crowley acerca de un grupo de jóvenes gay; la segunda es Contacto en Francia (1971), considerada por muchos como el mejor policíaco de todos los tiempos (ganadora de un merecido Premio Óscar a la Mejor Película) y que incluye la que quizás es la mejor persecución automovilística jamás filmada; y El exorcista (1973), la cinta más conocida del director y, como si fuera poco, la mejor película de terror en la historia del cine, muchas veces imitada, pero jamás superada.  

Al igual que Bodganovich, Scorsese y Spielberg, Friedkin fue un cinéfilo empedernido que, en 1974, nos presentó un documental de más de dos horas filmado en blanco y negro, donde entrevista a su ídolo, Fritz Lang. Esta entrevista llega a ser tan fascinante como la realizada por Truffaut a Hitchcock (de hecho, fue inspirada en ella). 

Su amor por el cine francés no solo se refleja en su matrimonio con la actriz Jeanne Moreau, sino en Carga maldita (1977), la adaptación de El salario del miedo (1953), el clásico del suspenso sobre camioneros de Henri-Georges Cluzot. Pese a que fue un rotundo fracaso comercial, lo cierto es que es uno de esos pocos casos en el que el remake supera a la versión original (algo que sostiene Quentin Tarantino en su libro Meditaciones de cine).  Un año después, Friedkin se reúne con Peter Falk, el famoso detective Columbo de la serie donde Spielberg inició su carrera (y gran amigo y colega de John Cassavetes), para protagonizar la cinta The Brink’s Job, inspirada en un robo realizado en Boston en los años 50 y proyecto que otro director de su generación, el gran John Frankenheimer, había abandonado por diferencias creativas.

En 1980, Friedkin dirige la controversial Cruising (1980), protagonizada por Al Pacino y basada en su propio guion, que generó protestas masivas de grupos defensores de los derechos de la comunidad gay, quienes acusaban al autor de equiparar del deseo homosexual con el instinto asesino. Hoy en día, una revisión tanto de Cruising como de Los chicos de la banda, evidencia a Friedkin como un director para nada homofóbico y con la inteligencia suficiente para crear un relato complejo que se aleja de los estereotipos. Friedkin nunca fue ajeno a las controversias, ya que varios lo acusaron del tono fascista y racista asumido por Popeye Doyle, el protagonista de Contacto en Francia encarnado por Gene Hackman, algo que volvió a resurgir con la censura a la película para su transmisión en streaming, pero algo que muchos reaccionarios olvidan es que una cosa es un retrato de un personaje y otra la ideología que defiende una película. ¿Qué sigue ahora? Probablemente se prohíban Harry el sucio, La naranja mecánica y Taxi Driver por sus protagonistas de dudosa moral.

El contrato del siglo (1983) es un nuevo intento de Friedkin por abandonar los dramas viscerales y oscuros para coquetear con la comedia. La cinta protagonizada por Chevy Chase, Gregory Hines y Sigourney Weaver fue destruida por la crítica, pero su tono satírico que apunta al delirante mundo del tráfico de armas marcó la parada para las estupendas El señor de la guerra (2005) de Andrew Niccol y Amigos de armas (2016) de Todd Phillips.  

No contento con filmar la impresionante y meticulosa persecución de autos incluida en Contacto en Francia, Friedkin, amante del automovilismo como sus colegas George Lucas y David Cronenberg, decide superarse a sí mismo con una secuencia automovilística más impresionante, pero menos reconocida en la obra maestra Vivir y morir en Los Ángeles (1985), una historia de policías infiltrados y cuestionamiento de la masculinidad, que conecta al director con Michael Mann, otro de los maestros del séptimo arte, formado en el mundo televisivo.  

En 1985, Friedkin decide regresar a la televisión para dirigir un capítulo de la actualización de la serie Dimensión desconocida (donde también trabajó Tim Burton), y un año más tarde dirigió un especial de Barbra Streisand para HBO y produjo y dirigió la película C.A.T. Squad, para el canal NBC, la cual tuvo una secuela en 1988, también dirigida por él. 

