Pocas voces han hecho tanto eco en la música latinoamericana como Vicentico. Ya sea como solista o como líder de Los Fabulosos Cadillacs, el legado que el artista argentino ha dejado en la cultura popular es innegable, sin mencionar que está lejos de terminar. El pasado 21 de mayo, el artista compartió El Pozo Brillante, su sexto álbum que se caracteriza por una enorme gama de sonidos y melodías que sólo podrían definirse en un género: Vicentico.
En una reciente entrevista con Rolling Stone México, Vicentico nos narra algunos de los pormenores que rodearon al álbum, así como su perspectiva acerca del papel del público al momento de convertir a la música en un momento que dura para siempre.
¿Cómo fue el regresar al estudio a siete años de tu más reciente álbum como solista, Último Acto?
Desde Último Acto grabamos un disco larguísimo con los Cadillacs en el que me pasé dos años en el estudio y otros dos años girando. De ahí estuve haciendo música para una película que disfruté mucho también que se llamó La Reina del Miedo. Cuando terminé la película y los Cadillacs paramos de tocar, decidí empezar a grabar un disco nuevo en 2018, por lo cual para mí no fue tanto tiempo. Fue muy poco tiempo fuera del estudio y aparte como tengo un estudio en mi casa, todo el tiempo estoy grabando. Sí, la concentración para grabar un disco entero es otra que grabar desde casa para una película, pero me gustó mucho. Fue un año de grabación super intenso, muy metidos en la música y en las palabras.

En una entrevista reciente comentaste que El Pozo Brillante no está creado para posicionarse en los primeros lugares de las listas de éxitos. ¿Cuál fue entonces la motivación detrás de la creación de este material?
Por supuesto que no tengo interés en estar en los primeros puestos del chart internacional, sería bastante torpe de mi parte hacer un disco pensando en eso. Uno lo puede hacer, pero no es la meta en este momento de mi vida, estoy bastante lejos de eso. Las motivaciones del disco son muy simples, cuando yo escucho a un artista que a mí me gusta, me pasa que entiendo de lo que está hablando, me asemejo a él, me siento parecido a él, me siento feliz de saber que hay otro tipo en el mundo que tiene la cabeza retorcida como yo. Mis intenciones para grabar un disco son muy parecidas, estirar una caña de pesca para ver si pesco a alguien del otro lado y sentir que tengo a alguien parecido, que no estoy del todo equivocado o solo. No me molesta sentirme solo, pero sí me gusta saber que hay otras personas solas por ahí.
En una reciente entrevista mencionaste que mucho de lo que plasmas en tu trabajo es improvisado, e hiciste las cosas de cierta forma porque así se te ocurrió y punto. ¿Has visto en retrospectiva en tu catálogo y te has encontrado con lo que podrías considerar errores? ¿Cómo te hace sentir eso?
Infinitos errores. Algunos me hacen sentir bien y me gustan, otros no los quiero escuchar. Estos últimos tienen más que ver con un modo de interpretar un poco torpe o a veces me pasa que grabo una canción, la empiezo a cantar en vivo, la empiezo a aprender cada vez más, a entender cada vez más y pienso “¿Por qué no la grabo ahora que conozco tanto la canción? Pero con respecto a este disco, hay canciones que son grabadas en una toma y esa usamos, otras que grabamos durante meses y meses e íbamos agregándole detalles. Esta toda la paleta ahí, lo importante es que cada canción tenga personalidad y carácter propio, que se diferencie de esa otra canción, que sean planetas diferentes pero que formen parte del mismo universo. Puede que este disco tenga algunas cosas que no me gustan pero creo que llegué bastante cerca de lo que quería.
«Cuando Salga» es un tema que ha cambiado profundamente su significado gracias al contexto. Como cantautor, ¿cómo te sientes al ver que la gente se apropia de los temas y se convierten en lo que ellos quieren que signifique?
Es un honor. Siento que cuando para mí la canción es una cosa y para la gente que la escucha es otra completamente diferente, la canción ya le pertenece a esa persona. Esa persona le da el carácter, la ve y la siente como quiere o como puede. Es lo mismo con los cuadros o las películas, o la misma comida, es tu cuerpo el que la siente, el que la procesa. Con la música pasa lo mismo y “Cuando salga” es un buen ejemplo porque la escribí antes de la pandemia, sale durante la pandemia y la gente pensó que era una canción sobre este momento. Ahí queda super claro que cuando uno escucha una canción la hace propia al máximo. Eso es interesante en todas las artes.
En este álbum demuestras que no tienes miedo a la tecnología en lo absoluto, pero también he sabido que abusar de esta es algo que no te agrada mucho de los nuevos artistas. ¿Cómo ves las nuevas generaciones latinoamericanas? ¿Qué están haciendo bien, qué están haciendo mal? ¿Qué podrían aprender de su pasado?
Lo que no entiendo demasiado es cuando se va el arte para cualquier lado. Cuando simplemente se usan las tecnologías o instrumentos para algo banal o que no sirve, pero eso no tiene nada de malo, simplemente no lo sigo. A mí me gusta el montón de artistas de ahora muchísimo, y estoy muy influenciado por los chicos de 25 años que conozco y me vuelan la cabeza con lo que están haciendo. Me gusta el trap, me gusta el hip-hop, me gusta todo y aprendo mucho de esto también. Estoy metido en esa música desde los ochenta, en los Cadillacs hay un montón de influencia de música urbana y me gustan mucho los sonidos digitales y si la canción lo requiere, algún instrumento acústico. Lo importante son los mensajes que como artista quieras transmitir, no importa de qué género es o si es joven o viejo, la música es eterna.
Escucha El Pozo Brillante, el más reciente álbum de estudio como solista de Vicentico aquí.