Rampage (1987) es un interesante drama judicial protagonizado por Michael Biehn (Terminator) acerca de un brutal asesino en serie con serios trastornos mentales, cuyos acusadores quieren declarar sano para solicitar la pena de muerte. Inspirado en sus propias experiencias personales con algunas mujeres que contrató para cuidar de su hijo, Friedkin dirige y guioniza La tutora (1990), su regreso al género de terror, en donde una niñera pone a un bebé en peligro, debido a unas oscuras fuerzas sobrenaturales. 

En 1992 Friedkin ingresa a la TV por cable para asumir On a Deadman’s Chest, un episodio de la serie antológica Cuentos de la cripta; y luego dirigió a Shannon Doherty en Jailbreakers (1994), un capítulo de Rebel Highway de Showtime, un olvidado, pero interesante homenaje a las películas clase “B” que se exhibían en los autocinemas de los años 50 y 60. También vale la pena recordar que, al igual que Tarantino, Friedkin dirigió dos capítulos para la serie policíaca CSI donde volvió a reunirse con William Petersen, el protagonista de Vivir y morir en Los Ángeles; y en 1997 revivió para la televisión al drama judicial 12 hombres en pugna, inmortalizado en el cine por Sidney Lumet.

En 1994, Friedkin dirige a Nick Nolte y a la leyenda del baloncesto Shaquille O’Neal en el subvalorado drama deportivo Blue Chips; y un año después estrena Jade: La piel del deseo, un thriller erótico escrito por Joe Ezterhas, el guionista de Al filo de la sospecha y Bajos instintos. La cinta fue un fracaso comercial y de crítica, pero incluye una secuencia de persecución tan emocionante y bien lograda como las de Contacto en Francia y Vivir y morir en Los Ángeles.

Mucho se ha hablado del declive en la carrera de Friedkin, pero, aunque es cierto que él, como le sucedió a Francis Ford Coppola con El padrino y Acocalypse Now, nunca pudo superar lo logrado en Contacto en Francia y El exorcista (una tarea humanamente imposible), lo cierto es que sus películas tardías no son para nada desdeñables. El sólido drama militar Reglas de compromiso (2000) hace brillar a los actores Samuel L. Jackson y Tommy Lee Jones; La cacería (2003), que ha sido acusada de copiar la premisa de El fugitivo, en gran parte debido a que Tommy Lee Jones vuelve aquí a interpretar a un agente del FBI persiguiendo a un supuesto asesino (Benicio Del Toro), goza de unas impresionantes secuencias de pelea cuerpo a cuerpo y es una cinta de acción redonda.

In-Sectos (2006) y Killer Joe (2011), ambas basadas en obras de teatro de Tracy Letts, son cintas tan perturbadoras e inquietantes como El exorcista, que al igual que los trabajos de David Cronenberg, no temen explorar ideas y conceptos difíciles sobre el sexo y la violencia y, al mismo tiempo, ponen la piel de gallina a los espectadores. La última cinta estrenada en cines de Friedkin es el documental El demonio y el Padre Amorth (2021), acerca del sacerdote que inspiró al escritor William Peter Blatty y a Friedkin para El exorcista y que recientemente encarnó Russell Crowe en una cinta de acción y terror llamada El exorcista del Papa. 

Este lunes, Sherry Lansing, exdirectora ejecutiva de Paramount Pictures y esposa actual de Friedkin, anunció a The Hollywood Reporter que el director ha fallecido a la edad de 87 años. Queda una película por estrenar, la cual es una nueva versión para cine de El Motín del Caine, protagonizada por Kiefer Sutherland, Jason Clarke y Jake Lacy, y que se encuentra programada para presentarse en la octava versión del Festival de Venecia a celebrarse en septiembre. 

William Friedkin ha dejado una marca duradera en la historia del cine con su enfoque único y su estilo de dirección distintivo. Su legado sigue siendo relevante en la industria cinematográfica y continuará siendo una figura influyente en el mundo del cine. Como prueba de ello, una nueva versión de El exorcista viene en camino.

CONTENIDO RELACIONADO